¿Por qué las personas evitan pedir ayuda? La barrera psicológica del orgullo y cómo superarla
A muchas personas les cuesta o evitan pedir ayuda. Este rasgo de la personalidad podría estar relacionado con miedos o bloqueos emocionales
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F441%2F171%2F30f%2F44117130fb930eb057a836df7f0386d8.jpg)
- No es amor, es obsesión: estas son las consecuencias de la dependencia emocional y cómo superarlas
- Si siempre llegas tarde esto es lo que la psicología dice de ti
Pedir ayuda debería ser algo natural, pero para muchas personas es una tarea que se siente casi imposible. Las razones por las que podría suceder esto van desde las barreras emocionales hasta la presión social de proyectar autosuficiencia. Afortunadamente, comprender estas barreras puede ser el primer paso para superarlas y abrirnos a recibir apoyo cuando más lo necesitamos.
Aunque cada caso es único, existen algunos patrones comunes que explican esta dificultad. Una de las razones más frecuentes es el miedo a la vulnerabilidad. Al pedir ayuda, algunas personas sienten que están admitiendo una "debilidad", lo que puede ser un desafío en un mundo donde la independencia y la fortaleza se valoran de manera desmedida. Asimismo, otro factor importante es el orgullo. La idea de depender de alguien más puede chocar con la necesidad de sentir que podemos manejar cualquier situación por nuestra cuenta. Esto suele estar arraigado en creencias aprendidas desde la infancia o incluso en experiencias previas donde el apoyo solicitado no fue correspondido como esperábamos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F559%2F014%2F767%2F55901476712192513cd8cd72032be550.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F559%2F014%2F767%2F55901476712192513cd8cd72032be550.jpg)
Por último, está el miedo al juicio. Muchas veces, evitamos pedir ayuda porque tememos que los demás nos vean como incapaces, perezosos o poco competentes, algo que afecta especialmente en el ámbito laboral o en relaciones nuevas.
Sin embargo, negarse a pedir apoyo no solo genera una carga emocional mayor, sino que puede afectar a nuestro bienestar físico y mental. El estrés de intentar hacerlo todo solos puede desencadenar ansiedad, agotamiento o incluso problemas más serios como el síndrome de burnout.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F608%2Ffc8%2Fe80%2F608fc8e80fb52bb1aab07c976a324f02.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F608%2Ffc8%2Fe80%2F608fc8e80fb52bb1aab07c976a324f02.jpg)
Además, esta resistencia también afecta nuestras relaciones. Al no permitir que los demás estén ahí para nosotros, limitamos las oportunidades de construir vínculos más fuertes y de experimentar la reciprocidad que fortalece las conexiones humanas.
Lo primero que debemos hacer, si nos sentimos identificados con lo dicho anteriormente, es reconocer que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino una muestra de valentía. Este sería el primer paso para superar esta barrera.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4b6%2F417%2Fa6e%2F4b6417a6e3922b25d469bd69dcb9db41.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4b6%2F417%2Fa6e%2F4b6417a6e3922b25d469bd69dcb9db41.jpg)
Algunas estrategias que podemos utilizar es, por ejemplo, cambiar nuestra perspectiva. Es decir, en lugar de verlo como una carga para los demás, pensar que pedir ayuda puede hacer que las personas de nuestro alrededor se sientan útiles y valoradas, además de sentir que confiamos en ellas. Otra posibilidad, es empezar con pequeños favores, por ejemplo pidiendo ayuda para situaciones simples para ir acostumbrándonos a la idea, como pedir consejo o preguntar por una receta. Otra acción sería aprender a normalizar nuestra vulnerabilidad y a ser conscientes de que nadie es autosuficiente. Aceptar esto nos humaniza y nos conecta más con quienes nos rodean. Asimismo, debemos reflexionar sobre nuestras creencias y preguntarnos de dónde vienen esas ideas de que pedir ayudar está mal y una vez localizadas, desmontarlas. Por último, se aconseja que seamos específicos y claros cuando pidamos ayuda, comunicando exactamente lo que necesitamos, esto facilitará que la otra persona sepa cómo ayudarnos.
Por todo ello, aprender a pedir ayuda no solo nos aliviará de cargas innecesarias, sino que también nos abrirá la puerta a relaciones más auténticas y significativas. A veces, el primer paso para cuidar de nosotros mismos es simplemente reconocer que no tenemos que hacerlo todo solos. Pedir ayuda a esa mano amiga pueda marcar la diferencia.
- No es amor, es obsesión: estas son las consecuencias de la dependencia emocional y cómo superarlas
- Si siempre llegas tarde esto es lo que la psicología dice de ti
Pedir ayuda debería ser algo natural, pero para muchas personas es una tarea que se siente casi imposible. Las razones por las que podría suceder esto van desde las barreras emocionales hasta la presión social de proyectar autosuficiencia. Afortunadamente, comprender estas barreras puede ser el primer paso para superarlas y abrirnos a recibir apoyo cuando más lo necesitamos.