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Alexander Grinberg, el millonario ruso que compró media Marbella: "Putin es un depredador"
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ENTREVISTA

Alexander Grinberg, el millonario ruso que compró media Marbella: "Putin es un depredador"

Llegó a la localidad marbellí en 2008 y se considera uno de esos 'andaruses' que pueblan la costa malagueña. El empresario reniega del presidente ruso y ayuda al pueblo ucraniano

Foto: Alexander Grinberg. (Amparo de la Gama)
Alexander Grinberg. (Amparo de la Gama)

La familia de Alexander Grinberg vino de vacaciones un día caluroso de verano a Marbella y aquí se quedó, montando todo un imperio. El empresario millonario, mecenas de la ciudad costasoleña, argumenta en la entrevista que concede a Vanitatis que se enamoró de sus gentes y comenzó su larga andadura de inversiones en la 'ciudad del canto sin dueño': “Aquí en Marbella se vive de maravilla, pero mi corazón está ahora en Rusia y en Ucrania. Un asesino en nombre de una nación está devorando nuestra tierra. Mi hija Ksenia está en Moscú y no le dejan salir. Es periodista y ya la han detenido varias veces. Temo por su vida. En momentos como estos, te das cuenta de que el dinero no es nada en la vida. Solo importa lo esencial”.

En el momento que estábamos realizando esta entrevista, le comunicaron telefónicamente a Alexander que su padre, el conocido Ruslan Grinberg, que dirige el Instituto de Economía de la Academia de Ciencias de Rusia, acababa de salir del país vía Dubái: “No puede haber mejor noticia. Temo, sobre todo, por mi padre. Él está muy perseguido porque es la mano derecha de Mijaíl Gorbachov. Toda la familia hemos estado muy unidos a ese régimen y a ese gran señor. Mi padre acaba de publicar un libro que se está leyendo en todo el mundo de este ex secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y sobre lo que hizo por nuestro país. Ahora mismo, si nos detienen a cualquiera de la familia, nos aplicarán la ley de 15 años de prisión por ser detractores del régimen”.

placeholder Alexander, junto a Gorbachov. (Cortesía)
Alexander, junto a Gorbachov. (Cortesía)

Alexander se sonroja. Pertenece a esos moscovitas que recalaron en la Costa del Sol y ya no quisieron irse, y que se denominan a sí mismos 'andaruses'. Habla de él mismo como “un ruso no al uso” y en estos momentos no tiene pelos en la lengua para explicar al mundo que “es normal que salgan fotografías paralelas de Hitler y Putin porque son lo mismo. Putin ha cometido un error fatal que no tiene vuelta atrás. Ayer mismo me cuenta mi hija que en manifestaciones pacíficas detienen a niños, ancianos y les llevan a comisaria donde les dan terribles palizas. Es una dictadura en toda regla. Una dictadura que antes se maquillaba con mascarilla, pero que ahora sale a cara descubierta con un dictador letal que se llama Vladímir Putin”.

Víveres para Ucrania

Para paliar esta masacre del pueblo ruso con Ucrania, Alexander dice que hace desde Marbella todo lo que puede: “Estoy mandando con furgones a mi chófer particular para que lleve alimentos a la frontera. Toda la gente está reaccionando muy bien en Marbella, que es un paraíso en la tierra, y hago bandera de este lugar donde quiera que vaya por mis múltiples viajes. Son muchos los amigos y compañeros rusos que se han afincado aquí por mi recomendación y me siento orgulloso de ello. Pero ahora algunos están sufriendo la ‘rusofobia’: niños en los colegios, gente en los restaurantes, coches que sufren pintadas... y ese no es el camino correcto", sentencia para Vanitatis Alexander Grinberg.

placeholder Alexander, con su familia. (Cortesía)
Alexander, con su familia. (Cortesía)


Este mecenas marbellí –mitad judío, mitad ruso– ha dejado atrás aquellas celebraciones de su cumpleaños, en el antiguo Billonaire de Briatore, donde sus amigos degustaban botellas de vodka y champán francés. Para amenizar aquellas fiestas, no tuvo reparo en contratar y sufragar el viaje de la banda de moda de Moscú, Bi-2, una de las más importantes del rock ruso con varios premios de la MTV en su país de origen. “Claro que recuerdo esas fiestas. También son parte de lo que es Marbella, pero ahora hay una guerra. Tenemos bloqueadas nuestras cuentas y nuestras inversiones están paralizadas y no podemos pagar a nuestros empleados. Los cumpleaños los celebramos en casa”, nos dice.

