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Jared Kushner e Ivanka Trump: más discretos, más millonarios y más poderosos que nunca
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POLÍTICA INTERNACIONAL

Jared Kushner e Ivanka Trump: más discretos, más millonarios y más poderosos que nunca

El segundo mandato de Donald Trump ha estado marcado por la desaparición de su hija y su yerno de la primera línea mediática. Bajo el radar han duplicado su patrimonio

Foto: Jared Kushner e Ivanka Trump, en el parlamento israelí la pasada semana. (Getty)
Jared Kushner e Ivanka Trump, en el parlamento israelí la pasada semana. (Getty)

Las diferencias entre el primer y el segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos han sido muchas, pero, entre ellas, la más misteriosa ha sido la desaparición del ojo público de los que fueran asesores clave entre 2016 y 2020: Ivanka, la hija más famosa del presidente, y Jared Kushner, su “yernísimo”, al que muchos apodaron como mini-Trump y temieron como poder en la sombra de la Casa Blanca.

Su ausencia ha sido notable, pero su fortuna no ha hecho más que crecer. Ivanka anunció tras la vuelta de su padre al despacho oval, que esta vez se dedicaría a sus labores familiares. Ya se había separado notablemente con el asalto al Capitolio y recordemos que su omnipresencia en el primer mandato acabó conduciendo al cierre de su marca de ropa, joya y complementos por el rechazo social que generó en parte de su clientela menos conservadora. Eran otros tiempos cuando a su boda con Kushner en 2009 acudían Russell Crowe, Natalie Portman o el demócrata Andrew Cuomo. Quizá a ella fue a la única a la que los números no le acabaron de cerrar en ese primer mandato, así que esta vez tocaba cambiar de estrategia.

La omnipresencia de Ivanka en el primer mandato acabó conduciendo al cierre de su marca de ropa, joya y complementos por el rechazo social

La desaparición mediática empezó allá por 2020 con una operación inmobiliaria: la pareja compró a Julio Iglesias una propiedad en Indian Creek (Florida) por 32 millones de dólares. Esa selectísima isla artificial es apodada el búnker de los millonarios, pues ahí viven también los Bezos —que como buenos vecinos les invitaron a su opulenta boda— o el emir de Catar —compañero de negocios de Kushner— y la mansión ya ha triplicado su valor desde que la compraron, más allá de los beneficios de conocer al vecindario.

placeholder Kushner saluda mientras le aplauden. (Reuters)
Kushner saluda mientras le aplauden. (Reuters)

No es de extrañar que, aunque no haya una explicación muy clara, desde que empezó la nueva administración Trump, el patrimonio de su hija haya pasado de los 50 a los 100 millones de dólares sin que prácticamente hayamos oído noticias por su parte. Más allá de cuidar de sus tres hijos —Arabella Rose, de 14, Joseph Frederick, de 12 y Theodore James, de 9— y sus otras casas —un apartamento en Park Avenue en Nueva York y una mansión adyacente a uno de los campos de golf de su padre en Nueva Jersey, entre otras—, Ivanka salió de su lujosa madriguera el pasado mayo para anunciar un nuevo emprendimiento: Planet Harvest, una organización con ánimo de lucro pero fines filantrópicos (profit-for-purpose, en sus palabras) que busca hacer accesibles los alimentos de calidad a las zonas y los grupos de población menos abastecidos.

Un gran negocio en un momento en el que, bajo el mandato de su padre, se han recortado los programas para ayudar a las minorías y eliminado programas para combatir la desigualdad. Así que, ahora sí, por lo bajini y convirtiendo en iniciativa privada lo que el gobierno niega, la presidencia de su padre le sale por fin rentable.

Estas cifras, en cambio, palidecen ante las de su señor marido, que en los últimos días ha vuelto a la primera plana por dos razones. La primera, porque en septiembre de este año cruzó la barrera de los 1.000 millones de dólares de patrimonio, sumándose a la lista de milmillonarios según la revista Forbes. La segunda, porque el reciente acuerdo de paz entre Israel y Palestina significó su vuelta a la palestra política, supervisando en Egipto la operación que él mismo ha orquestado en silencio.

Kushner ha hecho una jugada maestra en la que prácticamente ha ejercido de agente doble entre la diplomacia política y la estrategia empresarial

Ambas noticias están más unidas de lo que parece. Y es que Jared Kushner, que siempre fue más sibilino que el lenguaraz Donald Trump, ha hecho una jugada maestra en la que prácticamente ha ejercido de agente doble entre la diplomacia política y la estrategia empresarial. Y aunque el conflicto de intereses es marca de la casa del actual mandato de su suegro, lo de Kushner es otro nivel.

Atención a la cronología: en 2014, antes de que Trump entrara en el tablero político, el entonces empresario inmobiliario de corte medio andaba detrás de la empresa de seguros y finanzas israelí Phoenix. Pero entonces la regulación impidió la compra del 47% de las acciones, tal y como tenía previsto. Tras la primera administración de Trump, en la que él era el ajo de todas las salsas (entre otras, la de los Acuerdos Abraham entre Israel y los Emiratos Árabes, donde ahora tiene su principal caladero de inversores), Kushner salió de la política y fundó su firma de inversión Affinity Partners en 2021.

placeholder Jared Kushner, recibiendo a Trump en el aeropuerto de Ben Gurion. (Reuters)
Jared Kushner, recibiendo a Trump en el aeropuerto de Ben Gurion. (Reuters)

Así, se puede decir que la primera administración de Trump fue para él la época de siembra y la segunda ronda está siendo su época de cosecha. Con esa misma firma por fin se ha podido hacer con un 10% de las acciones de Phoenix en 2024, cuando en plena guerra contra Gaza —que describió como un litoral de gran potencial edificable— la inversión en Israel caía en picado.

Hoy los frutos de esa operación se han multiplicado por nueve. El valor de los activos de Kushner en esta empresa se sitúa ahora en 215 millones de dólares a solo tres años de su compra. Sin esta operación —que se suma a todo su emporio inmobiliario—, el yerno de Trump no hubiese entrado en la liga de los milmillonarios, donde le acogen con los brazos abiertos no solo su suegro, sino también su hermano Josh, casado también con una modelo, Karlie Kloss. Él sigue siendo, no obstante, el más pobre de los tres. Pero todo queda en casa y todos se casan con mujeres de medidas perfectas.

Las diferencias entre el primer y el segundo mandato de Donald Trump en Estados Unidos han sido muchas, pero, entre ellas, la más misteriosa ha sido la desaparición del ojo público de los que fueran asesores clave entre 2016 y 2020: Ivanka, la hija más famosa del presidente, y Jared Kushner, su “yernísimo”, al que muchos apodaron como mini-Trump y temieron como poder en la sombra de la Casa Blanca.

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