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¿Cómo es una persona manipuladora? Conoce los cinco tipos más comunes y aprende a detectarlos, según la psicología
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¿Cómo es una persona manipuladora? Conoce los cinco tipos más comunes y aprende a detectarlos, según la psicología

En muchas ocasiones, podemos rodearnos de personas manipuladoras y no darnos cuenta, por ello, es importante reconocerlas

Foto: Tipos de personas manipuladoras. (Pexels)
Tipos de personas manipuladoras. (Pexels)

Las relaciones humanas están llenas de matices. A veces compartimos momentos con personas que, sin que nos demos cuenta, alteran nuestras decisiones, nos hacen dudar de nuestras emociones o incluso logran que actuemos en contra de nuestro propio bienestar. Esas personas, en muchos casos, están ejerciendo una forma de manipulación. Pero no todo comportamiento persuasivo, tiene esta distinción. La diferencia clave está en la intención: cuando alguien intenta influir en ti para su propio beneficio y sin respetar tus límites, es probable que estés frente a una persona manipuladora.

Según la psicología, un manipulador suele actuar de forma sutil y estratégica. Su objetivo es controlar o influir sobre los demás mediante el uso de la culpa, el miedo, la confusión o incluso el cariño mal dirigido. Lo hacen sin mostrarse agresivos de forma directa, lo que a menudo dificulta detectarlos a tiempo. Asimismo, pueden presentarse en cualquier entorno: en la pareja, el trabajo, la familia o el grupo de amigas. Por eso, aprender a reconocerlos es fundamental para proteger nuestro equilibrio emocional.

placeholder Hay cinco tipos de personas manipuladoras. (Pexels)
Hay cinco tipos de personas manipuladoras. (Pexels)

Dentro de los tipos de personas manipuladoras con las que podemos cruzarnos se encuentra en primer lugar la víctima profesional, es decir, el tipo de persona que siempre tiene una historia triste a mano. Usa el victimismo como herramienta para generar compasión y evitar responsabilidades. Si alguna vez te has sentido culpable por hacer algo que no querías, probablemente estuviste frente a alguien así. Asimismo, tampoco debemos obviar al halagador con doble filo, que se caracteriza por su encanto, por saber decir justo lo que necesitamos escuchar, pero sus cumplidos suelen venir acompañados de expectativas ocultas. La manipulación aquí se disfraza de afecto: da cariño esperando algo a cambio. Existe otro perfil especializado en la culpa, el cual se apoya en frases como “Después de todo lo que hice por ti” o “No esperaba esto de ti”. Utiliza el chantaje emocional como su principal herramienta para salirse con la suya, sembrando culpa en quienes la rodean. También podemos encontrarnos con el ambiguo, del que nunca sabemos exactamente qué es lo que quiere, pero de alguna manera terminamos haciendo lo que él o ella espera. Usa el silencio, las indirectas o la confusión para que seas tú quien tome decisiones que lo favorezcan. Este tipo es especialista en mensajes ambiguos y manipulación pasiva. Y por último, el controlador camuflado, el cual nunca levanta la voz ni impone órdenes explícitas. Pero siempre está detrás de nuestras elecciones, opinando, aconsejando “por tu bien”. Poco a poco va limitando nuestra libertad con frases amables que esconden una necesidad de control.

Reconocer a una persona manipuladora no significa etiquetarla o juzgarla de inmediato. Pero sí es un acto de autocuidado. Establecer límites, validar nuestras emociones y confiar en nuestra intuición son herramientas poderosas para no caer en redes de manipulación emocional. Nadie tiene derecho a decidir por nosotros ni a dirigir nuestros pasos a través del miedo o la culpa. A veces, el primer paso para recuperar el control de nuestra vida es identificar aquellas dinámicas que nos desgastan, aunque vengan disfrazadas de buenas intenciones.

Las relaciones humanas están llenas de matices. A veces compartimos momentos con personas que, sin que nos demos cuenta, alteran nuestras decisiones, nos hacen dudar de nuestras emociones o incluso logran que actuemos en contra de nuestro propio bienestar. Esas personas, en muchos casos, están ejerciendo una forma de manipulación. Pero no todo comportamiento persuasivo, tiene esta distinción. La diferencia clave está en la intención: cuando alguien intenta influir en ti para su propio beneficio y sin respetar tus límites, es probable que estés frente a una persona manipuladora.

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