Tu hijo te está hablando, descubre qué quiere decirte, según Álvaro Bilbao
La comunicación entre padres e hijos no siempre se produce a través de palabras; a veces, su comportamiento lo dice todo y debemos aprender a descifrarlo
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La paternidad puede ser muy frustrante, especialmente cuando observamos cómo nuestros hijos muestran ciertos comportamientos que no conseguimos comprender del todo. Un niño que tiene una rabieta o nos pega puede ser difícil de manejar.
Para ayudarnos a entender qué nos intentan decir con este tipo de comportamientos, el psicólogo Álvaro Bilbao nos explica que, a veces, los niños no pueden expresarse con palabras y, por ello, utilizan acciones para mostrar lo que les afecta a nivel emocional.
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Si tu hijo te ha pegado, puede ser que esté asustado o abrumado. No tiene que ver con falta de respeto, sino con que su cerebro, especialmente a edades tempranas, de 2 a 4 años, aún no está desarrollado para razonar como lo haría un adulto. Para paliar esta reacción, es importante mantener la calma; de esta manera, les ayudaremos a sentirse seguros.
¿Regañas a tus hijos y se ríen? Este comportamiento puede ser desconcertante para un padre, pero, como explica el psicólogo, es un mecanismo de su cerebro que se activa en momentos de miedo o incomodidad. No es una burla, sino que sus centros neurológicos bloquean la capacidad de procesar adecuadamente la situación. No lo hacen con intención, es una respuesta automática a su tensión.
Puede ocurrir, especialmente en situaciones de disgusto extremo, que algún niño se autolesione, golpeándose o dándose cabezazos. Es vital intervenir para evitar que se hagan daño, explica el experto, y es fundamental ayudarlos a expresar su malestar de otras formas. Generalmente, esto ocurre cuando sienten tanto dolor interno que solo pueden expresarlo de este modo.
Si ves que comienzan a tirar objetos, no pienses que es un acto de rebeldía, ya que en realidad están liberando su frustración. En lugar de verlo como un desafío a la autoridad, debemos entender que nuestro hijo está canalizando su enfado. Como padres, debemos aprovechar el momento para enseñarle otras formas de expresar su ira.
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Por otro lado, está el gesto de chuparse el dedo, una acción muy común en los más pequeños, que les sirve para calmarse. Aunque suele desaparecer con el tiempo, puede volver a aparecer cuando se enfrentan a momentos de inseguridad. Es una manera de buscar consuelo ante la falta de soporte emocional. En este sentido, es importante brindarles seguridad y apoyo para que se sientan en confianza.
Cuando nuestro hijo llora o tiene rabietas constantes, puede que esté intentando expresar su miedo, inseguridad o frustración. Los niños no tienen la capacidad de decir que algo ha herido sus sentimientos, por lo que recurren a este tipo de actos para liberar su malestar.
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También puede ocurrir que, después de una reprimenda, el niño prefiera guardar silencio e incluso esconderse. Esto sucede porque intentan entender y procesar lo ocurrido sin desmoronarse emocionalmente. Es importante que respetemos su espacio y les mostremos que estamos disponibles para cuando se sientan listos para hablar. No debemos forzarlos a hablar cuando no quieren.
La paternidad puede ser muy frustrante, especialmente cuando observamos cómo nuestros hijos muestran ciertos comportamientos que no conseguimos comprender del todo. Un niño que tiene una rabieta o nos pega puede ser difícil de manejar.