Cómo pedir la mano o con qué rodilla: respondemos las grandes preguntas sobre el compromiso
Cuando uno de los miembros de una pareja se plantea dar el gran paso y pedir la mano del otro, le pueden surgir algunas dudas que hoy tratamos de resolver
Uno de los momentos más transcendentales de una pareja, antes de su boda, es el día en el que se comprometen. Hay quienes deciden darse el "sí, quiero", tras una conversación informal de lo más natural y hay quienes optan por hacer de este importante paso, algo inolvidable a través de una sorpresa hacia alguno de los novios que desemboca en una ceremonia de compromiso (estén solos o acompañados de amigos y familiares) e incluso, en ocasiones, en una fiesta de compromiso posterior.
En las parejas heterosexuales ha sido tradicionalmente el novio quien ha pedido la mano de la novia, pero esto ha cambiado con el tiempo. A día de hoy, (como en las parejas homosexuales) se arrodilla quien está preparado para hacerlo y considera que es el instante adecuado. Sin embargo, son muchas las dudas que pueden llegar a surgirle a la persona que ha decido pedir matrimonio: desde qué rodilla hincar a cuándo es el mejor momento para hacerlo o quién coloca el emblemático anillo.
Originalidad y personalidad
Como en el futuro enlace, las cosas deben surgir de manera natural y siempre reflejando la personalidad de los novios, sin tratar de forzar según qué situaciones o hacerse pasar por otro. De esta manera, la pedida de mano puede hacerse emotiva, divertida, romántica o sorprendente en función de los gustos que tenga la persona a la que le van a pedir matrimonio para hacer que sea memorable. Mucha gente opta por lugares significativos en su historia de amor o públicos para llamar la atención.
Lo ideal para elegir cómo, dónde y cuándo hacerla es pensar en momentos especiales que hayan tenido lugar a lo largo de vuestro romance y, a poder ser, trasladarse a ese sitio o hacerlo en una fecha señalada por algo, en un viaje importante que realicéis juntos o, simplemente, desde la tranquilidad de vuestra casa. Lo principal es que se haga desde el corazón y, en una etapa de vuestras vidas en la que realmente estéis preparados para oficializar la relación mediante una bonita ceremonia.
El mejor momento
Numerosos novios (y novias) están de acuerdo en que los mejores momentos para pedir matrimonio son dos. El primero, por la noche tras una romántica cena, un paseo o algún otro tipo de plan juntos. El segundo, el atardecer; la caída del sol es un momento de lo más bonito y pedir la mano durante el mismo hará de la situación algo todavía más bonito, especialmente, si es una pedida de matrimonio que va a ser fotografiada o grabada de alguna manera.
No en vano, muchas parejas insisten en la importancia de dar este gran paso en la más estricta intimidad y, en este sentido, es la mañana el mejor momento para hacerlo. Despertar con un sorprendente desayuno en la cama o abandonar la casa con alguna excusa, para volver dispuesto/a a pedir matrimonio son opciones de éxito.
¿Qué rodilla es la acertada?
La tradición de pedir matrimonio ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Siempre se ha dicho que la derecha era la pierna que había que flexionar e hincar en el suelo, al tiempo que se coge la mano de la otra persona, pero lo cierto es que los nervios del momento rara vez dejan pensar en esto. Aquellas personas que optan por arrodillarse lo suelen hacer con la pierna que les viene mejor y hay quienes ni siquiera lo hacen porque prefieren estar frente a frente, a la hora de hacer la pregunta.
La icónica pregunta
El punto que más dudas genera en lo que a pedir la mano se refiere es qué decir a la otra persona para hacerlo. Más allá del clásico "¿quieres casarte conmigo?", es importante realizar un breve 'speech' previo que haga todavía más especial el momento y sorprenda y emocione a la otra persona, a partes iguales. Una auténtica declaración de amor en la que se puede expresar lo mucho que significa la pareja de quien pide la mano y por qué ha decidido dar este paso.
La post-pedida
En los últimos tiempos, ha irrumpido con fuerza una tendencia en el sector nupcial que es la de hacer fiesta de pedida. Su origen se remonta al pasado, cuando era necesario hacer una ceremonia en la que pedir la mano de la novia a su padre. La situación ahora es muy distinta y esta fiesta se hace, tras anunciar el compromiso, con el objetivo de hacer que ambas familias se conozcan y estrechen lazos antes de la propia boda para que, en el evento en cuestión, todo fluya con naturalidad.
En esta fiesta además, se puede invitar a todos aquellos amigos, compañeros de trabajo o conocidos que por cuestiones de presupuesto, aforo o, simplemente, por no mantener un vínculo tan estrecho con los novios, no asistirán al enlace, aunque sí quieran compartir la felicidad de la pareja protagonista.
Uno de los momentos más transcendentales de una pareja, antes de su boda, es el día en el que se comprometen. Hay quienes deciden darse el "sí, quiero", tras una conversación informal de lo más natural y hay quienes optan por hacer de este importante paso, algo inolvidable a través de una sorpresa hacia alguno de los novios que desemboca en una ceremonia de compromiso (estén solos o acompañados de amigos y familiares) e incluso, en ocasiones, en una fiesta de compromiso posterior.