Modelos y whisky en el estudio de Joaquín Torres
El whisky no es tan solo para los poetas como Sabina, que se lo bebe on the rocks. A los modelos también les va. Nieves Álvarez,
El whisky no es tan solo para los poetas como Sabina, que se lo bebe on the rocks. A los modelos también les va. Nieves Álvarez, por ejemplo, top entre las tops, gusta de tomarlo con dos hielos para no fallar al cancionero del cantautor más canalla de todos los tiempos. A Oriol Elcacho, gentleman catalán tan cotizado como Kortajarena o Velencoso, pero mucho menos mediático, le ocurre lo mismo.
Por eso, no es de extrañar que ambos coincidieran en la fiesta que tuvo lugar en A-Cero, el showroom que ha inaugurado recientemente Joaquín Torres, el arquitecto de los famosos, en el barrio de Salamanca, para prestar su imagen a la marca de whisky Glenfiddich. Los placeres pueden llegar a no ser tan ocultos.
El sushi y la bebida catalizadora de tantas genialidades corrían por la fiesta como si Camacho se volviera a casar. El de El Quijote, vamos. “Con dos hielos”, espetó Nieves Álvarez. No se lo tomó, porque, aunque es modelo y se lo podría permitir, sus hijos y su marido la esperaban en casa. “No pienso en ampliar la familia. ¿Más todavía? Así estamos genial”, decía. De lo que tiene ganas es de celebrar el año que viene diez años de matrimonio con el súper fotógrafo italiano Marco Severini, a quien conoció en Cibeles. “Hoy en día es muy complicado llegar a eso. No puedo estar más contenta. Lo celebraremos por todo lo alto con los amigos de siempre y con los nuevos también, pero no creo que me vuelva a vestir de blanco. Eso ya pasó”.
Y se fue, porque, aunque suene a sorna, el trabajo de top aclamado por las masas es cansado. Pero de verdad, no como el de compatibilizar ser celebrity y heredera a la vez. Vaya chollo el de Amada Hearst, millonaria y ex de Luis Medina para más inri. Oriol también se controló, porque no estaba por allí Davinia Pelegrí, su novia. Cumplió con su trabajo y se marchó. Pero Joaquín Torres, el amo y señor de la fiesta, se quedó por allí para hablar de sus nuevos proyectos. Su estudio es como un programa de televisión y cada temporada ofrece candentes novedades. Este año sin duda alguna su fichaje estrella ha sido el de María Porto, la novia de Álvarez Cascos, que se encarga de asesorar en temas artísticos.
Al parecer, la primera dama asturiana es la bomba. Pero tanto dentro de España como fuera. Se la rifan. La gente con pasta que confía habitualmente en Torres ya no toma decisiones a la ligera cuando quiere comprar un cuadro para decorar el nuevo casoplón adquirido. La galerista es toda una experta. “Tiene un currículum atronador”, dice Torres. Ahora el arquitecto de los famosos acaba de abrir nuevos mercados en América del Sur y en Oriente Próximo. ¿Los clientes? Adinerados empresarios españoles y oriundos con mucho mundo recorrido, que han oído hablar de sus súper casas. Por eso anoche Torres tenía tanto por lo que brindar. Con whisky, claro.
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