Diego Forlán, el mejor enfermero de su hermana
Si en España el jugador atlético es un hombre muy querido, en Uruguay Diego Forlán es casi un dios. Y no solo por ser un gran
Si en España el jugador atlético es un hombre muy querido, en Uruguay Diego Forlán es casi un dios. Y no solo por ser un gran deportista, sino también porque sus apellidos paterno y materno forman parte del mundo deportivo y tienen una gran tradición en su país. Su padre jugó en el equipo nacional y el abuelo ejerció de director técnico de la selección durante el mundial del 62. Por lo tanto, que el niño Forlán se dedicara al fútbol en vez de al tenis, que era la preferencia materna, fue algo natural.
En Uruguay se dice que no hay religión oficial (es un país laico) y, en cambio, millones de seguidores viven el fútbol como si fuera una liturgia espiritual. Después de jugar en varios equipos nacionales e internacionales, Forlán recaló en el Atlético de Madrid en el 2007; un fichaje de 23 millones de euros más primas. Convertirse en una estrella bien pagada fue desde hace unos años su prioridad. Y no como cabría esperar para comprarse Ferraris y casoplones, como hacen otros colegas, sino para financiar la fundación que lleva el nombre de su hermana.
Alejandra Forlán sufrió hace años un accidente de coche que a punto estuvo de costarle la vida. Se salvó, pero quedó parapléjica. Hospitales privados, tratamientos muy caros que el hermano no dudó en costear. Más tarde, ayudó a financiar la fundación que lleva el nombre de Alejandra organizando también actividades sociales.
El último de sus apoyos solidarios tuvo lugar estas navidades. Viajó hasta Uruguay para pasar las fiestas con su familia y tuvo tiempo de planear un campeonato de golf donde participaron los ricos del lugar y cuyos beneficios se destinaron a la asociación de la hermana querida. El año pasado, sus cinco goles en la Europa League fueron fundamentales para que el Atlético se alzara con el triunfo. Parece que en golf también es muy bueno. Su handicap cinco así lo demuestra.
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