"La elegancia lo es todo": hablamos con Isabel Nuñez, la diseñadora de vestidos de novia virales

Cuando una jovencísima Isabel Nuñez, con tan solo 22 años y recién licenciada, se lanzó a la aventura empresarial y montó su propio atelier, nunca habría imaginado que 10 años después su nombre y sus diseños serían un referente en el mundo nupcial. Vestido de novia que sale de su taller, vestido de novia que automáticamente asalta las redes sociales y se convierte en viral. Altas dosis de elegancia, sobrada personalidad, un patronaje impecable y materiales de calidad, estas son sus armas de diferenciación.

Isabel es el alma de Inuñez, uno de esos talleres a los que cada temporada acuden en procesión las novias más estilosas en busca y captura de un lookazo para deslumbrar en su boda. Pertenece a la nueva generación de modistos, todos jóvenes y talentosos, que están revolucionando el sector y quién mejor que ella para contarnos en qué estado se encuentra. De eso, de cuál es su filosofía de trabajo, cómo idea cada traje de invitada y novia, y de por qué enamora a celebs e influencers, hablamos con ella largo y tendido.

"Mi objetivo es que las novias se sientan especiales y su vestido, una gran ilusión. El trabajo no consiste solo diseñar un vestido, es dibujar una estética, plasmar la personalidad de cada mujer y crear una experiencia única, exclusiva", este es el punto de partida de Isabel Nuñez cuando una novia llama a su puerta. Y a día de hoy son muchas. Influencers como Lucía Pombo, Mafalda Patricio y Teresa Andrés-Gonzalvo la escogieron (a ella y a su equipo) para vestirse en sus enlaces o, en alguna de las citas significativas en torno a su boda.

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Mujeres con nombre y una carrera en el mundillo digital, y también novias reales que, aunque desconocidas, alcanzan la fama planetaria en Instagram al enfundarse en uno de sus increíbles atuendos nupciales. "Nunca pienso en crear vestidos virales a la hora de diseñar, suele ser de forma natural porque el diseño aporta algo nuevo e inspirador. Por supuesto, considero que es una suerte que un diseño se vuelva viral. Es una forma de llegar a cualquier rincón del mundo y gracias a ello he conseguido vender en países muy lejanos a los que nunca imaginé que llegaría".

Carmen, la novia con el vestido de margaritas bordadas; María y su look con falda midi de tweed y guantes, o, Eva, con un dos piezas tan exquisito como sofisticado, tres ejemplos de lo bueno y bonito que la diseñadora es capaz de crear.

"Distinguirse es complicado, pero trabajo en ello. Creo que puedo decir con orgullo que la diferenciación de mi trabajo es la versatilidad, el poder diseñar vestidos desde más clásicos a más vanguardistas", nos cuenta Isabel. "Para mí es importantísimo el valor del patronaje y la costura, así como la calidad de los materiales y lo artesanal. Busco la excelencia en cada vestido y tengo la suerte de trabajar con un equipo que trabaja cada día con el mismo entusiasmo que yo. Además, el punto en común, el pilar del que todo parte es la elegancia".

Lo cierto es que ninguno de sus trajes es igual al otro y lo que es más complicado, logra superarse creación a creación, vestido a vestido. "Después de 10 años he conseguido transmitir una imagen clara: la mayoría de las novias que vienen a mí tienen un estilo muy afín al mío. En general, buscan un toque especial y diferenciador dentro de la sencillez", confiesa la joven diseñadora.

Un sueño, el de dirigir un atelier, vestir a novias e invitadas y saborear las mieles del éxito, que arrancó cuando Isabel Nuñez era una niña. "Desde bien pequeñita he sido muy creativa, tenía un gran interés por la estética y era de las que estudiaba las revistas de moda de principio a fin. Estudié el grado en diseño de moda contando con el apoyo incondicional de mis padres, eso seguramente me hizo querer agradecérselo y nunca dejé de esforzarme para hacer realidad mi sueño. Cuatro años de carrera después, prácticas, muchos conocimientos y un sinfín de contactos valiosos, y al fin tuve el valor para montar mi empresa con 22 años. Tengo la enorme suerte de trabajar en lo que más me gusta".

Esa pasión se nota y se percibe en el resultado final de sus prendas. Bordados artesanales, tejidos vaporosos, materiales delicados, incrustaciones metalizadas, drapeados originales, estructuras favorecedoras y siluetas femeninas, en otras palabras, cuando la elegancia cobra vida.

"Las novias quieren verse guapísimas con un vestido que les permita disfrutar al máximo. El momento de la fiesta ha cobrado mucha importancia en una boda y por esta razón, la comodidad es un factor determinante a la hora de imaginar y fabricar un traje. En definitiva, un diseño versátil que primero les permita presumir de una imagen ceremoniosa y después más festiva", explica Nuñez. De ahí que su apuesta de tendencia de moda para 2023 sean "los vestidos desmontables, los tejidos con acabados rústicos y los detalles bordados en cristal".

Analizando con lupa el sector en el que trabaja y del cual vive, la industria nupcial, Isabel es rotunda. "Después de todo lo sufrido a consecuencia del coronavirus, estamos en un momento de esplendor, hay muchas ganas de celebrar, celebrar por todo lo alto, y por esto el sector se encuentra en un momento buenísimo. También considero que hay demasiada oferta, demasiada información para todo, no sé si esto tendrá una larga vida o si dentro de no mucho todo se simplificará un poco".

A pesar de esa marejada de novias, de ese chute constante de inspiración y de un boom nupcial que va in crescendo, la modista mira al futuro con optimismo, ilusión y seguridad. "Pinta muy bien, de aquí a un par de años vendrán más bodas y yo seguiré trabajando muchísimo para mantenerme a flote en el sector por muchos años más". Sus vestidos, la satisfacción de sus clientas y un escaparate viral expandiéndose a la velocidad de la luz por Instagram, acreditan que Isabel Nuñez y su atelier, como los novios protagonistas de las bodas, serán felices para siempre.