La boda de María en Sevilla: del vestido de novia con zapatos de flores a la decoración inspirada en La Toscana
María y Alex celebraron un precioso enlace de verano en la capital andaluza, rodeados de sus familiares y amigos íntimos y con un look nupcial creado por Romancera como protagonista
El día que Alex vio a María por primera vez, supo, al instante, que terminarían casados. "Nos conocimos trabajando en Madrid. Éramos parte del mismo grupo de amigos y desde el primer momento hubo conexión. Él bromea siempre que, aquel día, les dijo a sus amigos 'esta niña va a ser mi mujer algún día', pero que yo pasaba de él", recuerda la novia entre risas.
Mientras esa premonición seguía marcando los pasos de este consultor de 30 años, el tiempo fue pasado y la amistad sentó las bases de su relación. "Con el tiempo fuimos conociéndonos y a mí me encantaba su espontaneidad y que siempre era él mismo en todo momento, disfrutaba de todo siempre. Me enamoró en un viaje de esquí, cuando le vi bajar la pista. Y así empezamos a salir. A los dos años nos mudamos juntos a Zúrich a trabajar, donde vivimos ahora", cuenta la experta en tecnología también de 30 años.
Allí, en esa ciudad de Suiza, Alex le lanzó la gran pregunta a María. "La petición no fue nada pomposa, porque nosotros somos más de momentos reales. Me escribió una carta y un poema que recogían los 5 años que llevábamos juntos. Y me regaló un anillo, que diseñó él de cero, con un brillante y zafiros alrededor. ¡Como para decirle que no!", dice entre risas. "Fue un momento especial, cercano y auténtico que voy a recordar siempre".
Comprometidos en matrimonio, empezaron a planificar y organizar su boda, asesorados por el equipo de wedding planner Eventaria Bodas de Sevilla. "Son geniales y supercariñosas. Tienen todo controlado: proveedores, sitios y luego detallistas hasta el mínimo asunto. Disfrutan de lo que hacen, que eso siempre es importante".
Lo primero, fijar la fecha y el sitio. El 1 de septiembre de 2023 en Sevilla. Dividida en dos actos, ceremonia religiosa en la iglesia de Santa Cruz, y celebración en la Finca La Caprichosa, a las afueras de la capital hispalense, el suyo fue un enlace romántico y cargado de emoción.
Cuando lo importante estaba en marcha, María dedicó su tiempo a encontrar diseñadora para su vestido de novia. El día que entró al taller de Tamara Vázquez, diseñadora y fundadora de Romancera, sintió un flechazo. "Cuando otras novias te dicen que el feeling que tienes con la diseñadora es lo que te hace tomar la decisión de decantarte por ella, es real, yo lo sentí con Tamara".
Ubicado en plena plaza de la Independencia número 8, en Madrid, de su atelier salen trajes nupciales ideados a medida y en exclusiva para mujeres que se distinguen por tener una sensibilidad especial por la moda.
"Nunca tuve una idea clara de mi vestido, pero si quería que fuera original, una mezcla de moda y que me permitiera bailar y disfrutar. Antes de reunirme con Tamara ya tenía agendadas varias citas para los días siguientes, pero en cuanto salí del atelier de Romancera, la decisión tomada: ella crearía mi vestido de novia. Sus telas, su pasión por la moda, el cuidado y cariño que le pone a todo fue lo que hizo tomar la decisión", cuenta María.
Como ella misma confiesa, no se visualizaba con un look nupcial y confió a ciegas en Tamara Vázquez. "Me ayudó con la inspiración. Juntas montamos un 'moodboard' con distintos recortes de diseñadores de alta costura y poco a poco, fuimos definiendo lo que finalmente fue el vestido. Realmente el mérito lo tiene ella, porque sin yo saberlo, supo sacar de mí lo que buscaba para ese día y diseñar la maravilla de vestido que llevé en el día de mi boda".
Tanto para la diseñadora como para la novia, los materiales jugaban un papel determinante. "Las telas del vestido son muy especiales y únicas. Las dos estábamos muy ilusionadas con la confección del traje".
