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Nicolás Montenegro, el rey de los vestidos de novia con capa: "¿Mi secreto? Menos es más"
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ENTREVISTA

Nicolás Montenegro, el rey de los vestidos de novia con capa: "¿Mi secreto? Menos es más"

El sevillano habla para Vanitatis sobre su línea nupcial, cómo idea cada uno de los trajes que salen de su taller y nos revela por qué le escogen cientos de mujeres para vestirse el día de su boda

Foto: Un vestido de novia diseñado por Nicolás Montenegro. (Ivo Sousa Photography)
Un vestido de novia diseñado por Nicolás Montenegro. (Ivo Sousa Photography)

El nombre de Nicolás Montenegro comenzó a resonar en la industria de la moda española en 2020. Un joven y talentoso diseñador sevillano que, de la noche a la mañana, coló sus modelos en las alfombras rojas de la mano de Nieves Álvarez, Laura Escanes o Sita Abellán. Un idilio a tres bandas -Montenegro, famosas y moda- que, dado el currículum del creador y su especial sensibilidad, era evidente que se iba a producir. Se formó en una de las mejores escuelas de moda a nivel mundial, en el Instituto Marangoni de Milán, y antes de lanzar al mercado su firma homónima había trabajado para grandes como Dolce & Gabbana y Max Mara.

Igual de premonitorio sería su desembarco en el mundo nupcial. "Es bastante curioso. Mi primera colección para novias se cocinó en plena pandemia. Empecé a diseñar vestidos de fiesta, que me encantan, y al llamar a empresas de telas me vi con la dificultad de que todo estaba parado y los stocks que quedaban eran de telas blancas, ya que los tejidos en la moda nupcial son atemporales. Entonces en mi mente se encendió la idea de transformar esos vestidos de fiesta en vestidos para novias, y de ahí salió la colección 'Abril", cuenta el sevillano para Vanitatis.

placeholder Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Cortesía)
Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Cortesía)

Hoy, esos trajes blancos que ideó por casualidad cotizan al alza. "Tengo una filosofía muy clara a la hora de diseñar, me encanta que mis clientas se sientan empoderadas y seguras de sí mismas, que cuando se pongan un vestido mío digan 'aquí estoy yo' y sientan esa sensación de que se van a comer el mundo", confiesa.

El sello Montenegro se basa en tres pilares: minimalismo, un patronaje impecable y comodidad. Defensor férreo del 'menos es más' en moda, sus vestidos (de novia y de fiesta) se han colado ya en los guardarropas de la actriz Rossy de Palma; la mujer de Juanma Moreno Bonilla, Manuela Villena; la modelo Alejandra Domínguez, la socialité María de León, la creadora de contenido Eugenia Osborne, la cantante Bad Gyal y un largo listado de personalidades 'made in Spain'. Todas aman a Montenegro.

placeholder María de León junto al diseñador Nicolás Montenegro en uno de los salones de la vivienda sevillana. (Fotografía: Helena Quintana / Producción: María de León / Ubicación: Palacio de Lebrija)
María de León junto al diseñador Nicolás Montenegro en uno de los salones de la vivienda sevillana. (Fotografía: Helena Quintana / Producción: María de León / Ubicación: Palacio de Lebrija)

"Sobre mis diseños, siempre digo lo mismo: son bastante minimalistas, pero en el 'menos es más' está mi secreto. Realizar un buen patrón simple y limpio es más difícil que hacer un patrón con decoración, ya sean volantes, volúmenes o bordados. Al final, todos esos ornamentos esconden los defectos de patrones minimalistas, y esa es la razón por la que mis clientas me vienen buscando", detalla el sevillano.

Apuntando a las novias, las que llaman a la puerta de sus dos ateliers, uno ubicado en la calle Cuna, 46 de la capital andaluza, y el otro en la calle Castelló, 100, de Madrid, comparten una misma filosofía de vida. "Son novias con valores, que aprecian el buen hacer y que aman la familia, y eso me caracteriza mucho. Mi mayor número de clientas anónimas son doctoras, curioso, pero sí, no sé el porqué, pero me encanta esa conexión", explica.

placeholder Un vestido de novia creado por Nicolás Montenegro. (Cortesía)
Un vestido de novia creado por Nicolás Montenegro. (Cortesía)

Con dos premisas fundamentales, "comodidad y autenticidad", Nicolás convierte en realidad el sueño de cada una de las mujeres que le escogen para vestir el día de su boda. "Nuestro trabajo empieza con una cita para conocernos donde exponemos ideas y bocetos. Una vez que el boceto e idea están claros, procedemos a realizar una prueba en glasilla unos tres meses antes de la boda, para dar pie a posibles cambios o incorporaciones de nuevas ideas. Cuando la glasilla está determinada, el mes antes de la boda, acometemos la confección del vestido en los tejidos originales. Un dato que la gente desconoce es que, como mejor se conserva una pieza de ropa, es en su tela original enrollada, puesto que la gravedad y el peso del tejido dañan las fibras. Por último, rematamos con las típicas pruebas antes de su entrega", detalla Montenegro sobre el proceso de creación que llevan a cabo en el taller cuando se trata de un vestido para una novia.

placeholder Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Dos más en la mesa)
Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Dos más en la mesa)

Para inspirarse, echa la mirada atrás: "Recuerdos, pequeños detalles que inundan mi mundo, como un tapiz, una joya de algún escaparate o un vestido vintage de cuando era pequeño. Soy bastante barato a la hora de inspirarme, no necesito un viaje caro para ello, simplemente necesito recuperar sentimientos y sensaciones de cualquier elemento que me haya marcado".

