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Júlia Farré, nutricionista, sobre la sandía: "Dale golpecitos y el sonido tiene que sonar hueco"
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Júlia Farré, nutricionista, sobre la sandía: "Dale golpecitos y el sonido tiene que sonar hueco"

La clave para una sandía dulce y jugosa está en pequeños detalles que pasan desapercibidos. Aprender a identificarlos puede cambiar por completo tu compra de verano

Foto: La experta nos da sus trucos para elegir bien la sandía. (YouTube / @JuliaFarre)
La experta nos da sus trucos para elegir bien la sandía. (YouTube / @JuliaFarre)

Escoger una sandía perfecta puede parecer una lotería: muchas personas se guían por el tamaño, el color general o simplemente el azar. Sin embargo, existen señales visibles y audibles que permiten saber si una sandía está en su punto óptimo antes de llevarla a casa. En pleno verano, cuando el consumo de esta fruta se dispara, conocer esos indicios puede marcar la diferencia entre una experiencia refrescante y una decepcionante.

La nutricionista Júlia Farré ha compartido en redes sociales cinco consejos concretos para evitar errores al elegir sandía. Según explica, el primero en el que debemos fijarnos es la mancha en la piel. Debe ser de color amarillo, no blanca. Esta zona, llamada “mancha de apoyo”, indica que la fruta ha reposado en el suelo mientras maduraba. Cuanto más tiempo haya estado en contacto con el suelo, mayor será su dulzura. Una mancha blanca, en cambio, puede señalar una recolección prematura.

El segundo truco apela al sentido del oído. “Dale golpecitos y el sonido tiene que sonar hueco”, recomienda. Este eco característico indica que el interior está bien estructurado y lleno de agua, lo que garantiza jugosidad. Una sandía sin ese sonido podría estar pasada, seca o incluso inmadura por dentro.

En tercer lugar, la experta aconseja observar el rabito. Si está seco y ligeramente rizado, es una señal de maduración completa. “Si lo ves verde y tieso, no es una buena sandía”, asegura. Este pequeño detalle a menudo pasa desapercibido, pero aporta información valiosa sobre el momento en que fue recolectada.

placeholder El rabo de la sandía es uno de los puntos a tener en cuenta. (Frepik /  pvproductions)
El rabo de la sandía es uno de los puntos a tener en cuenta. (Frepik / pvproductions)

El cuarto aspecto fundamental es el peso. Una sandía madura y con buena cantidad de agua debe sentirse más pesada de lo que parece a simple vista. “Que cuando la veas y la cojas digas: ‘¡ostras, pesa más de lo que parecía!’”, indica Farré. Esa sensación es una pista clara de que está jugosa y bien hidratada.

Por último, la nutricionista subraya la importancia de la forma. Lo ideal es que sea lo más redonda y simétrica posible, sin bultos ni zonas desiguales. Las protuberancias pueden ser reflejo de alteraciones en su crecimiento, lo que repercute en la textura y el sabor.

placeholder La experta explica cómo elegir bien una sandía. (Pexels / Kaboompics)
La experta explica cómo elegir bien una sandía. (Pexels / Kaboompics)

Con estas cinco pautas —color de la mancha, sonido hueco, rabito seco, peso elevado y forma regular—, comprar una buena sandía deja de ser cuestión de suerte. Un gesto tan cotidiano como el de seleccionar fruta puede convertirse en una elección más consciente y placentera.

Escoger una sandía perfecta puede parecer una lotería: muchas personas se guían por el tamaño, el color general o simplemente el azar. Sin embargo, existen señales visibles y audibles que permiten saber si una sandía está en su punto óptimo antes de llevarla a casa. En pleno verano, cuando el consumo de esta fruta se dispara, conocer esos indicios puede marcar la diferencia entre una experiencia refrescante y una decepcionante.

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