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Jaime de Mora y Aragón, el hermano golfo de la reina Fabiola de Bélgica
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Jaime de Mora y Aragón, el hermano golfo de la reina Fabiola de Bélgica

El aristócrata y actor era persona poco grata en palacio. Se le acusa de dar el ‘cambiazo’ a un joyero. Su postura en contra de los reyes belgas fueron un quebradero

Foto: Jaime de Mora y Aragón, en una imagen de archivo durante el rodaje de una película (Gtres)
Jaime de Mora y Aragón, en una imagen de archivo durante el rodaje de una película (Gtres)

El aristócrata y actor Jaime de Mora y Aragón, el hermano mayor de los seis que tuvo la reina Fabiola, fue durante muchos años persona poco grata en el reino de los belgas. No se le llegó a prohibir la entrada en el palacio de Laeken, pero sí le aconsejaron que era mejor que no se dejara caer por allí, y tampoco por la finca de Motril donde pasaban sus veranos los reyes Balduino y Fabiola, tristemente fallecida el pasado viernes a los 86 años.

El resto de la familia española de la reina belga, formada por un montón de sobrinos y cuñados, eran bien considerados en palacio, pero Jaime, sin embargo, estaba vetado. Los años atemperaron la relación con la reina, aunque ella nunca llegó a asumir del todo el carácter fiestero y vividor de su hermano, que fue uno de los personajes más divertidos de la España de los 80 y que consiguió, junto con Alfonso Hohenlohe, que Marbella tuviera repercusión internacional.

Cada 18 de julio, Jaime organizaba su cumpleaños, que se convertía en uno de los mayores atractivos del verano en la Costa del Sol. Siempre estaba esponsorizado y el dress code exigía transparencias a los invitados o que acudieran vestidos de reyes, reinas, príncipes y princesas, "pero no como mi hermana y su marido, que son unos rancios. Si solo beben agua… No me extraña que no tengan niños, si no los saben encargar. Solo rezan", decía. Y se organizaba el escándalo, porque la prensa internacional se hacía eco de sus palabras.

El ‘cambiazo’ del joyero

Por supuesto, enviaba al palacio de Laeken la consabida invitación. También envió una para el estreno de la obra de Emilio Romero Las personas decentes me asustan, en la que actuaba. Explicaba que "nunca fui correspondido por mi hermana. Resultaba invisible para ella, aunque sé que me tenía cariño. Yo le enseñé a ver el mundo, incluso le expliqué ya mayorcita cómo se hacían los niños", contaba divertido cuando le preguntaban por la relación con Fabiola.

"Me acostumbré a los desaires de la familia y decidí que la vida de aristócrata insulso no me gustaba. Además, tenía que buscarme la vida, porque nosotros teníamos blasones, pero no efectivo", añadía resuelto. Cuenta la leyenda que sustituyó parte del joyero de la hermana por piezas exactas de bisutería. Las originales se las vendía a prestamistas o las dejaba en casas de empeño.

La reina Fabiola (vea su vida en imágenes) y sus hermanos eran hijos de los marqueses de Casa Riera, Gonzalo de Mora y Fernández y Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz, que debían mantener un estatus social que no se correspondía con los ingresos familiares. Jaime de Mora estudió en los mejores colegios internacionales, pero le gustaba más disfrutar de la vida que estudiar. Y fue un gran vividor que nunca hizo daño más allá de los dolores de cabeza que originaba en la corte belga a los responsables de prensa. Que el hermano de la soberana apareciera en televisión lavando camisas que no se arrugaban, que tocara el piano en locales de señoritas guapas o se fotografiara vestido con manto de armiño y corona emulando a su cuñado era en aquellos tiempos un escándalo de primera. Murió a los 70 años reconciliado con su hermana, que le ninguneó y a la que incluso perdonó que no le hubiera invitado a su boda cuando se convirtió en la esposa del rey Balduino.

El aristócrata y actor Jaime de Mora y Aragón, el hermano mayor de los seis que tuvo la reina Fabiola, fue durante muchos años persona poco grata en el reino de los belgas. No se le llegó a prohibir la entrada en el palacio de Laeken, pero sí le aconsejaron que era mejor que no se dejara caer por allí, y tampoco por la finca de Motril donde pasaban sus veranos los reyes Balduino y Fabiola, tristemente fallecida el pasado viernes a los 86 años.

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