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Sara Montiel, mil galanes y cinco bodas
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Sara Montiel, mil galanes y cinco bodas

Este lunes, España despertaba con la trágica noticia de la muerte de María Antonia Abad Fernández, artísticamente conocida como Sara Montiel. Una indomable mujer de mirada

Este lunes, España despertaba con la trágica noticia de la muerte de María Antonia Abad Fernández, artísticamente conocida como Sara Montiel. Una indomable mujer de mirada felina, que se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia, al firmar un contrato de exclusividad de más de un millón de dólares por película tras el triunfo cosechado con La violetera. Su evidente éxito profesional, tanto en el terreno interpretativo como en el musical, no vino seguido de la estabilidad deseada en cuanto a amores se refiere. Su exótica sensualidad sedujo a algunos de los galanes más deseados de la época, pero solo cuatro lograron acercarla hasta el altar.

Numerosos y sonados fueron sus romances con personajes de distinta índole. Actores, poetas, empresarios, periodistas, incluso reputados políticos pasaron por su vida. Durante su periplo hollywoodiense se le relacionó con el icónico actor James Dean –se publicó que Sara estuvo a punto de viajar con el actor convertido en mito el trágico día que falleció al volante del ‘Little Bastard’-. También con el escritor Ernest Hemingway, que la convirtió en una apasionada de los puros habanos. Otros, como el poeta español León Felipe, el escritor Miguel Mihura, el político Indalecio Prieto, el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, el cineasta Mario Camus, el actor Maurice Ronet o el fotógrafo Mario Montuori, tuvieron la oportunidad de conquistar su corazón. Pero ninguno de ellos logró robarle el ‘sí, quiero’, como así hicieron otros cuatro hombres hasta en cinco ocasiones.

Sara Montiel, icono de sensualidad velada en la dictadura franquista, conoció a su primer marido durante el rodaje de la película Dos pasiones y un amor. El afortunado fue el director estadounidense Anthony Mann, con el que contrajo matrimonio en el año 1957. Lo hizo con el firme convencimiento de que en breve se convertiría en viuda a sus escasos 28 años de edad. Una grave enfermedad amenazaba la vida del cineasta y, aconsejado por la hija de éste, decidió casarse en artículo mortis. Por fortuna, Mann recobró la salud y volvió a desposarse con la manchega meses después, esta vez por lo civil. Su idílica historia de amor duró tan solo seis años, firmando el divorcio en 1963.

Su tercer matrimonio y su segundo marido duraron aún menos que los anteriores. Tan solo dos meses duró la armonía entre la artista y el industrial José Vicente Ramírez Olalla, conocido como Chente. La boda se celebró ante un reducido grupo de familiares y amigos en 1964 y fue una de las noticias recogidas por el NO-DO, que poco después se haría eco de su separación.

Sara Montiel siempre fue una mujer de armas tomar, conocida por llevar con firmeza las riendas de su vida. Pero todo cambió cuando apareció José Tous Barberán. El periodista y empresario mallorquín se convirtió en el verdadero hombre de Saritísima, el único que consiguió domar a la fiera que realmente era. Tras diez años de relación, en 1979, la artista volvió a vestirse de blanco para darle el ‘sí, quiero’. Meses después de la boda civil decidieron adoptar a Thais y, en 1983, a Zeus, quienes vendrían a llenar de felicidad al matrimonio que quedó truncado en agosto 1992 con la muerte del empresario a los 60 años de edad. Sara se quedó sola y destrozada “por la muerte de su ser más querido” y con dos adolescentes a su cargo.

Giancarlo del Duca fue uno de los primeros amores de Sara Montiel. Tras la muerte de José Tous, éste volvió a su vida y se convirtió en uno de los pilares fundamentales de su existencia durante varios años. Un romance intermitente que vivía a caballo entre España e Italia, donde el actor residía. Pese a que se habló de boda, la que sería la quinta para la manchega, una traición por parte de Gianca, puso punto y final a su historia de amor.

Finalmente, la quita boda de la mítica intérprete llegó junto a Tony Hernández, un joven realizador de cine cubano que se crió desde pequeño amando a Sara Montiel por su filmografía como un fan enamorado. Su paso por el altar, en el Ayuntamiento de Alcobendas en octubre de 2002, vino seguido de la polémica y no sólo por los 34 años que les separaba o por la reticencia de sus hijos. “Pero que invento es este”, es la popular frase que estuvo en boca de todos cuando se conoció el trapicheo de exclusivas en el que se vio envuelta la actriz para sacarle un jugoso rendimiento económico a su enlace matrimonial. Esto no sentó demasiado bien a sus seguidores y su figura de estrella española en Hollywood quedó parcialmente velada por estos últimos escándalos. Algo que no podría echársele en cara, ya que el público cayó rendido a sus píes por ser una mujer indomable, algo que le caracterizó hasta su último día, un trágico 8 de abril de 2013.

Este lunes, España despertaba con la trágica noticia de la muerte de María Antonia Abad Fernández, artísticamente conocida como Sara Montiel. Una indomable mujer de mirada felina, que se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia, al firmar un contrato de exclusividad de más de un millón de dólares por película tras el triunfo cosechado con La violetera. Su evidente éxito profesional, tanto en el terreno interpretativo como en el musical, no vino seguido de la estabilidad deseada en cuanto a amores se refiere. Su exótica sensualidad sedujo a algunos de los galanes más deseados de la época, pero solo cuatro lograron acercarla hasta el altar.