La boda prohibida de Sara Montiel en Roma y Carmen Sevilla sin censura: las estrellas españolas en Italia
El libro de la creadora del podcast 'Ay, campanera' repasa la estrecha relación existente entre las estrellas patrias y el país transalpino con anécdotas impagables
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd1f%2Fc27%2Ff6e%2Fd1fc27f6ee02a2ecbc8ae579deec49bc.jpg)
Hablar con Lidia García García es reivindicar el legado de la copla y volver atrás en el tiempo, pese a que ella solo tiene 35 años. Creadora del podcast ‘¡Ay, campaneras!’, investigadora y activista, Lidia es una de esas personas que resignifican nuestro pasado cultural honrándolo, respetándolo y adaptándolo a nuestros tiempos sin tergiversar o hacer uso de un (desgraciadamente de moda) horrible revisionismo histórico.
García nos habla, en esta entrevista, de ‘Tarantela Sevillana’, libro con título de canción donde recopila los vínculos que nuestras Carmen Sevilla, Lola Flores o Sara Montiel han tenido con Italia. Y el resultado es un anecdotario lleno de historias colosales, como la de la boda que el propio franquismo le organizó a Sara en Roma, el conmovedor origen de la amistad entre Lola Flores y Raffaella Carrá o lo mucho que Carmen Sevilla tenía que ver con el país transalpino.
-Antes de hablar de Italia, cuéntame tus conexiones personales con estas grandes mujeres de nuestro país.
Llevo enamorada de las folclóricas desde niña. La copla es un género que me obsesiona. Me encantan todo lo que cuentan o el valor testimonial que tienen sobre la historia sentimental de nuestro país. Pero también me ha interesado mucho la veta que relaciona a nuestras folclóricas con el cine, porque muchas de ellas, por supuesto, eran a la vez actrices y cantantes. Así que este libro ha sido una oportunidad de explorar más bien esa faceta cinematográfica y centrarme en Italia.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F039%2Fd43%2F483%2F039d43483667875857a61b0e40ee51e5.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F039%2Fd43%2F483%2F039d43483667875857a61b0e40ee51e5.jpg)
¿Y por qué Italia?
Obtuve una beca de investigación de la Real Academia de España en Roma. Ha sido maravilloso porque he podido estar varios meses visitando distintas hemerotecas y archivos, no solo de Roma, sino de Venecia, de Nápoles… Para mí es interesantísimo porque me ha permitido descubrir otras facetas y sorprenderme con figuras tan conocidas como Lola Flores, Carmen Sevilla y Sara Montiel.
Te lo habrán preguntado mil veces pero, ¿por qué tiene una persona de solo 35 años una conexión tan especial con ese mundo de las folclóricas y la copla?
Bueno, gracias por lo de joven. Mira, yo siempre digo que me parece una verdadera fantasía dedicarme a investigar y a divulgar sobre copla porque recibo muchas veces este comentario de lo joven que soy. En realidad no soy tan joven, tengo 35 años, pero es cierto que generacionalmente la copla no me tocaba. Pero es un género musical que se distingue por la capacidad que ha tenido de pervivir en el imaginario colectivo. Y por ser, de alguna manera, familiar para muchos de nosotros. En mi caso tiene mucho que ver con mi madre. Ella siempre tararea copla, cuplés, zarzuelas...desde que era niña la escuchaba y la verdad que me fascinaban esas historias tan tremendas. El resultado de todo esoes el podcast ¡Ay, Campanera!, el libro y ahora el proyecto de ‘Tarantela sevillana’, también sobre copla pero con sabor italiano. Todo se reduce a esa obsesión de niñez que luego se quedó conmigo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Faeb%2F3b4%2Fa3c%2Faeb3b4a3c5faf2cf445232debfde9df6.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Faeb%2F3b4%2Fa3c%2Faeb3b4a3c5faf2cf445232debfde9df6.jpg)
Hay conexiones más evidentes que otras. La de Carmen Sevilla trabajando para Vittorio De Sica por ejemplo...
