Alfonso Díez ya se considera un Alba

Desde que se convirtió en novio oficial de la duquesa de Alba, Alfonso Díez ha evolucionado tal como si fuera un Picachu, el más famoso de los Pokemon. En los primeros momentos se presentó como un hombre tranquilo y discreto y más tarde -como le ocurre al muñeco amarillo- desplegó todas sus armas. Tras el verano y su posado amoroso en la playa de Zahara de los Atunes, el funcionario se ha hecho fuerte y ya habla como si fuera el tercer duque consorte o lo fuera a ser en breve.

La envolvente de Díez sobre Cayetana ha dado sus frutos. En el entorno más cercano dicen que la duquesa sólo ve por sus ojos, que cuando se queja del maltrato de los medios hacia él, la enamorada sufre una barbaridad, que Alfonso está cada vez más seguro de sus poderosas armas, que… Siempre hay un ‘que’ para contarle a Cayetana. Y ésta tiene cada vez más claro su afecto hacía el  cincunteañero, ahora enfadado con los que quieren sacarle una frase sin que medio talón bancario.

Díez no tuvo problemas en su día para recibir en su pisito de soltero y ser portada de ‘Hola’. Habló de sus sentimientos y de su vida privada. Exhibió su mesa camilla, sus cuadros, el tapizado de los sillones, las cajitas de colección… Sólo le falto enseñar el cuarto de baño.

Según explicó, pidió permiso a la novia para mostrar al mundo “su verdad”. Después de esa exposición pública, mas la playera de este verano, Alfonso Díez dice que no quiere que le molesten los reporteros que le esperan a la puerta de su casa o en el trabajo. 

Y, para avalar ese mosqueo, no se le ha ocurrido otra cosa que hacerse portavoz de la familia de su novia. Muy enfadado, y dirigiéndose a un cámara de televisión, ha dicho: “La casa de Alba y yo estamos hartos de que nos persigan. Déjenos en paz”.  

El funcionario Díez ha asumido -como ya hizo en su día Jesús Aguirre- el ADN de los Fitz James Stuart. El anterior duque de Alba utilizaba como excusa para no tener que participar en sobremesas incómodas o pesadas en el palacio de Liria el siguiente alegato: “Me voy a echar una siesta para ver si se me quita esta jaqueca que siempre tenemos los Alba”.

Aguirre también se enfundaba en un mono de trabajo que el primer marido de Cayetana, Luis Martínez de Irujo utilizaba para entretenerse en el jardín o enredar con el parque móvil, ante el disgusto de los mecánicos. El ex jesuita customizó la prenda añadiendo un bordado con el escudo de la casa, que también figuraba -como contaba Antonio el Bailarín- en su ropa interior.  ¿Qué será lo siguiente que haga o diga el funcionario Díez?, ¿que cada día tiene más mimetismos con el ducado de su enamorada?