Constanza Villar-Mir e Irene Villa: dos novias, dos estilos, al detalle

Dos bodas han destacado este fin de semana en la actualidad informativa del mundo del corazón. El viernes a última hora de la tarde era Irene Villa la que pronunciaba el 'Sí, quiero' en Madrid. Al día siguiente, el sábado 5 de octubre, lo hacía la hija de Juan Villar-Mir, Constanza Villar-Mir, en Sevilla.

Cada enlace fue único para sus protagonistas y ambas novias lucieron sus looks nupciales potenciando sus dos personales estilos, muy diferentes entre sí pero que demuestran que todas las mujeres que sellan su amor pueden vivir su sueño de casarse con el look nupcial que mejor se adapte a sus formas de ser.

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Patricia Casas

Tanto Villar- Mir como Villa se decantaron por vestidos de novia en un clásico color blanco.

En el caso de la primera, que llegó a la parroquia de Santa Ana montada en una calesa tirada por caballos y acompañada por su padre, su diseño respondió más al patrón de vestido romántico o de princesa al contar con una voluminosa falda de tul, tipo bailarina, asó como con un cuerpo ajustado de manga francesa y cuello cuadrado de líneas depuradas.

Sin embargo, Constanza Villar-Mir aportó varios detalles que hicieron que su prenda se convirtiera en una pieza única. Por un lado, el cuerpo, cuyo largo llegaba hasta la cadera, no estaba rematado por una línea recta, sino oblicua y de la cual nacía la falda de tul. Esta, no contó con un bajo recto, sino con un largo asimétrico con zonas más largas y otras más cortas. El toque de princesa lo aportó también el largo velo de tul que se unía a la cola de la falda.

Tampoco optó por clásicos zapatos de novia, sino que combinó su prenda con unas sandalias negras. Completó el look con un ramo de pequeñas flores silvestres y un suave maquillaje que resaltaba su piel bronceada.

En el caso de Irene Villa, quien ya había contraído matrimonio con David Serrato el pasado 20 de septiembre en el Monasterio de Santa María de la Vid, en una ceremonia íntima con sus seres más allegados, esta vez protagonizó una segunda boda mucho más multitudinaria y festiva. Si en el primer enlace, Villa lució el modelo Artemisa de la diseñadora Silvia Fernández, confeccionado con gasa de seda, cuello halter, espalda al aire y falda larga sobre el que colocó una fluida capa, para su segunda boda quiso algo menos sobrio y depurado y se decantó por un vestido de la diseñadora María Barragán en el que se atrevió a incluir muchos más detalles y adornos llamativos.

La prenda, con corte imperio, de tirantes finos y falda larga y recta contaba con una serie de flores en 3D incrustadas en desde la zona superior del escote hasta el bajo del vestido.

Completó su estilismo con una capa corta hasta el codo, elaborada con un original tejido en relieve, y un ramo de rosas blancas.

En cuanto a las joyas, destacó un llamativo collar elaborado con formas circulares y rematado en pico, plateado y con incrustaciones de pequeñas piedras brillantes, de Cristina Yanes. Las joyas también estuvieron presentes en su peinado, ya que Villa colocó una especie de pequeña tiara sobre el nacimiento de su coleta.