La excéntrica princesa europea que ha movido los hilos antes del cónclave: así han sido las presiones y movimientos

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Un artículo del Times publicado el pasado sábado advertía de que para seguir las cuitas de la política vaticana, había que seguir "el dinero estadounidense". La verdadera presión en torno a la elección del nuevo papa, aseguraba, no tiene lugar durante el cónclave, sino durante los nueve días de luto conocidos como Novemdiales. Este periodo solemne está marcado por una serie de antiguos rituales y reuniones de alto nivel a las que asisten los cardenales, deseosos de conocerse y tomarse el pulso antes del momento decisivo. También es cuando más acceso hay a las distintas corrientes y se pueden vislumbrar los raíles por donde va a discurrir el cónclave.

El artículo señalaba directamente a la princesa alemana Gloria von Thurn und Taxis como una de las más activas estos días de precónclave, sobre todo en el área conservadora, donde tiene buenos amigos como el cardenal estadounidense Raymond Burke, de 76 años, o el cardenal alemán Gerhard Mueller, de 77. El palacio romano de la artista, socialité y ex punk, cerca de la Plaza de España, ha estado funcionando como embajada espiritual y social para los prelados de tendencia más tradicionalista. Durante el cónclave, los cardenales electores residen en Santa Marta, pero los días previos al cónclave, se alojan en lugares diversos como colegios o conventos y tienen libertad de movimientos.

El príncipe Stefano Pignatelli di Cerchiara, descendiente del papa Inocencio XII leyó el artículo del Times y no se sorprendió en absoluto: "Estas dos semanas de precónclave –explica en el italiano Corriere della Sera– han sido muy intensas aquí en Roma, no creo que solo la princesa Gloria von Thurn und Taxis haya abierto las puertas de su casa a los cardenales. Vayan y pregunten al Club de Caza, creo que los miembros –entre ellos hay muchos príncipes romanos con al menos un Papa en la familia– han organizado reuniones de muy alto nivel con los cardenales también para mantener la fidelidad a la tradición".

El histórico Club de Caza italiano cuenta entre sus ilustres socios con un buen número de cabezas coronadas y es frecuentado sobre todo por la aristocracia de la ciudad. Fundado en 1922, este club para caballeros se encuentra en la planta noble del Palacio Borghese del siglo XVII, en el barrio de Campo Marzio. La admisión, concedida únicamente a los candidatos que tengan sus cuatro antecesores nobles, queda sujeta a que la presentación la hagan tres socios existentes. Las damas sólo entran si van acompañadas y no en todas las sedes.

Mucho más popular es Gloria von Thurn und Taxis, conocida en los años 80 como "la princesa punk", es una aristócrata alemana convertida hoy en una figura de referencia para los católicos tradicionalistas tanto en Estados Unidos como en Europa. Su castillo de 500 habitaciones en Ratisbona ha sido descrito por Stephen Bannon, estrecho estratega y aliado de Trump, como una "escuela de gladiadores" para la formación teológica y mediática de católicos conservadores hostiles al papa Francisco.

La princesa era muy cercana al anterior Papa, Benedicto XVI. En 2008, Ratzinger le otorgó el título de Dama de la Encomienda de la Orden de San Gregorio, la más alta distinción que se puede otorgar a un seglar. En el comunicado enviado por el Vaticano, el Papa ensalzaba la figura de la princesa como una "católica valerosa y comprometida con la Iglesia".

No siempre fue así. En el marco del Congreso Mundial de las familias, celebrado a inicios de octubre de 2022 en Ciudad de México, la aristócrata explicó cómo se reencontró con la fe: "Crecí en un hogar católico. Rezábamos por la mañana, rezábamos por la noche, rezábamos a la hora de la comida, antes de cenar, íbamos juntos a la iglesia los domingos. Pero cuando crecí, empecé a revelarme contra mis padres y me alejé un poco de la iglesia… aunque siempre he sentido que Dios me ama y que Nuestra Señora me ama. Hoy voy a misa todos los días porque he recibido tanta ayuda de Nuestra Señora y de Dios que quiero darles las gracias. Y mi manera de agradecerles es yendo a misa diario".

Nadie hubiera adivinado ese sentimiento católico en los años 80, cuando fue bautizada por la prensa de sociedad como "la princesa TNT" (de dinamita, claro). Gloria Schönburg de Glauchau y Waldenburg se casó con el aristócrata más rico de Alemania cuando ella tenía 20 años y él 53. Cuenta 'Vanity Fair' que en 1986 celebró el 60 cumpleaños de su marido con una fiesta de disfraces de temática dieciochesca en la que contó con Mick Jagger y Jerry Hall, Malcolm Forbes, Adnan Khashoggi o Ivo Pitanguy, y en la que la tarta estaba decorada con 60 penes de mazapán.

Enviudó cuatro años después. Su marido le había dejado mucho patrimonio (una fortuna de 1.400 millones de euros logrados gracias al monopolio del servicio postal europeo) pero también un cheque en blanco en deudas. Solo por los impuestos derivados de los derechos sucesorios, la princesa alemana tuvo que abonar más de 360 millones. La aristócrata estuvo más de una década trabajando en sanear la fortuna familiar, y llegó incluso a tomar clases particulares de Economía y Contabilidad en Ratisbona. La solución fue vender empresas, joyas y algunas de las mejores piezas de su colección de arte. "Necesitaba el dinero y fue lo correcto", explicó la aristócrata a ABC, en una de las escasas entrevistas que ha concedido a un medio español.

Misas en latín

Aquella experiencia endureció su frivolidad. En los años transcurridos desde la muerte de su esposo, la princesa Gloria se ha transformado en lo que el New York Times describió como una "reina del sol" para los católicos romanos tradicionalistas. El castillo San Emerano, en Ratisbona, es un refugio para los católicos conservadores que luchan por preservar las tradiciones de la iglesia. Pero también su casa de Roma se ha convertido estos días en epicentro de la corriente más tradicionalista. En su mesa se ha estado discutiendo el futuro de la Iglesia católica.

La princesa viuda frecuenta las misas tradicionales en latín que todavía se oyen en la iglesia de la Santissima Trinità dei Pellegrini de Roma, siempre con un velo negro. Su amistad con el cardenal Müller viene de la época en la que el alemán fue obispo de Ratisbona. Junto con Burke, son dos importantes referentes de la corriente más cercana a Benedicto XVI en el cónclave.

El Papa Ratzinger conocía muy bien a la familia Thurn und Taxis, que siempre fue su benefactora. Junto con Alessandra Borghese, sobrina del Papa Pablo V, la princesa alemana se convirtió en una especie de asesora de estilo durante su pontificado; incluso se dice que la decisión del pontífice alemán de llevar siempre unas zapatillas de color escarlata fue por una sugerencia que le hicieron sus dos íntimas amigas. Con todo, la influencia de la aristocracia actual en la elección de un nuevo Papa ha disminuido considerablemente desde el siglo XX.