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Amán, shawermas callejeros y restaurantes de lujo
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Amán, shawermas callejeros y restaurantes de lujo

El encanto de la bulliciosa Amán, te asalta con aromas de las tiendas de especias y de dulces que obligan a hacer más de una parada

Foto: Amman. Foto: Eli Morales
Amman. Foto: Eli Morales

Un viaje por la fascinante Jordania, siguiendo sus carreteras de norte a sur, es descubrir paisajes inolvidables de desiertos pedregosos, de palmerales y olivos que salpican los campos fértiles del Valle del Jordán, y que conducen a lugares de ensueño como la mágica Petra, a ciudades romanas sorprendentemente bien conservadas como Jerasa, escenarios de ‘relax’ en el Mar Muerto o a aventuras en el Wadi Rum de Lawrence de Arabia.

El mejor punto de partida para conocer el reino Hachemita de Jordania es su capital, Amán, que concentra cerca de dos millones de habitantes, la mayoría de la población del país, incluidos inmigrantes sirios y palestinos que conviven pacíficamente. La estética decadente de las construcciones de la parte histórica de la ciudad contrastan con los altos y flamantes edificios del presente, moderno y próspero. Ese es el encanto de Amán. La mejor perspectiva se consigue subiendo a la colina donde se construyó la ciudadela que aún conserva los restos del esplendor romano que vivió cuando era la antigua Filadelfia.

Abajo, ya en el centro, late la bulliciosa Amán. En la plaza pública, se encuentra el teatro romano y a lo largo de la avenida principal y sus aledaños, se concentran pequeños comercios de artesanía, zapatos, tejidos, ropa, frutos secos. Asaltan los aromas de las tiendas de especias y de dulces que obligan a hacer más de una parada. Es casi obligada en Habibal, la mejor pastelería para probar y comprar ‘baklavas’, los típicos dulces árabes.

A escasos metros está el mercado de frutas y verduras y la mezquita del Gran Hussein. Sin duda, un lugar para detenerse a observar el ambiente que se concentra en torno a estos dos puntos que son el pulso de la vida diaria y muestra el verdadero espíritu amable y hospitalario de los jordanos con el turista. Son alegres y aman la vida al aire libre.

En la zona más moderna, por Rainbow Street, una de las calles más conocidas y agradables para pasear, había antiguamente exclusivas viviendas y comercios que hoy se han convertido en exquisitos restaurantes donde acude la gente guapa. Uno de ellos, quizás el mejor, es Sufra. Tiene diferentes espacios decorados con gusto, en un ambiente cálido y agradable. Con rapidez, las mesas se llenan con diferentes platos para compartir, los ‘mezze’ o entrantes que nunca faltan en una mesa árabe: ‘falafel’, ‘hummus’, ‘muttabal’ (crema de berenjenas), encurtidos, ‘mansaf’ (el plato nacional compuesto de cordero servido sobre arroz, nueces y una salsa de yogur), rollitos de espinacas, ‘kubbeh’ (pastel de carne). No sirven alcohol pero mejor opción es un refrescante zumo natural de lima y menta que acompaña muy bien estos platos especiados. Puede terminar la velada con un té y fumando ‘shisha’ o continuar el paseo hasta otro interesante local: Jara Café, con una terraza de excelentes vistas y un ambiente que gusta a locales y turistas.

Los ‘shawermas’ más populares de la ciudad los preparan en Reem, un pequeño puesto especializado en esta carne braseada, acompañada de cebolla, tomate y salsa enrollado en un fino pan de pita.

Hay que armarse de paciencia y esperar turno porque los jordanos cruzan la ciudad para llegar hasta aquí.

Guía practica

Restaurante SUFRA. Rainbow Street, Amán. Jordania

Shawerma Reem. Second circle, Amán

Jara Café. Al-Rainbow Street, Amán.

Un viaje por la fascinante Jordania, siguiendo sus carreteras de norte a sur, es descubrir paisajes inolvidables de desiertos pedregosos, de palmerales y olivos que salpican los campos fértiles del Valle del Jordán, y que conducen a lugares de ensueño como la mágica Petra, a ciudades romanas sorprendentemente bien conservadas como Jerasa, escenarios de ‘relax’ en el Mar Muerto o a aventuras en el Wadi Rum de Lawrence de Arabia.

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