En esta conversación, el creador señala que la nueva forma de entender las bodas, sin normas y basadas únicamente en el deseo de los novios, también ha influenciado directamente en el look nupcial de la protagonista: "Las novias hoy día ya no se hacen esos recogidos de novia, ni ese maquillaje exagerado; ahora la novia es tal y como la vemos un sábado o en una boda de una amiga. Me encantan que mis novias suelen ir cómodas, sin colas y vestidos tobilleros, que es una cosa que me caracteriza muchísimo. Después lo complementamos con algún extra como abrigo o una capa, que por eso me llaman 'el rey de las capas', aunque ahora todo el mundo las haga".

placeholder Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Lorena Cendón Fotografía)
Un vestido de novia de Nicolás Montenegro. (Lorena Cendón Fotografía)

Llegado el día B y con el trabajo bien hecho, la satisfacción se apodera de Nicolás Montenegro al contemplar sus creaciones: "Ver su cara y sentir su felicidad son cosas que no se pagan con dinero. Debo admitir que tengo un equipo fantástico, y toda novia que viene a nuestro atelier repite luego con vestidos de colección o para otras ocasiones especiales".

Lo cierto es que conseguir que Nicolás idee tu vestido de novia es una hazaña reservada única y exclusivamente para unas cuantas elegidas. "Suelo trabajar solo 10 vestidos de atelier por mes, porque me gusta mimarlos, y este año que entra tengo casi todas las plazas cubiertas, va a ser una fantasía de año", confiesa.

placeholder Un novia vestida por Nicolás Montenegro. (Ivo Sousa)
Un novia vestida por Nicolás Montenegro. (Ivo Sousa)

Con dos materiales como fetiches -"el crepé y la bambula de seda son dos elementos que respiran clase y elegancia"- y un único adorno como sello distintivo -"amo usar muchos botones forrados, dan sensación de costura y es algo que me vuelve loco"-, el sevillano construye unos vestidos de novia que traspasan la barrera de la realidad para dominar las redes sociales.

Un triunfo viral que, según Nicolás, tiene una lectura positiva, pero también su parte de injusticia. "No te voy a engañar, ver que una novia mía es viral es un subidón que a todo creativo nos gusta y nos apasiona, pero a veces siento que es injusto por otras novias y, a la vez, un poco de rabia, ya que hemos hecho muchas veces unas novias impresionantes, pero por algoritmo o por destino no llegan a ese grado de ser novia viral. El boca a boca y el trabajo bien hecho me ha dado más beneficios que las redes sociales", sentencia.

El que será el vestido de novia más especial de su carrera está en fase de construcción: "Lo diseñaré este 2024 y será para mi hermana. Somos como mellizos y eso me hace sentir único, al igual que me da mucho vértigo por la presión". En sus sueños queda la fantasía de haber creado el traje nupcial de un icono de moda global: el de Kate Moss. "Amo a esa mujer, y se ponga lo que se ponga, todo le sienta como un guante, ya que su personalidad es tan arrolladora que nunca te dejaría en mala posición".

Llegando al final de esta entrevista, apuntar que el futuro del universo Montenegro está vinculado a la moda nupcial: "Siempre les digo a mis clientas nupciales que ellas son mis verdaderas clientas de alfombra roja. Vivimos en un país en el que cada vez el 'fast fashion' está haciendo más daño a los eventos, hasta el punto de que la única oportunidad de hacer una costura es para vestir a una novia. Ese momento lo disfruto al máximo, ya que la experiencia y la respuesta de la clienta nupcial es tan gratificante que, como he dicho antes, esa sensación no se paga con dinero".

El nombre de Nicolás Montenegro comenzó a resonar en la industria de la moda española en 2020. Un joven y talentoso diseñador sevillano que, de la noche a la mañana, coló sus modelos en las alfombras rojas de la mano de Nieves Álvarez, Laura Escanes o Sita Abellán. Un idilio a tres bandas -Montenegro, famosas y moda- que, dado el currículum del creador y su especial sensibilidad, era evidente que se iba a producir. Se formó en una de las mejores escuelas de moda a nivel mundial, en el Instituto Marangoni de Milán, y antes de lanzar al mercado su firma homónima había trabajado para grandes como Dolce & Gabbana y Max Mara.

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