La reina Máxima estrena la tiara Stuart en una cena de gala en Luxemburgo
La monarca lució la tiara Stuart, la más valiosa del joyero Orange. Dicha joya no aparecía sobre la cabeza de una reina desde 1972, año en el que la lució la recordada Juliana
La reina Máxima ha vuelto a demostrar que tiene un estilo propio e inconfundible. Este miércoles por la noche, la consorte holandesa se vestía de gala para acudir a la cena que tuvo lugar en el Gran Palacio Ducal de Luxemburgo, una parada importante en los actos del viaje oficial que ella y su marido, el rey Guillermo, han realizado al país. Y, como verso suelto que es, lució un vestido de uno de sus colores predilectos: el amarillo. El modelo, obra de Jan Taminiau y ceñido a la cintura, ya lo utilizó en la fiesta de su 40 cumpleaños.
Aparte de ese amarillo que se ha convertido en una de las claves de su vestuario, muchos ojos también se dirigieron hacia la cabeza de la royal. Para una ocasión tan especial, Máxima lució la tiara Stuart, la más valiosa del joyero Orange. Dicha joya no aparecía sobre la cabeza de una reina desde 1972, año en el que la lució la recordada Juliana de los Países Bajos.
Lo curioso de la pieza es que no llevaba tres de sus diamantes más característicos, el central y dos laterales. En su lugar, se han colocado dos más pequeños a ambos extremos. Los laterales de antaño se han convertido en pendientes que Máxima lució con la misma elegancia que el resto del conjunto, en el que también destacaba un broche encima de la banda.
Si la royal de Holanda apostó por los tonos dorados, las otras dos féminas presentes en la cena eligieron colores más pastel. Tanto la Gran Duquesa María Teresa como Stephanie de Luxemburgo apostaron por sendos modelos de Elie Saab que acompañaron de una banda azul.
La cena supuso la culminación de un día cargado de actos oficiales, en el que tanto Guillermo como Máxima acudieron a una ceremonia de bienvenida en la que fueron recibidos por los grandes duques Enrique y María Teresa. La relación entre las dos familias siempre ha sido bastante fluida, ya que Guillermo y el gran duque Enrique descienden de una rama común, la Casa de Nassau. Los grandes duques y los soberanos holandeses representan esa vieja unión de Luxemburgo y los Países Bajos que, este miércoles, se coronó con una espectacular cena que ha dejado numerosas imágenes para el recuerdo.
La reina Máxima ha vuelto a demostrar que tiene un estilo propio e inconfundible. Este miércoles por la noche, la consorte holandesa se vestía de gala para acudir a la cena que tuvo lugar en el Gran Palacio Ducal de Luxemburgo, una parada importante en los actos del viaje oficial que ella y su marido, el rey Guillermo, han realizado al país. Y, como verso suelto que es, lució un vestido de uno de sus colores predilectos: el amarillo. El modelo, obra de Jan Taminiau y ceñido a la cintura, ya lo utilizó en la fiesta de su 40 cumpleaños.