El viudo de Vivienne Westwood se viste de novia en Barcelona en un desfile que rompe todas las normas

La noche llevaba marcada en nuestros calendarios desde hace meses. El 24 de abril de 2025 era el día elegido por Vivienne Westwood para protagonizar su primer desfile íntegramente con moda nupcial. Un hecho insólito que ya fue una noticia en sí misma, pero que cobró un sentido especial en nuestro país por la localización elegida por la marca británica: Barcelona. Enclavado en el marco de la Barcelona Bridal Fashion Week y con un nombre de evento propio, la Barcelona Bridal Night, Westwood tomó el testigo a Giambattista Valli, el diseñador internacional invitado del año pasado, con un desfile único.

Celebrado fuera de la Fira levantada en la pasarela de Montjuïc, el 'show' tuvo lugar en el emblemático e histórico claustro de la Universidad de Barcelona con el objetivo de rendir homenaje a la cultura, el talento y el conocimiento. Lo cierto es que al margen de las intenciones de la firma británica, presentar su colección bridal 2026, este desfile ha sido el único atractivo en una edición marcada por la notable ausencia de los dos grandes imperios de la moda nupcial en España, Rosa Clará y Pronovias. La diseñadora catalana dijo adiós el año pasado a la BBFW y este 2025, Pronovias siguió sus pasos.

El mundo de la moda despidió a Vivienne Westwood a finales de 2022. Desde entonces, su viudo, Andreas Kronthaler, ha sido el encargado de mantener el legado de la reina del punk como actual director creativo de la marca. "Era una diseñadora antimoda que buscaba encontrar siempre nuevas formas de crear drapeados, rotos y parches para que fueran inesperados y sorprendentes. Desde Hot Topic hasta Martin Margiela, todos se han inspirado en ella en algún momento", declaró en aquel momento el periodista especializado Avery Trufelman desde su pódcast.

En el terreno nupcial, aunque Westwood ha firmado looks mediáticos como los de la royal María Laura de Bélgica, la modelo Barbara Palvin o la cantante Miley Cyrus, ninguno es tan icónico, legendario y recordado como el que Carrie Bradshaw lució en la primera película de 'Sexo en Nueva York'. Un vestido 100% Vivienne Westwood que quedó para la historia. Esa aura se dejó ver también en los vestidos y los looks presentados en la Barcelona Bridal Fashion Week.

Cualquiera que sea conocedor del estilo de Westwood podría vaticinar que este desfile iba a ser todo menos una oda a lo clásico y lo tradicional, que la marca británica había llegado a Barcelona para romper con el supuesto protocolo nupcial y que su apuesta sobre la pasarela sería solo apta para novias cañeras. Novias que apuestas por transparencias, por cortes muy minis, por botines de cowboy, por velos rosados, por flores en 3D, por encajes preciosistas, por diseños estampados con flores a todo color, por escotes voluptuosos y sí, todo eso y mucho más se vio al pasar de las modelos.

Maniquís españolas internacionales como Lorena Durán, que entró en el claustro de la mano de los minimodelos, o Guiomar Alfaro, la top de más de 50 años que arrasa sobre las pasarelas ataviadas con un vestido decorado con flores gigantescas a contraste.

Corsés, vestidos cortísimos, trajes de chaqueta, abrigos voluminosos, siluetas satinadas repletas de drapeados, detalles a contraste, medias con ligeros a la vista, sobrefaldas y un universo de fantasía donde todo se alejaba de lo que busca una novia clásica.

La sorpresa de la noche no fue tanto por los diseños, lo ya apuntando, se esperaba un despliegue de moda nupcial con altas dosis de rollo, rupturista, para novias inconformistas y muy sensuales, pensado para romper las normas, la sorpresa vino al final del show: Andreas Kronthaler, viudo de Westwood, cerró el desfile vestido de novia. Un look que, como todo lo anterior, no seguía el protocolo. Una camiseta con un dibujo de la televisiva y amarilla familia de Los Simpson, una falda satinada de corte evasé rozando el suelo, una especie de bolero a base de flores gigantes en relieve, guantes opera brillantes, unas bailarinas joya, un pequeño bolso de mano con asa corta y como broche, un velo de rejilla cubriendo el rostro.

Un diseñador y director creativo que buscaba rendir homenaje a la figura y el legado de la que fue su mujer, Vivienne Westwood, en un desfile que será recordando en Barcelona y en el mundo como uno de los más disruptivos del mundillo.