Diez años sin David Carradine: ¿murió asesinado o a causa de un juego sexual?

En los inicios de su carrera, David Carradine solamente era el hijo de John Carradine, ese actor taciturno al que siempre recordarán los fans más acérrimos de John Ford. Con el tiempo, pasó de 'hijo de' a una estrella televisiva de primer orden gracias a 'Kung Fu'. Aquello de 'pequeño saltamontes' fue célebre en todo el mundo. También en España cuando toda la familia se reunía en torno a la televisión para ver lo mismo.

Después fue recuperado por Quentin Tarantino para su díptico 'Kill Bill' y, desde hace exactamente diez años (3 de junio de 2009), se le recuerda por una muerte insólita. Recapitulemos: el actor se alojaba en la suite del hotel Swissotel Nai Lert Park de Bangkok (Tailandia). Tenía 72 años y se encontraba allí rodando 'Strecht'.

Una noche, fue hallado muerto en la habitación del hotel de la manera más insólita: con un pañuelo cerca de su cabeza. La primera hipótesis apuntó al suicidio. Sin embargo, la investigación reveló que había sido víctima de un juego sexual, una masturbación con axfixia que se le fue de las manos. Su esposa, Marina Anderson, con la que estuvo casada desde 1998 hasta 2001, no pensó lo mismo. "Creo que fue asesinado, que fue el objetivo de alguien. Alguien que entró en la habitación sin permiso. O puede que se aburriera, fuera al pueblo y trajera a alguien a la habitación. No creo que estuviera solo", dijo en 2010.

Sin embargo, la investigación policial demostró que en aquella habitación no había entrado absolutamente nadie. Tampoco parece probable que se suicidase, pese a que según unas memorias ('Endless Highway') aseguró que lo había intentado con apenas cinco años. La infelicidad familiar le acompañó desde pequeño como buen hijo de actores que era. Para superarlo, en su juventud abrazó la cultura hippie y las drogas. Fue poco después cuando la interpretación llegó a su vida a través de varias obras en Broadway. Tras algún western menor, llegó 'Kung Fu' y aquel pequeño saltamontes que se hizo tan popular.

Transcurrida una década desde que Carradine (el famoso Bill al que Uma Thurman quería matar) perdiese la vida, pocos interrogantes quedan. Y aunque muchos han intentado moralizar acerca del fin de su periplo vital, su familia y sus amigos lo han reivindicado como una poderosa presencia en pantalla, alguien que será recordado por algo más que por un juego erótico que le costó demasiado caro.