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Cinco platos que amas y que no existirían si no fuera por la cocina de aprovechamiento
  1. Gastronomía
Recetas sostenibles

Cinco platos que amas y que no existirían si no fuera por la cocina de aprovechamiento

La búsqueda de ahorro en la cocina nos ha regalado diferentes recetas que se han convertido en auténticas joyas de la gastronomía

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Foto: iStock.

Piénsalo: si tu abuela no hubiera aprovechado los restos de comida para hacer unas croquetas, nunca habrías saboreado uno de tus platos favoritos en el mundo. El buen uso de los alimentos conlleva ese tipo de ‘premios’. Esa misma filosofía es la que fomentan desde Eroski con iniciativas como Desperdicio cero’, con la que han logrado salvar más de 6.700 toneladas de alimentos al año. La cadena de distribución española ofrece descuentos en los productos con caducidad próxima para incentivar su consumo, además de donar los que no se consumen a organizaciones sociales locales como la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).

¿Te gustaría colaborar con esta buena causa? Cuando vayas a hacer la compra, echa un vistazo a los productos frescos con etiqueta de descuento por caducidad próxima que tienen en sus tiendas. Todos ellos están dentro de la fecha de consumo preferente y en perfecto estado, por lo que estarás contribuyendo a evitar su desperdicio mientras ahorras. Incluso puede que encuentres algunos de los ingredientes clave de las recetas de aprovechamiento de las que vamos a hablar y consigas un plato todavía más sostenible.

Te contamos el origen de algunas de las recetas más queridas de la gastronomía que, de no ser por esa forma de apreciar la comida, quizá no estarían en nuestro recetario. Platos con los que además de disfrutar, tienes la satisfacción de aprovechar al máximo cada alimento.

1. Croquetas de cocido

Aunque hoy en día las croquetas son un plato típico de la gastronomía española y por el que nos reconocen a nivel internacional, lo cierto es que no llegaron a nuestro país hasta finales del S.XIX. Su origen es francés y se remonta a 1691, cuando aparecen por primera vez en un recetario de François Massialot como bolitas de carne picada empanadas. Más adelante, en torno a 1817, un cocinero francés llamado Antoine Cámere, incorporó la bechamel.

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Foto: iStock.

Sin embargo, la receta tal y como la conocemos en la actualidad, se produjo en España a partir de 1918, en una época de hambruna en la que se empezaron a añadir a la bechamel restos de cocido, asados y otros guisos que permitían aprovechar toda la comida y añadir un extra de nutrientes a la receta. También se aprovechaba el caldo, por lo que las croquetas eran más sabrosas y terminaron relegando a la versión francesa. Un regalo para el paladar que, gracias al aprovechamiento, puede tener muchos matices en cada hogar. Seguro que las de tu casa también son las mejores del planeta, ¿verdad?

2. Migas de pastor

Es posible disfrutar de este tradicional plato en diferentes regiones de España como Extremadura, Castilla o Aragón, y en cada una de ellas tienen matices propios que merece la pena saborear. En sus inicios, independientemente del lugar exacto, era un plato propio de los pastores o ganaderos de los pueblos que necesitaban aprovechar al máximo el pan que llevaban en sus zurrones cuando se ponía duro y conseguir un almuerzo contundente que les permitiera tener energía durante su jornada de trabajo.

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Foto: iStock.

¿La solución? Desmigar el pan y humedecerlo con grasa animal en un puchero, al que también añadían restos de carne. Al tratarse de una receta barata y sencilla, se hizo cada vez más popular y fue evolucionando con diferentes ‘extras’ como el chorizo, el huevo o las uvas.

3. Tortilla de patatas

Su origen exacto se desconoce, aunque parece que las primeras menciones por escrito a este emblemático plato de la cocina española se remontan a finales del S.XVIII atribuidas a un pueblo extremeño. También existe una historia que la atribuye al general Tomás de Zumalacárregui, que le encargó a una campesina una receta nutritiva y barata para alimentar a sus tropas, aunque no ha podido comprobarse.

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Foto: Pexels.

Lo que parece claro es que fue una receta que surgió a partir de los alimentos disponibles para la gran mayoría de la población en la época: patatas, huevos y cebolla. O lo que es lo mismo, una receta de aprovechamiento de los alimentos disponibles que ha llegado a convertirse en una de las joyas más preciadas de nuestra gastronomía.

Además, también es muy versátil, porque a la base se le pueden añadir otros ingredientes como los espárragos o el calabacín, entre otras verduras. Si optas por hacerlo, aparte de conseguir una tortilla más completa a nivel nutricional, puedes obtenerlos a un precio inferior con la iniciativa frutas y verduras 'feas' de Eroski, que tienen disponible en determinados momentos del año. Su objetivo es concienciar sobre el consumo de aquellas piezas menos atractivas, que a pesar de no ser tan estéticas, cuentan con todo el sabor, la textura y los nutrientes.

4. Torrijas

Esta delicia típica de Semana Santa nació en tiempos de escasez, pues su principal ingrediente es el pan duro. Se trata de uno de los dulces más antiguos -la primera descripción de la que se tiene constancia se produjo en la Edad Media- y en el pasado era habitual que las tomaran las mujeres que acababan de dar a luz por el aporte energético que suponía el pan, la leche, el huevo y el azúcar.

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Pero, ¿por qué comenzaron a consumirse más en Semana Santa? No hay una respuesta definitiva, pero sí varias teorías. Una de ellas argumenta que empezaron a prepararse más en esta época del año para aprovechar el excedente de pan que no se consumía por la abstinencia de carne en Cuaresma. Otra defiende que las monjas empezaron a prepararlas para evitar desperdiciar el pan duro y se empezaron a asociar a esta época del año. Sea como sea, lo que es seguro es que es una forma deliciosa de aprovechar este alimento y caminar hacia el desperdicio cero que defienden en Eroski desde hace 20 años.

5. Bizcocho de plátano

Más conocido como banana bread, este dulce de origen estadounidense ha ganado terreno en los últimos años en nuestro país. Es la forma perfecta de aprovechar los plátanos maduros y convertirlos en una deliciosa merienda. Precisamente ese momento en el que parece que los plátanos se van a poner malos es cuando más dulzor aportan, lo que permite reducir o eliminar el azúcar de la receta. Así, además de evitar el desperdicio de esta fruta, se consigue un bizcocho más saludable.

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Estas recetas permiten salvar gran cantidad de alimentos desde casa, consiguiendo un impacto positivo tanto en la economía familiar como en el medioambiente. Y no es un tema menor, ya que el desperdicio alimentario es el responsable del 10% de las emisiones globales de gases efecto invernadero, por lo que contribuir a su reducción con un consumo responsable puede ser muy significativo para minimizar los efectos del cambio climático.

Piénsalo: si tu abuela no hubiera aprovechado los restos de comida para hacer unas croquetas, nunca habrías saboreado uno de tus platos favoritos en el mundo. El buen uso de los alimentos conlleva ese tipo de ‘premios’. Esa misma filosofía es la que fomentan desde Eroski con iniciativas como Desperdicio cero’, con la que han logrado salvar más de 6.700 toneladas de alimentos al año. La cadena de distribución española ofrece descuentos en los productos con caducidad próxima para incentivar su consumo, además de donar los que no se consumen a organizaciones sociales locales como la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).

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