Carmen Sevilla era, en esa España de finales de los años 50, la sonrisa amable, ese estereotipo de la vecinita de enfrente. Y sin embargo, en Italia mostraba una faceta bastante más sensual. Es cierto que protagonizó ‘Pan, amor y Andalucía’, pero también participó en una película del italiano Alessandro Blasseti, 'Europa de Noche', prohibida por la censura en España. La película es alucinante, un documental bastante continuado en el que Blasseti repasa el ambiente nocturno de distintas ciudades de Europa a finales de los años 50. Salen cabarets de París, de Londres, de Roma, de Berlín...Y aparece Carmen Sevilla bailando en el Corral de la Morería. ¿Qué pasa? Que en las otras ciudades que había vedettes, había streaptease, una artista trans estupenda... Cuando llegó a España no pasó la censura. Por eso me resultaba tan interesante explorar las conexiones con Italia, porque nos revelan cosas de nuestras estrellas que pueden llegar a sorprendernos, como esto de Carmen Sevilla.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff8e%2Fdef%2F0f7%2Ff8edef0f7da5ad003d20250f26d02c03.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff8e%2Fdef%2F0f7%2Ff8edef0f7da5ad003d20250f26d02c03.jpg)
¿Y en el caso de Sara Montiel?
Realmente es la que más trayectoria artística tiene en Italia, en el sentido cinematográfico, porque muchas de las películas de Sara son coproducciones con Italia, empezando por 'La violetera’. Por eso, el galán que acompaña a Sara es un italiano. Allí también fue un éxito apoteósico. Muchas otras de sus películas posteriores son coproducciones, a veces solo con Italia y otras también con Francia. En Italia también trabajó, por ejemplo, en 'La mujer perdida', que es una peli que se rueda en Roma. Es alucinante, con el Coliseo detrás de Sara Montiel. Ahí trabajó, por ejemplo, con Giancarlo del Duca, que en España conocemos más como Giancarlo Viola, el eterno novio de Sara Montiel y con el que tenía esa relación intermitente. Es decir, que en los años 60 estuvo viviendo en Roma bastante tiempo.
También hay una anécdota impagable sobre la boda de Sara Montiel en Italia...
Sí, Sara había estado casada para el régimen franquista y resultaba muy escandaloso que se casara de nuevo en cualquier iglesia española, porque todo el mundo ya sabía que había que venía de un matrimonio, aunque ahora se iba a casar con señorito bien, Vicente Ramírez. El propio franquismo le organizó una boda en Roma, de la que fue oficiante nada menos que el abad del Valle de los Caídos, que viajó hasta Roma para casarla en el 64. Armó la más grande: salió en el Nodo, la recibió el Papa... Parecía que ya iba a ser esa mujer redimida, casada, católica, ama de casa y tal. ¿Qué hizo Sara Montiel? Se fue de viaje de novios y a la vuelta se divorció.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F391%2Fc1e%2F09e%2F391c1e09e252327d625f4353c9c77f9a.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F391%2Fc1e%2F09e%2F391c1e09e252327d625f4353c9c77f9a.jpg)
También hay una anécdota muy divertida de ella en el Festival de Venecia...
En el año 58 estaba casada con Anthony Mann y él iba a inaugurar el Festival de Cine de Venecia con una película que aquí se llamó 'Pequeño campo de Dios'. En ese momento Sara era conocidísima en Europa porque acababa de tener el éxito de 'El último cuplé' y también el de 'La violetera'.Tanto era así que le dijeron a Anthony Mann que le pidiese a su mujer quedarse en el hotel para no eclipsar la película. Y Sara Montiel al principio se queda, pero al rato dice 'Me van a decir a mí de estos que no vaya yo'... Se pone un traje impresionante, con un escote que luego fue censurado en toda la prensa española, y se planta allí sin decirle nada a los otros en el festival. Y por supuesto, revienta absolutamente a los estadounidenses y les eclipsa. Además, ella lo cuenta con mucha gracia diciendo: “Me llamaban ‘la ragazza de las violetas' y los estadounidenses estuvieron de morros conmigo toda la noche”. En el libro recojo las fotos y las crónicas del evento, que son alucinantes.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F008%2Fef4%2F0b5%2F008ef40b5cc79588d3c733c476ba9cda.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F008%2Fef4%2F0b5%2F008ef40b5cc79588d3c733c476ba9cda.jpg)
¿Y el vínculo de Lola Flores con Italia?
