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A la venta el refugio de Camilo José Cela, el escenario de su boda con Marina Castaño
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por casi dos millones de euros

A la venta el refugio de Camilo José Cela, el escenario de su boda con Marina Castaño

Tras la muerte del Nobel, El Espinar, que es como se llama la finca, pasó a manos de Castaño, heredera universal de Cela. Se deshizo de ella y ahora vuelve a estar a la venta

Foto: Fotomontaje elaborado por Vanitatis
Fotomontaje elaborado por Vanitatis

Cuentan algunas memorias publicadas tiempo después de la muerte de Camilo José Cela que el día que supo que había sido nombrado premio Nobel de Literatura, el 19 de octubre de 1989, concretamente, el escritor organizó una fiesta en su chalet de El Clavín (Guadalajara) a la que convidó a sus amigos más cercanos. Cuando la fiesta ya estaba a punto de terminar, Cela, que pasará a la historia por sus estridencias y su afición por el lenguaje escatológico, se bajó la bragueta ante sus invitados y con los atributos al descubierto exclamó: “Premio Nobel, ¡quién te ha visto y quién te ve!”.

Aquella anécdota, que sirve para conocer más en profundidad la verdadera personalidad del autor, la recuerdan con cariño y ternura sus amigos alcarreños, aquellos que pronto entendieron la debilidad de Cela por Guadalajara cuando, tras un año de alquiler en la localidad de El Clavín, se decantó por una espectacular finca junto al río Henares, a unos siete kilómetros de la capital, para instaurar su cuartel general. Marina Castaño ya había llegado a su vida y aquel se convirtió en el nidito de amor de la pareja.

Tanto significó aquella residencia para Cela que en ella contrajo matrimonio por sorpresa aquel 10 de marzo de 1991 del que acaban de cumplirse 25 años. Los invitados habían sido convocados para celebrar el 34 cumpleaños de Castaño cuando se toparon con el enlace. Sin embargo, aquella finca testigo de aquella celebración tan reportajeada en los medios de comunicación de la época ahora está a la venta y pendiente de que un adinerado bolsillo quiera hacerse cargo de su manutención.

Foto: Camilo José Cela y Marina Castaño en una imagen de archivo

Tras la muerte del Nobel, El Espinar, que es como se llama la finca, pasó a manos de Marina Castaño, heredera universal de Cela. Sin embargo, al tiempo decidió deshacerse de ella y actualmente es un empresario peletero el que, tras comprobar el alto coste que supone mantener una casa de esas características, ha decidido ponerla a la venta por 1.800.000 euros, un precio que podría renegociarse, tal y como suele ser habitual en estos casos.

Se trata de una vivienda de 1.051 metros cuadrados que se levanta en una espectacular parcela de 39.360. Está situada en la localidad de Fontanar, en un bonito enclave natural donde crecen diferentes tipo de árboles como olivos, chopos y pinos.

Según la descripción que figura en el portal inmobiliario que lo tiene a la venta, la de Cela es una “excepcional finca de lujo” con siete habitaciones, cuatro baños, cuatro salones, dos comedores, un despacho, una bodega y una amplia piscina. Además, el portal recalca que se trata de una finca con una “absoluta privacidad” dado que todo el recinto está protegido de un alto muro blanco capaz de evitar las miradas más indiscretas.

Y lo cierto es que Cela hizo de su hogar alcarreño todo un capricho. Él y su esposa, Marina Castaño, lo decoraron a su gusto y tanta personalidad impregnaron en él que sobre uno de sus muros aún perdura el dibujo de una mujer desnuda leyendo con las iniciales del escritor y la frase “Un libro y toda la soledad”. Esa soledad de la que tanto pudo disfrutar en Guadalajara y de la que ahora, 14 años después de su muerte, otro bolsillo pudiente puede disfrutar.

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Cuentan algunas memorias publicadas tiempo después de la muerte de Camilo José Cela que el día que supo que había sido nombrado premio Nobel de Literatura, el 19 de octubre de 1989, concretamente, el escritor organizó una fiesta en su chalet de El Clavín (Guadalajara) a la que convidó a sus amigos más cercanos. Cuando la fiesta ya estaba a punto de terminar, Cela, que pasará a la historia por sus estridencias y su afición por el lenguaje escatológico, se bajó la bragueta ante sus invitados y con los atributos al descubierto exclamó: “Premio Nobel, ¡quién te ha visto y quién te ve!”.

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