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Escapada a Italia: dos hoteles de lujo para vivir la Toscana y Roma
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Escapada a Italia: dos hoteles de lujo para vivir la Toscana y Roma

La ciudad eterna y la belleza del noroeste del país de la bota se pueden exprimir en apenas unos días en estos dos fantásticos hoteles que son destino y parte fundamental del viaje

Foto: Vista de la Villa La Ferdinanda, en Tenuta di Artimino. (Cortesía)
Vista de la Villa La Ferdinanda, en Tenuta di Artimino. (Cortesía)

El tiempo parece correr más lento en este lugar idílico con una copa en la mano o comiendo un plato de pasta casera, en efecto, bajo el sol de la Toscana. No obstante, la cercanía a joyas como Florencia o Roma hace difícil que el viajero internacional, ávido de experiencias, no quiera dar un salto, tras unas jornadas de calma, y perderse, a apenas dos horas, en un precioso trayecto en tren, por las calles de la ciudad eterna, testigo como pocas de la civilización como la conocemos hoy.

Toscana y Roma, qué escapada tan gozosa, qué apetecible siempre y qué lujo poder hacerla en dos excelentes hoteles que se nutren de ellas y potencian su exquisita esencia.

Hotel Tenuta di Artimino

Tenuta di Artimino, miembro del muy reciente sello Meliá Collection que agrupa a los hoteles más singulares y con mayor personalidad de la marca, es un rincón del paraíso en el corazón de la Toscana. A sólo 20 km de Florencia, entre las suaves colinas de la zona de Carmignano, se encuentra esta antigua finca que fue propiedad de la familia Medici, quienes construyeron la imponente Villa La Ferdinanda que sigue presidiendo el complejo. Alzada a instancias del Gran Duque Fernando I de Medici, se trata de la obra maestra arquitectónica de Bernardo Buontalenti y solo visitarla y admirar los frescos de Cresti y Poccetti, como hicieron antaño Da Vinci o Galileo Galilei, ya es motivo suficiente para acercarse hasta la finca.

placeholder Una de las habitaciones de Tenuta di Artimino. (Cortesía)
Una de las habitaciones de Tenuta di Artimino. (Cortesía)

Junto a la mansión, residencia vacacional de la familia, se encuentra el hotel que, de hecho, con su treintena de habitaciones, ocupa lo que antiguamente fueron las casas del servicio. Hoy se presentan sobrias y elegantes, el descanso perfecto tras una jornada de campo, descubriendo el resto de tesoros de la propiedad con multitud de actividades, desde catas de vino o aceite (cuentan con olivar propio) a ideales picnics.

En manos de la familia Olmo desde los años 80, la tercera generación, ahora al mando, ha optado por centrarse en la agricultura sostenible y responsable, honrando la historia y tradiciones centenarias que allí se sienten. 70 hectáreas de espléndidos viñedos rodean el hotel, con vides nobles como Sangiovese y Cabernet Sauvignon, entre otras, que se dice fueron traídas por la propia Catalina de Médici, aunque el cultivo de la uva aquí se registra desde la época etrusca. Estos son vinos de una Toscana apartada, auténtica, donde la vida se sigue rigiendo por los ciclos de la naturaleza.

placeholder Productos de cultivo propio nutren su oferta culinaria. (Cortesía)
Productos de cultivo propio nutren su oferta culinaria. (Cortesía)

Reserva en Tenuta di Artimino

Queda claro al acercarse al diminuto y encantador pueblo de Artimino, al lado, y donde el hotel cuenta, asimismo, con más de 50 apartamentos que forman parte de la propia localidad para una inmersión total en el estilo de vida autóctono. A ello contribuye también la cocina de Michaela Bottasso, chef del hotel, que incluso enseña a hacer pasta casera y alguna de sus ricas recetas a los huéspedes que lo deseen. Piscina y spa con un completo recorrido de bienestar redondean una experiencia que, con suerte, concluye en una regia cena en la propia Villa La Ferdinanda, algo que puede solicitarse a nivel privado y que sumerge a quien tenga la fortuna de experimentarlo en una suerte de capítulo de Los Bridgerton a la italiana.

Villa Agrippina

Ya en Roma, Villa Agrippina de Gran Meliá celebra este año su décimo aniversario, aunque no hacen falta excusas para elegirlo en una visita. Se trata de un verdadero resort urbano en el que llenarse de Roma y, a la vez, descansar de ella. Ubicado a cinco minutos a pie de la Plaza y la Basílica de San Pedro, y a pasos del animado Trastévere, es la opción perfecta para los viajeros más exigentes, con una combinación perfecta de glamour, historia y atracciones locales.

La tranquilidad que evoca su jardín de flores, parte de los jardines Orti Domiziani (el primer botánico de Roma), su inusual piscina, nada habitual en hoteles aquí, el paseo por sus senderos con las plantas preferidas por los antiguos romanos, como el laurel, el mirto, el romero, el madroño y el lentisco… Son solo algunos de los ingredientes, en nueve mil metros cuadrados, para alcanzar una desconexión insospechada en una capital como esta. Son también ingredientes, en el sentido más literal, utilizados para dar un toque de sabor a las recetas de sus cocinas, entre ellas una de las mejores carbonaras que pueden tomarse, la que firma el apodado 'rey de la carbonara' Luciano Monosilio, recién incorporado para liderar la nueva oferta gastronómica del hotel con el restaurante Chef’s Table a la cabeza, además del restaurante Gala y ‘pool bar’, más casual.

placeholder Coctelería de nivel en Villa Agrippina. (Cortesía)
Coctelería de nivel en Villa Agrippina. (Cortesía)

Reserva en Villa Agrippina

Sus 110 habitaciones y una villa privada guiñan un ojo a su historia. Este cinco estrellas se levanta sobre la antigua casa de Agrippina, la madre de Nerón, y por eso todas las estancias representan galerías de arte temáticas con piezas inspiradas en las obras más icónicas expuestas en los museos de la ciudad.

En línea con esta apuesta por la cultura y la tradición de la marca Gran Meliá Hotels & Resorts, el hotel ha unido fuerzas este año con la Real Academia de España con la exposición 'Nuestra Roma', muestra del talento de los artistas españoles afincados allí. Haciendo patria, las obras de Julia Huete y José Herrero se fusionan con las estancias del hotel, logrando que sus elegantes interiores respiren Mediterráneo.

placeholder Vista de la piscina y el hotel. (Cortesía)
Vista de la piscina y el hotel. (Cortesía)

Su spa My Blend by Clarins es otro oasis de belleza y bienestar en el que las fórmulas de alto rendimiento, enriquecidas con los más puros extractos de plantas y aceites esenciales aromáticos, son la clave de sus tratamientos. Y como en todo Gran Meliá, el servicio vip Red Level permite a los clientes más especiales disfrutar de un lounge privado con picoteo y coctelería, amenities, bienvenida y asistencia totalmente personalizada, cual emperador de la Roma a la que aquí se homenajea.

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El tiempo parece correr más lento en este lugar idílico con una copa en la mano o comiendo un plato de pasta casera, en efecto, bajo el sol de la Toscana. No obstante, la cercanía a joyas como Florencia o Roma hace difícil que el viajero internacional, ávido de experiencias, no quiera dar un salto, tras unas jornadas de calma, y perderse, a apenas dos horas, en un precioso trayecto en tren, por las calles de la ciudad eterna, testigo como pocas de la civilización como la conocemos hoy.

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