Me pareció muy interesante, porque ella había pensado mucho en el cine italiano como posibilidad de lo que soñaba para sí misma. Encontré en una entrevista una frase que me pareció increíble. Decía: "He hecho cantidad de películas, he viajado por medio mundo, soy muy conocida, pero en el fondo de mi corazón no era eso lo que yo quería hacer". Esas son palabras de Lola Flores refiriéndose a su paso por el cine. Y siempre que hablaba de lo que le hubiera querido hacer, recurría a Italia. ¿Por qué? Porque lo que ella hubiera querido ser, y lo dijo en muchísimas ocasiones, es la Ana Magnani española; es decir, esa gran actriz dramática, de un potencial cine neorrealista español que, como sabes, pese a películas como 'Surcos' nunca llegó a suceder.
Aunque poca gente lo recuerde, también fue dirigida por un italiano...
Además de esa potencialidad que ella siempre vio en el neorrealismo italiano, el debut de Lola Flores fue de la mano de un director italiano, algo que se recuerda en pocas ocasiones. 'Martingala', la primera película en la que salió Lola Flores, la dirigió un director y escenógrafo de Italia, llamado Fernando Mignoni. Creo que es quien realmente la descubre para el cine.
También resaltas su amistad con Raffaella Carrá
Su amistad tiene que ver con un episodio muy curioso que cuento en el libro y en el podcast. En los años 70, Raffaella vino de Italia y obtuvo muchísima atención. Por parte de Televisión Española le dieron mucha cancha y esto a las folclóricas les sentó regular. En un momento en que la copla estaba más de capa caída, hay una actuación de Raffaela Carrá en el programa 'Esta noche, fiesta' el programa de hacía en directo José María Íñigo desde Florida Park, ese en el que se cayó el pendiente a Lola. Era la primera vez que cantaba su mítico tema 'Fiesta' y para hacerle una especie de guiño a España, un homenaje, se le ocurrió que sus bailarines, varios hombres italianos, salieran vestidos como de flamenca. Pero parecían disfrazados y mucha de la gente que estaba de público se lo tomó como una chufla total e incluso intentaron parar la actuación. La única persona que defendió en aquella ocasión a Raffaella fue Lola Flores y a partir de ahí se hicieron muy amigas. Por eso Raffaela la invitaba a menudo a sus programas, tanto en España como en Italia. La verdad es que Lola tenía mucho que ver con Raffaela. La única cosa que Lola hace para la Expo es una especial de Televisión Española y la RAI que presenta Raffaela Carrá. Fue entonces cuando Lola Flores dijo que había tenido que ir a la Expo por una italiana, porque por supuesto no la habían invitado a formar parte del espectáculo 'Azabache'.
¿También fue al Festival de Venecia?
La figura de Lola Flores era a menudo utilizada, sobre todo por Cesáreo González, el señor productor, como un vehículo para vender esa idea absolutamente arquetípica de los españoles. De repente, mientras que Lola Flores no estaba siendo la actriz dramática inspirada en lo italiano que ella quería hacer. Sin embargo, sí que era la cara visible de esa idea arquetípica de lo español. Y en el Festival de Venecia ella llevaba tanto la Zarzamora, o salía bailando. Las crónicas italianas son buenísimas porque alucinaban completamente con ella.
El título de un libro lo has sacado de una canción, ¿no?
Exacto, y condensa esas dos realidades. Es una tarantela, pero con aire de copla y Carmen Sevilla la canta con unas castañuelas y con un vestido de volantes.
¿Encontraste más vínculos de artistas españoles con la cultura italiana?
Una vez que me he puesto a tirar del hilo, los he encontrado por todas partes. Incluso descubrí que Joselito colaboró en una película con Pasolini.
¿Crees que ya no existen estrellas como las de antes?
Buena pregunta. Yo por supuesto soy muy de la estrella clásica, con ese punto de distancia, de tener la sensación de que no son lo mismo que nosotros.
Hablar con Lidia García García es reivindicar el legado de la copla y volver atrás en el tiempo, pese a que ella solo tiene 35 años. Creadora del podcast ‘¡Ay, campaneras!’, investigadora y activista, Lidia es una de esas personas que resignifican nuestro pasado cultural honrándolo, respetándolo y adaptándolo a nuestros tiempos sin tergiversar o hacer uso de un (desgraciadamente de moda) horrible revisionismo histórico.