Karla Moreno, experta en salud digestiva y autoinmunidad: "¿Sabías que el estrés puede ser la causa de tu estreñimiento?"
El estreñimiento puede llegar a ser muy perjudicial en nuestro día a día, sin embargo, no siempre está relacionado con la alimentación
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Muchas veces ir al baño puede ser todo un sufrimiento. El estreñimiento es mucho más común de lo que pensamos y lo solemos unir a la alimentación, pero…¿y si nuestra dieta no tuviese nada que ver y entrasen en juego otros factores?
Según Karla Moreno, experta en Salud Digestiva y Autoinmunidad, además de creadora de contenido, no solo la alimentación nos provocaría este malestar sino que el estrés tendría un papel muy importante en el mismo. Según Moreno: “Si llevas tiempo luchando con el tránsito intestinal lento, tal vez no sea solo la dieta… tu sistema nervioso y tus hormonas también juegan un papel clave”. Y es que según la experta cuando el cuerpo se encuentra en modo estrés puede llegar a bloquear el proceso de digestión, disminuir la motilidad intestinal, reducir la producción de serotonina y además puede afectarnos a la función tiroidea, contribuyendo aún más al estreñimiento.
Pero, ¿por qué pasa esto? En realidad es muy sencillo. Tal y como explica Moreno cuando nos estresamos nuestro cuerpo entra en modo supervivencia, un mecanismo de defensa natural. En ese estado, guarda nuestras reservas de energía afectando a la digestión. Además, el estrés activa el cortisol, que disminuye la motilidad intestinal, aumenta la inflamación y altera la microbiota. Con poca motilidad, el estreñimiento aumenta y además produce menos serotonina, lo que también nos afecta, pudiendo aumentar la depresión. Además, de todo esto el cortisol también inhibe la función tiroidea. Lo peor, tal y como recalca la creadora de contenido es que muchos factores de estrés pasan desapercibidos como, por ejemplo, el déficit de sueño, la inflamación crónica o el exceso de ejercicio.
Aun así, Moreno nos da la clave que reside en aprender a regular el sistema nervioso y optimizar nuestra digestión llevando a cabo estrategias que van más allá de la alimentación. Entre ellas, el manejo del estrés a través de la respiración diafragmática, el yoga o la meditación, asimismo la estimulación del nervio vago a través de masajes abdominales o el agua fría. Además, podemos optimizar nuestra serotonina a través de alimentos ricos en triptófano como plátano, pavo o nueces. Por último, debemos revisar nuestra tiroides para llevar un estilo de vida más saludable.
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