Juan Pablo Laso, coach de salud mental: “Sobrepensar, a veces es una forma de anticipar el futuro o cuestionar el pasado, pero no ayuda”

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• No te creas todo lo que pienses, más del 80% de las cosas que nos preocupan no van a llegar a ocurrir nunca jamás

El sobrepensamiento es una de las trampas más habituales en la vida diaria. La mente tiende a saturarse de ideas y, cuando eso ocurre, es difícil mantener la calma o tomar decisiones claras. Consciente de este fenómeno, el coach de salud mental Juan Pablo Laso ha compartido un mensaje que se ha convertido en un recordatorio oportuno: “Sobrepensar, a veces es una forma de anticipar el futuro o cuestionar el pasado, pero no ayuda”.

En su intervención, Laso arranca con una idea sencilla: detenerse y respirar. “Cuando tu mente se sature de pensamientos, haz una pausa y respira”, aconseja. Ese gesto, tan básico como olvidado en medio de la prisa diaria, permite cortar de raíz la acumulación de ideas que generan agobio. La respiración consciente, explica, se convierte así en un recurso inmediato para recuperar equilibrio y serenidad.

El especialista propone ir más allá de la pausa. Una vez identificado el exceso de pensamientos, es necesario preguntarse si lo que uno piensa realmente tiene utilidad o está conectado con la realidad. “Pregúntate, ¿esto que pienso me sirve? ¿Es realista?”, plantea.

Este ejercicio, según Laso, ayuda a discernir entre ideas que aportan claridad y aquellas que solo suman confusión. Y si la conclusión es que no sirven, la recomendación es clara: “Si no, suéltalo”. Dejar ir un pensamiento repetitivo no significa ignorar la realidad, sino liberarse de la carga innecesaria que impide avanzar.

El coach recuerda que no todo se resuelve desde la mente. En ocasiones, la forma más efectiva de romper con el círculo de pensamientos es reconectar con lo físico. “A veces basta con moverte un poco, salir a caminar o volver al cuerpo”, afirma.

“Recuerda, no tienes que resolverlo todo ahora”, explica. La idea transmite la importancia de concederse tiempo, de aceptar que no siempre hay respuestas inmediatas y de soltar la exigencia interna de querer controlarlo todo.