Los dos looks de novia que posiblemente no has visto de Marta Lozano (y el que sí)

Marta Lozano ha sido la gran protagonista de este caluroso último fin de semana de mayo. Su boda en Jávea con el odontólogo Lorenzo Remohi reunió a la élite instagramer en un enlace que fue retransmitido en riguroso directo por los casi 300 invitados que desde primera fila disfrutaron del amor de esta pareja a la que hemos visto consolidarse a través de esta red social.

Una boda por todo lo alto en la que no faltaron detalles de todo tipo y condición -organizados por la misma wedding planner de Carla Hinojosa y Alexandra Pereira- que incluyeron cartas personalizadas para todos los invitados, un cuarteto de cuerda durante la ceremonia que interpretó grandes éxitos de las bandas sonoras del cine, productos de Dior, un toro mecánico, la actuación sorpresa de Zoilo y lo mejor de todo: tres looks de impresión.

Como no podía ser de otra manera, la influencer valenciana lució a lo largo de la tarde-noche tres vestidos diseñados por Lorenzo Caprile de los que tenemos todos los detalles. El primero de ellos, con el que caminó al altar. Un vestido confeccionado en crepé de seda blanco, de manga larga, escote cuadrado, falda sirena y 5 metros y medio de cola que causó auténtica impresión a su llegada la iglesia de San Bartolomé.

De princesa, camino al altar

Ubicada en el corazón de la localidad alicantina, la plaza en la que se situaba el templo tuvo que ser vallada por las autoridades para contener a la multitud que se acercó después de comer hasta los alrededores para contemplar de primera mano la llegada de Marta Lozano.

Lo hizo a bordo de un coche clásico, acompañada por su padre, que ejerció de padrino como manda la tradición y que la ayudó a desplegar la cola nada más bajar del coche (asunto nada sencillo) y a colocarse bien el velo de tul clásico y el ramo de peonías que completaban este look con el que no dejó indiferente a nadie.

El segundo, como un cisne

Tampoco lo hizo con el segundo, que lució durante la gran noche que fue su boda, con fuegos artificiales -como buena valenciana- y hasta un toro mecánico. Para la cena, Marta cambió su vestido de estilo princesa por uno más divertido y desenfadado con el que durante los postres repartió los ramos a sus mejores amigas de mesa en mesa.

Palabra de honor y con una falda cubierta de plumas blancas, la influencer llegó del brazo de su ya marido dando saltos de alegría y bailando con una energía imparable. El vestido no podía estar mejor elegido. El movimiento de las plumas bailaba con ella creando un efecto cisne fabuloso.

El look beauty no cambió en toda la noche. El ‘ballerina bun’ ejecutado por el equipo de Llongueras y el maquillaje impecable de Dior se mantuvieron intactos durante toda la velada y eso que estuvo cargada de emociones.

El tercero, el más divertido

No hubo, como decíamos, dos sin tres. Para la fiesta que se alargó hasta altas horas de la madrugada, Marta volvió a cambiarse de vestido por uno algo más cómodo con el que bailar, cantar, saltar y hasta subirse a un toro mecánico sin problema.

Aunque días antes de su gran día, confesó que luciría tres looks y que para el diseño y confección de los dos segundos no había primado la comodidad, finalmente resultaron perfectos para no dejar de disfrutar ni un minuto durante toda la velada.

Este último, también salido del atelier de Lorenzo Caprile, iba en la misma línea que los dos anteriores: confeccionado en un tejido similar y con el escote palabra de honor que tanto favorece a esta reina de las redes sociales.

Más liviano, corto y sin tanto detalle, Marta puso el foco en los complementos: una diadema con rejilla y apliques de pedrería de Betto García, un collar de lo más llamativo y un inmenso abanico de plumas a juego con su vestido anterior con el que lo dio todo hasta que duró la fiesta.