Flavio Briatore: excesos, escándalos, Donald Trump y una victoria sobre el coronavirus

Recuperado ya del coronavirus que contrajo el pasado verano, el empresario italiano Flavio Briatore, conocido a nivel mundial como el director del equipo Renault de Fórmula 1 que llevó a Fernando Alonso a ser campeón del mundo, vuelve a la carga con su nuevo espectáculo 100% español que acaba de estrenar en Billionaire Dubai.

La hospitalización de Briatore se produjo tras trascender que se habían registrado 63 casos positivos de covid en el club Billionarie de Porto Cervo, un exclusivo local nocturno de su propiedad en la costa Esmeralda de Cerdeña. Esta discoteca-restaurante se inauguró en 1998 y es uno de los lugares favoritos de millonarios, futbolistas y la jet set, con sucursales en Montecarlo, Dubái y Marbella.

El empresario ya había criticado anteriormente a las autoridades italianas por imponer restricciones al ocio nocturno. "Incapaces en el Gobierno. El virus no sale de marcha, solo de noche", llegó a decir.

Después de su sonado divorcio de Elisabetta Gregoraci, con la que estuvo casado nueve años dejando atrás su alergia a las relaciones duraderas, pero no su pasión por el buen vivir y las excentricidades. Como excéntrica es la cláusula sobre su ruptura con Gregoraci, que acaba de trascender. La condición 'sine qua non' que Briatore impuso es que durante tres años después de la separación no debía ser vista en los medios con otro hombre, o de lo contrario tendría que pagar una penalización muy elevada.

Recientemente estrenaba nueva novia: Benedetta Bosi, una estudiante de Derecho en la Universidad de Milán, nada menos que 49 años menor que él. Las conquistas de este Casanova de los circuitos incluyen a las supermodelos Naomi Campbell y Heidi Klum. La alemana es la madre de la única hija de Briatore, nacida en 2004. Nunca fue reconocida por él, y sería luego adoptada por el cantante Seal, el exmarido de Klum. En 2010 nacería su segundo hijo, fruto de su relación con Gregoraci.

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El hombre que supo guiar a Fernando Alonso y Michael Schumacher a lo más alto es una persona que se encuentra tan a gusto subido en uno de sus lujosos yates como participando en un reality show junto a Donald Trump o realizando actividades más intelectuales como el seminario que impartió en la universidad milanesa de Bocconi, titulado 'El mánager del mañana, entre la teoría y la práctica'. "Yo sé lo que le gusta a la gente", aseguró entonces de forma pícara el italiano.

Precisamente sobre el aún ocupante de la Casa Blanca ha llegado a decir: "Donald tiene un talento inigualable, cuando se postuló para presidir la Casa Blanca tenía todos en contra, incluso entre los suyos. Lo conozco desde los años 90, considero que he sido el primero en traerlo a Europa",

Los escándalos tampoco le son ajenos a alguien que abandonó por la puerta de atrás la Fórmula 1, la categoría de la que algunos le elevaban a sucesor del mismísimo Bernie Ecclestone. Antes de llegar al glamuroso mundo de las carreras había trabajado como profesor de esquí y gerente de restaurante e incluso había sido condenado a un año y seis meses de cárcel por estafa, y después comenzó una fulgurante carrera en la empresa Benetton.

Ya en su etapa en la F1 se vio involucrado en un gran escándalo, bautizado como Crash Gate, por el presunto amaño del Gran Premio de Singapur 2008, en el cual se presume que se pidió provocar un accidente al piloto Nelson Piquet Jr., para que saliera el 'safety car' y diera la victoria al compañero de equipo Fernando Alonso. Un turbio asunto que terminó con la expulsión de por vida de Briatore de la competición.