Así es como se debe fregar un suelo de madera para que quede impoluto y no pierda nunca el brillo

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El suelo de madera es uno de los revestimientos más elegantes y cálidos que puede tener una vivienda. Sin embargo, también requiere un cuidado especial si se quiere mantener como el primer día. Fregarlo de forma incorrecta puede provocar que pierda el brillo natural, se deteriore con el tiempo o incluso aparezcan manchas difíciles de eliminar. Por eso, los expertos en limpieza coinciden en que la clave está en la técnica y en los productos que se utilizan.

El primer paso imprescindible es eliminar el polvo y la suciedad superficial con una mopa o una aspiradora equipada con cepillo para suelos delicados. De esta manera, se evita que las pequeñas partículas actúen como una lija y rayen la superficie al pasar la fregona. Solo después de esta limpieza previa conviene proceder al fregado.

A la hora de mojar el suelo, el gran error es abusar del agua. La madera es un material poroso y la humedad excesiva puede hacer que se hinche, se deforme o aparezcan manchas oscuras. Los especialistas recomiendan utilizar una fregona bien escurrida, de manera que el suelo quede ligeramente humedecido y se seque en pocos minutos.

En cuanto a los productos de limpieza, lo más adecuado es recurrir a jabones neutros o fórmulas específicas para madera. Los detergentes demasiado agresivos eliminan la capa protectora del barniz, mientras que los remedios caseros como el vinagre, aunque populares, pueden resultar demasiado ácidos y acabar apagando el brillo. Una pequeña cantidad de limpiador diluida en agua suele ser suficiente para mantener la superficie impecable.

Para conservar el brillo a largo plazo, conviene complementar el fregado habitual con productos nutritivos para madera, como ceras o aceites, que se aplican de forma periódica siguiendo las recomendaciones del fabricante. Estos tratamientos actúan como una película protectora que realza el acabado y prolonga la vida útil del suelo.

La ventilación es otro punto a tener en cuenta: abrir las ventanas tras fregar acelera el secado y evita la acumulación de humedad. Además, se aconseja colocar alfombras en las zonas de mayor tránsito, como pasillos o entradas, para proteger la superficie del desgaste diario.