El proceso de creación transcurrió en el coqueto taller que Romancera tiene en Madrid. "Las pruebas con ella y el equipo las voy a recordar siempre, porque fueron muy especiales y siempre superaban expectativas. La verdad que el proceso de diseñar tu vestido es, sin duda, de lo más especial"
En palabras de Vázquez, María llevó un "vestido de seda con más de siete tejidos diferentes, silueta definida con mucho vuelo y un gran movimiento en bajo". Destacando, la confección de la falda "en crepé satén de seda con superposiciones de muselina y seda rústica y gran godet lateral jugando dos plisados diferentes". Sobre el patrón, Tamara nos cuenta que "el cuerpo es asimétrico con plisado apuntalado a mano y trabajado sobre el cuerpo de la novia, talle bajo asimétrico en cadera y cintura con diferentes texturas y cortes". Por último, la espalda también presenta un diseño asimétrico "con caídas de diferentes largos para aportar ligereza y movimiento en muselina y voile de seda".
Partiendo de un original escote asimétrico, el vestido de novia de María combinaba varios tejidos nobles en su corte con especial detalle en la parte superior. "Además, llevaba un velo de Romancera", explica. Un diseño de seda natural hilada en telar manual.
María dedicó mucho tiempo a la elección de los zapatos. "Me encantan y escoger los adecuados era algo importante para mí. Un día buscando encontré lo que serían los zapatos: el modelo Botanical Pumps de Bottega Veneta y no tardé ni un segundo en decidirme por ellos". Los zapatos de María estaban acabados en punta, contaban con una tira con cierre de hebilla en la pala y tacón alto de diseño trapecio, un patrón singular para un par revestido en un material de piel en tono hueso con estampado botánico multicolor.
En cuanto a las joyas que pusieron el broche a su look nupcial, "no faltó el anillo de pedida que me regaló Alex el día que me pidió que me casara con él. Un anillo con una piedra lapislázuli que me regaló mi madre el día de la boda y unos pendientes antiguos de plata envejecida que nos encontré Pilar de la Vega con brillantes en forma de flor, regalo de mi padrino".
Alex, por su parte, lució un chaqué clásico de Bahman Tailors con camisa de Jade. "Llevé el reloj de bolsillo de mi bisabuelo, que es algo muy especial para mí. Y el reloj de muñeca IWC regalo de María por la pedida", cuenta el novio. "Además de unos zapatos de Allen Edmonds que me compré en Nueva York con mi padre, esas Navidades".
Del beauty look de la novia, tanto del peinado como del maquillaje, se encargó Eva Romero. "Ya la conocía de la boda de mi prima, pero cuando nos conocimos para la prueba es que me transmitió un buen rollo, cercanía y profesionalidad, que me conquistó al instante. Soy muy indecisa y no me maquillo nada nunca, necesitaba alguien que lo entendiese y me ayudara a ir lo más natural posible".
"Para algunas cosas soy perfeccionista, pero para el ramo quise que me sorprendieran. Fue el regalo de mi mejor amiga María que, con L'Orangerie, montaron un ramo precioso, fresco y que iba genial con el vestido. La inspiración fueron mis zapatos que también llevaban detalles de flores silvestres".
La mañana de la boda, María se arregló en compañía de sus padres y hermanas, "disfrutar de ese momento juntos fue un recuerdo que me quedo para siempre, el tiempo pasó superlento y pudimos disfrutarlo mucho".
Acompañada de su padre, Juan Carlos, María entró a la iglesia. "Ver a todos y al fondo, a Alex, y que, de repente, el resto desapareciera". Un sentimiento que compartió el novio, "todo el mundo desapareció y solo podía centrarme en ella y llorar de la emoción", confiesa. "La ceremonia fue muy emotiva desde el momento de la entrada. No paramos de llorar de la emoción los dos. Es una sensación inigualable estar ahí sentados, con todos tus seres queridos arropándote y que a la vez sea un momento tan íntimo. Es un recuerdo que se quedará en nuestros corazones para siempre", dice María.
