Esteban Madrigal, astrólogo: "Estos son los dos signos que peor lo pasan con los 'casi algo'"

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“Los casi algo son esos vínculos que no llegaron a tener un nombre, pero que sí dejaron huella. Amores a medias, abrazos incompletos, promesas que parecían eternas y se quedaron en un tal vez. No fueron novios, no fueron ex, no fueron pareja oficial, pero sí fueron desvelo, ilusión, química, intimidad, confidencias y hasta piel con piel”. Esteban Madrigal, astrólogo y creador de Astrología Millennial, define así el concepto que tantos corazones reconocen haber vivido y que, según explica, duele “porque no se trata de que no hubo amor, sino de que no hubo lugar, no hubo tiempo, valentía o sincronía para sostenerlo”.

Durante uno de los episodios más comentados de su pódcast, Madrigal recorre los doce signos del zodiaco para analizar cómo vive cada uno estas relaciones inconclusas y revela qué dos signos son los que peor lo pasan: Cáncer y Piscis.

El astrólogo explica que “Cáncer no quiere un casi algo. Cáncer, si es un amor que no se logró, que no evolucionó, que no conectó y se va, sienten como si hubieran perdido literalmente un amor real”. Explica que las personas de este signo “entregan el corazón a pecho abierto” y que cuando algo no se concreta, “se refugian en el pasado y pueden regresar a emociones del pasado”.

El astrólogo señala que Cáncer se aferra a los recuerdos y que les cuesta soltar. “Cáncer guarda mucho las heridas de estos amores que no fueron por mucho tiempo”, afirma, aunque transformar el dolor ayuda: “Quédate con lo bonito, que es mejor haber vivido eso a nunca haber experimentado ese nivel de amor, de cariño o de conexión”.

El segundo signo más afectado, según Madrigal, es Piscis. “Piscis y los casi algo… este es el signo de la idealización, de la fantasía. Conoce a alguien y se entrega. Y si hay algo que Piscis hace es el sacrificio, el sacrificio de entregarse a la otra persona”, explica. “Si la otra persona dice: ‘Vamos viendo’, Piscis es como ‘ok, pero las películas dicen que un amor lo tienes que trabajar y tienes que estar ahí’”.

Para el astrólogo, ese romanticismo sin límites tiene un precio emocional: “Ahí es donde se pierden en esa historia y se pierden en esa narrativa y olvidan lo que realmente quieren. Literalmente se pierden ellos mismos por estar esperando a la otra persona”. Madrigal añade que, cuando no funciona, a “Piscis le cuesta mucho cerrar el ciclo” porque “nunca deja de creer en el amor, pero se quiebra por darle todo a la otra persona”.