Sexo por encima de todo
Cuando un hombre ve a una mujer en ropa interior el mundo deja de girar y la mujer ya no es mujer: se convierte en objeto.
Cuando un hombre ve a una mujer en ropa interior el mundo deja de girar y la mujer ya no es mujer: se convierte en objeto. Las imágenes de féminas en actitud sexual o ligeras de ropa activan una región de sus cerebros asociada a los objetos, y no a las relaciones personales, como ocurre cuando las ven vestidas. A un hombre que tiene en su trabajo un poster de una mujer sexy, le es difícil no imaginar a sus compañeras de oficio en los mismos términos. ¿Ellos sólo piensan en el sexo cuando tratan con mujeres?
El deseo sexual desordenado e incontrolable que es la lujuria, es su mayor pecado, el vicio que les atormenta y el que con más frecuencia confiesan. Aunque no piensen en el acto sexual cada seis segundos, como dice la creencia popular, les pierde por encima de la gula o la pereza.
Con las mujeres no ocurre lo mismo. Parece que ellas tienen muchas otras cuestiones rondándoles antes que el sexo, pero, uno puede conocer su predisposición a mantener relaciones mirándolas de frente.
La forma de mirar es determinante en este sentido. Una reciente investigación concluye que los hombre se inclinan por las mujeres más abiertas a las relaciones sexuales de corto plazo fijándose en el espejo del alma, claro que sus intenciones siempre son más difíciles de discernir y ellas tienen la facultad de parecer interesadas cuando realmente no lo están.
A pesar de los pesares y sea más difícil o no provocar el acto sexual, el sexo es una fuente natural de energía por lo que se debe practicar en calidad y cantidad, y, a ser posible, por las mañanas.
Expertos en la materia aseguran que, practicado a primera hora del día, el sexo mejora el funcionamiento de distintos órganos, refuerza las defensas inmunológicas, optimiza la circulación, disminuye la presión sanguínea, reduce el riesgo de padecer diabetes e infartos, fortalece los huesos y músculos y alivia la artritis y la migraña, además de embellecer la piel, dar brillo al cabello y contribuir a perder calorías. ¿De verdad no tiene 30 minutos libres para comprobarlo?
Cuando un hombre ve a una mujer en ropa interior el mundo deja de girar y la mujer ya no es mujer: se convierte en objeto. Las imágenes de féminas en actitud sexual o ligeras de ropa activan una región de sus cerebros asociada a los objetos, y no a las relaciones personales, como ocurre cuando las ven vestidas. A un hombre que tiene en su trabajo un poster de una mujer sexy, le es difícil no imaginar a sus compañeras de oficio en los mismos términos. ¿Ellos sólo piensan en el sexo cuando tratan con mujeres?