Cuando María y Alex eran marido y mujer, los recién casados y sus invitados se trasladaron a la Finca La Caprichosa. "La celebración fue pura diversión, disfrute y alegría. Habíamos preparado un aperitivo muy andaluz, porque casi todos los invitados venían de Madrid y del extranjero. Alex es un aficionado a la cocina y este fue su territorio. El equipo de Antonio Bort se pasó el juego con distintos puestos de comida que diseñaron: teníamos un puesto de langostinos de Sanlúcar, un tabanco jerezano, un puesto de cócteles en honor a mi suegro que le encantan y todos los aperitivos fueron platos típicos españoles en miniatura. El cóctel terminó ya con todos bailando con Gelase y su saxofón, que fue uno de los puntos altos de la noche".
De la celebración, "me quedo con la entrada a la cena junto a todos nuestros testigos. Quisimos replicar la boda de 'The Office' que es la serie favorita de Alex y sus amigos, y que así fuera diferente. Habíamos comprado pulseras luminosas para todos los invitados, y apagamos todas las luces para que solo las pulseras brillasen. Cada uno entró bailando a su manera y fue muy, muy divertido".
Sobre la decoración, la pareja se inspiró en La Toscana. "Queríamos una boda sencilla que no fuera excesiva. Le dimos más importancia a la música y la comida, que es lo que nos gusta a nosotros. Al ser todo al aire libre y contar con un jardín tan grande, queríamos las mesas ambientadas en una cena en La Toscana italiana, muy sencillas, desnudas y con tan solo verde. Víctor supo clavar la idea, y con botellas de vino y velas quedaron unas mesas preciosas. Elena, de Naunet Studio nos hizo unos meseros personalizados para cada mesa con detalles que identificaban a los invitados. Quedaron superdivertidos y a la gente le encantó la idea".
"Cuando la boda va cogiendo forma conforme se acerca la fecha, eres capaz de imaginartela porque conoces lo que ocurrirá cada segundo del día. Lo has preparado y estudiado. Pero lo que yo creo que se nos escapó, y que sin duda es lo diferencial y lo que hizo que la boda fuera el mejor día de nuestras vidas, fue la gente. Todo el mundo se lo pasó en grande, nos reímos, lloramos, bailamos hasta que nos dolieron los pies. Y eso hizo que todo lo que nos habíamos imaginado como lo perfecto para ese día, se multiplicará y superara todo tipo de expectativas. Todo lo material pasa a un segundo plano, porque estás tan lleno de amor y felicidad de ver a los tuyos disfrutar, es maravilloso"
En la memoria de María siempre estará, "el abrazo y el cariño de toda la gente que te quiere, ver como disfrutan, lo volcados que estaban todos los proveedores con la boda y sentir esa inmesa felicidad".
"Abrí el baile yo con mi padre con la canción 'Everything', de Michael Bublé que es de mis cantantes favoritos y le hemos visto en directo juntos varias veces. Al ser una canción lenta, pero algo movida, era perfecta porque no queríamos el típico baile practicado, sino fluir en el momento. Lo guardo como uno de los momentos más especiales de la boda. Y la letra de la canción expresa lo que es mi padre para mi. La canción la terminé con Alex y luego soprendimos a todos con 'Land of a 1000 Dances' de Wilson Pickett, que fue muy divertido de bailar juntos y Alex se arrancó y me dió vueltas en el aire que con suerte no nos caímos, ¡quedó genial!"
Como consejo para futuras novias, María señala que "la boda empieza el día que decidís juntos dar el paso, y que hay que disfrutar desde ese momento de cada detalle, de cada paso y de compartirlo con los tuyos. Las bodas son al final los novios y la gente, el resto es añadido".
El día que Alex vio a María por primera vez, supo, al instante, que terminarían casados. "Nos conocimos trabajando en Madrid. Éramos parte del mismo grupo de amigos y desde el primer momento hubo conexión. Él bromea siempre que, aquel día, les dijo a sus amigos 'esta niña va a ser mi mujer algún día', pero que yo pasaba de él", recuerda la novia entre risas.
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