Para esta receta solo necesitas unas rebanadas de pan rústico, rodajas finas de chorizo Realvalle y un poco de queso de cabra. Tuesta ligeramente el pan, coloca encima las rodajas de chorizo y una cucharada generosa de queso. Gratina en el horno o en una sartén con tapa durante unos minutos hasta que el queso se derrita y el chorizo suelte parte de su grasa. Termina con un toque de orégano o miel si buscas un contraste dulce-salado.
2. Chorizo al vino blanco
Una receta clásica que nunca falla. Corta la ristra en rodajas gruesas y dóralas brevemente en una sartén sin aceite (el chorizo soltará su propia grasa). Añade un vaso de vino blanco y deja que reduzca a fuego medio durante 10-15 minutos. El resultado es un bocado jugoso, aromático y perfecto para servir caliente con palillos o pan para mojar en la salsa.
El vino blanco combina muy bien con el chorizo. (Pexels/ Isabella Mendes)
3. Pinchos de chorizo, patata y pimiento
Otra idea rápida y vistosa son los pinchos calientes. Cuece unas patatas pequeñas o córtalas en dados y saltéalas con pimiento rojo en tiras. Añade rodajas de chorizo casi al final, solo para que se doren sin secarse. Ensarta los ingredientes en brochetas de madera alternando colores y sabores, y sirve como tapa caliente en cualquier reunión informal. Si usas el chorizo picante, el contraste con la suavidad de la patata es aún más apetecible.
Estas tres recetas son una muestra de cómo un ingrediente tan básico y versátil como el chorizo puede convertirse en el protagonista de un picoteo delicioso y lleno de sabor. Y si lo acompañas con un buen pan y una bebida fría, el éxito está asegurado.