La novia viral con el vestido vintage de Azzaro que Sophia Loren llevó en 1979

Hay novias y novias, y Chloe Kernaghan es, sin duda, una de esas novias que marcan la diferencia. Su boda, celebrada hace unas semanas en Nueva York, tiene un claro protagonista: el vestido. Algo que se podría aplicar a cualquier enlace, pues es vox populi que el look de la novia es el que suele acaparar todas las miradas, pero en el caso de la boda entre Chloe e Ian Harris, su ya marido, el vestido parte la pana. ¿La razón? La novia decidió enfundarse en un diseño vintage de Azzaro que Sophia Loren llevó en 1979.

Con un armario repleto de prendas y accesorios rescatados del pasado, como amante de la moda vintage, Chloe tuvo claro desde el principio que quería un vestido antiguo para dar el 'sí, quiero'. Hoy su enlace y su atuendo con historia son virales.

Pongámonos en antecedentes. La novia es coreógrafa y profesora de yoga, y el novio, inversor y financiero. Se conocieron en el verano de 2019 en Mallorca, mientras ella dirigía un curso de yoga al que Ian asistió durante sus vacaciones. Muchos mensajes y seis meses después, se produjo la primera cita en Nueva York. Ahí comenzaba una bonita relación que culminó con petición de mano el pasado verano en la Costa Brava.

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En ese instante y paralelamente, arrancaba la carrera por encontrar el vestido de sus sueños. Chloe Kernaghan tenía claro que quería un traje vintage, un vestido épico y singular acorde a su forma de vestir e interpretar la moda. Lo encontró navegando por la shop online Shrimpton Couture. Especializada en recuperar prendas del pasado, cuando Cherie Balch, fundadora de la tienda, subió la imagen de Sophia Loren con el vestido, pero de color negro, Chloe supo de inmediato que aquel vestido era para ella.

Dicho y hecho. El vestido de Azzaro viajó del almacén de Shrimpton Couture a la casa de la profesora de yoga y el flechazo de estilo fue fulminante. Conservado en perfecto estado, se trata de un modelo confeccionado en gasa y capas de tul que salió del taller capitaneado por Loris Azzaro allá por los años 70. Mangas abullonadas semitransparentes, escote en forma de corazón, cuerpo encorsetado y falda midi con vuelo. Por todo el corte, pequeños bordados de flores con apliques de pedrería plateada. En una palabra, una fantasía.

El mismo con el que la actriz y diva italiana impactó en agosto de 1979 para asistir al tradicional Baile de la Cruz Roja en Mónaco. Una invitada glamurosa en negro y un vestido para no olvidar jamás.

Haciendo un guiño a la protagonista de 'El Cid', Chloe Kernaghan prescindió de grandes adornos y siguió su pauta de estilo al colocar dos orquídeas de Fleurs Bella en su cabello, artífice también de su ramo de novia. Unos discretos pendientes de Sophie Buhai y los zapatos de salón más icónicos de Manolo Blahnik, los Carolyne en blanco, creados en 1986 y popularizados por Carolyn Bessette-Kennedy, dos accesorios que, además de poner el broche de oro, dejaron que el vestido vintage fuese la estrella.

Si el vestido blanco de Azzaro reconvertido en look nupcial no fuera suficiente, la novia sumó y siguió con otros tres estilismos antiguos para los previos al enlace y la fiesta posterior a la ceremonia: un conjunto noventero de Chanel formado por una blusa y una falda de encaje de la tienda Etéreo Vintage, un impoluto traje de chaqueta de Escada datado a principios de la década de los 2000 y, por último, un minivestido de lentejuelas doradas a lo Tina Turner. Los dos últimos, de la tienda de moda retro Happy Isles.

Cierto es que no todas las mujeres se atreverían a llevar un vestido vintage el día de su boda y que es necesario gozar de una personalidad de estilo arrolladora, pero Chloe Kernaghan ha demostrado con creces que ella es una de esas mujeres y novias especiales que sí pueden. No pierdas su pista, vas a verla recorrer Instagram durante las próximas semanas.