Anillos de compromiso de diamantes: el significado de la joya de boda más famosa
Los anillos de compromiso han formado parte de la historia desde la antigüedad, repasamos el significado del más habitual, el anillo de diamantes clásico
El instante en el que una pareja decide dar el paso y comprometerse es uno de los momentos más especiales en la historia de una relación. Así, cada vez es más frecuente organizar una pequeña celebración solo para dos en la que el novio, o la novia, nervioso e ilusionado, apoya la rodilla en el suelo y hace la gran pregunta. Si la respuesta es positiva, el anillo de compromiso cambia de manos y pasa a ser una de las joyas clave en la relación.
Esta joya tiene historia, desde la antigüedad, donde se colocaba el anillo de compromiso en la mano izquierda para que estuviera más cerca del corazón, se empleaba como muestra de compromiso, aunque a lo largo del tiempo se ha ido adaptando. Si en la Edad Media se consideraba una promesa tan seria que las mujeres no tenían permitido ponerse un anillo si no era para cumplir con esta tradición, ahora por suerte las cosas son muy diferentes.
Más adelante las tradiciones cambiaron de nuevo, en la forma de anillos gemelos, que el novio llevaba hasta el momento de la boda, en el que le hacía entrega a su pareja de uno de los dos y, a partir de este momento llevaban uno cada uno. Ahora lo habitual es que sea la novia la única en lucir el anillo de compromiso, mientras que se espera que sea el otro miembro de la pareja el que se encargue de comprarlo. En España lo habitual es intentar que sea un diseño que le vaya a gustar, sin embargo en otros lugares el valor del anillo de compromiso depende del salario de quien lo compra.
El anillo de compromiso representa la promesa de matrimonio, pero también la entrega y compromiso con la pareja. La elección de un anillo no es casual, puesto que estos representan la eternidad, es circular, no tiene principio ni fin, igual que el amor que entre ambos se ha establecido. Es una promesa de fidelidad y lealtad, de poner contar el uno con el otro, un compromiso de permanecer siempre unidos, y las ganas de seguir avanzando juntos y creciendo como pareja.
En definitiva, el anillo es un símbolo universal de amor eterno y más si la piedra escogida para adornarlo es un diamante, una de las preferidas de las novias clásicas por tradición y también porque representa la perfección. El diamante es el mineral más duro que existe, por eso se le considera indestructible, igual que la promesa de amor que se está haciendo.
Este es el anillo de compromiso más habitual, el que nos viene a la mente cada vez que pensamos en estas joyas, sin embargo no siempre ha sido así. De hecho no hay que retrotraerse mucho para descubrir el origen de esta forma de entender la joya, puesto que el responsable tiene nombre propio, Charles Lewis Tiffany, el fundador de la famosa joyería.
Él fue quien en 1886 popularizó el tradicional solitario que ahora se ha convertido en imagen y símbolo de este tipo de anillos. El solitario simboliza la unión de dos personas en uno solo.
Aunque el solitario sea el más famoso, hay otros modelos que también son elecciones habituales, como los anillos de compromiso de diamantes vintage, inspirados en la época victoriana y elaborado con mucha decoración y reflejan el romanticismo de épocas pasadas, un amor pasional y eterno.
Algunos de estos anillos presentan tres piedras, que simbolizan las tres etapas de la pareja, el pasado, el presente y el futuro, con todo lo que les queda por vivir juntos. El amor sin fin está representado por los anillos eternity, que llevan las piedras colocadas muy juntas a lo largo de la montura.
Cada persona es diferente y por eso buscar el diseño que más se pueda ajustar a sus deseos es todo un viaje para la persona encargada de comprarlo. Los diamantes son una de esas elecciones aseguradas, aunque siempre se puede escoger cualquier otro tipo de piedra, si es que a la novia le gustan más.
Las tendencias cambian en materia nupcial y los diseños de anillos de compromiso también lo hacen, sin embargo estos cuatro de los que hemos hablado son los más clásicos, aquellos que más representan este romántico momento y más reconocibles como anillos de compromiso.
Así, una vez seleccionado el anillo perfecto, solo queda armarse de valor, hacer la gran pregunta y colocar ese anillo que pasará a formar parte de vuestra historia en el dedo anular. Esto tampoco es fruto del azar, antes se pensaba que estaba conectado directamente con el corazón. No hay duda de que el romanticismo nunca pasa de moda.
El instante en el que una pareja decide dar el paso y comprometerse es uno de los momentos más especiales en la historia de una relación. Así, cada vez es más frecuente organizar una pequeña celebración solo para dos en la que el novio, o la novia, nervioso e ilusionado, apoya la rodilla en el suelo y hace la gran pregunta. Si la respuesta es positiva, el anillo de compromiso cambia de manos y pasa a ser una de las joyas clave en la relación.