Inversiones y fútbol

Grinberg fue el primer ruso que compró un club de fútbol en España. “No quiero dejar de invertir en esta ciudad porque en ella me quedo para siempre. Me siento un ruso muy andaluz y, sobre todo, marbellí y me gustaría poner en marcha un sueño que tengo: la Ciudad del Deporte en el Club de Golf de la Dama de Noche. Quiero seguir invirtiendo en esta maravillosa ciudad y en Andalucía, construir una ciudad deportiva con un centro de alto rendimiento futbolístico que sea líder en Europa, con instalaciones de primer nivel y, a su vez, tener sinergias para todo el sector hotelero, de restauración, de servicios".

Después de pasar un duro bache con la justicia y cuatro meses de prisión preventiva, Alexander explica a este medio que “ahora el Juzgado Número 1 de Marbella ha cambiado de juez. Tras hacer un análisis minucioso se han desestimado muchas de las acusaciones. Incluso ya no tengo que presentarme cada primero de mes. Espero que se cierre mi caso muy pronto”.

Alexander no es el prototipo de ruso de la Costa del Sol que se compra lo más caro y derrocha el dinero para aparentar. Hay quien dice que media Marbella ya es suya; sin embargo, a él no le gusta hacer alarde de nada. De hecho, vive en la zona de Bahía de Marbella y no en La Zagaleta, como otros de sus compatriotas que rayan el lujo extremo. “Se ha publicado lo de la propiedad de la mansión de Putin en La Zagaleta y todos los rusos estamos convencidos de que es cierto. Aunque lo nieguen, es muy normal que la propiedad esté puesta a nombre de testaferros. Una muestra clara es que más de uno hemos visto a su exmujer, Luzmila, en esa zona”.

"Más de uno hemos visto a Luzmila, la exmujer de Putin, en Marbella"

Alexander lleva una vida tranquila. No se considera un devoto de las boutiques y joyerías de Puerto Banús ni de El Corte Inglés. Es vegano (no come ningún producto animal y la verdura la suele comer cruda) y tiene una bodega de 'tapitas' que le gusta frecuentar en el centro de Marbella: “Me encanta esta tierra donde la gastronomía tiene un altísimo nivel y el carácter de su gente es amable, alegre y vitalista, algo que les hace ser muy parecidos a nosotros”, señala a Vanitatis.

Desde el año 2008 vive en Marbella con su mujer, Yulia Buzaeva. Tiene dos hijos, un varón de 15 años que estudia en Marbella, y Ksenia, de 29, que estudió periodismo y es la directora gerente de los negocios de su padre en Moscú. Una de las aficiones de este moscovita millonario es el fútbol. Gran entusiasta del Spartak de Moscú, de ahí le llegó el deseo de querer tener su propio club de fútbol: "Entiendo el fútbol como deporte, pensando en la afición y que quiere ver un espectáculo de alto nivel, pero no a cualquier precio. Mis valores son el sentido común y tener los pies en la tierra. Que nadie espere grandes derroches ni dispendios. He construido todo siempre desde la sensatez y el trabajo duro y constante, que son los que al final te dan resultado seguro. Echo mucho de menos mi equipo de fútbol. Ojalá vuelvan esos tiempos". El Club Marbella, que rescató de la nada, estaba llamado a desaparecer cuando apareció el magnate ruso y lo salvó.

La familia de Alexander Grinberg vino de vacaciones un día caluroso de verano a Marbella y aquí se quedó, montando todo un imperio. El empresario millonario, mecenas de la ciudad costasoleña, argumenta en la entrevista que concede a Vanitatis que se enamoró de sus gentes y comenzó su larga andadura de inversiones en la 'ciudad del canto sin dueño': “Aquí en Marbella se vive de maravilla, pero mi corazón está ahora en Rusia y en Ucrania. Un asesino en nombre de una nación está devorando nuestra tierra. Mi hija Ksenia está en Moscú y no le dejan salir. Es periodista y ya la han detenido varias veces. Temo por su vida. En momentos como estos, te das cuenta de que el dinero no es nada en la vida. Solo importa lo esencial”.

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