Camas balinesas, la manera más lujosa de tumbarse a la bartola con vistas al mar
Además, están puestas en los mejores sitios. Léase Platja d'Aro, Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera, Marbella o Gran Canaria. Son el símbolo del verano a cuerpo de rey
Ahora lo más no es tumbarse a la bartola en una hamaca colgada entre pino y pino, o quizá sí, según se mire y lo amigo de lo rural y el campo que uno sea. Lo que han impuesto los resorts de piscinas infinitas que juegan a confundirse con el mar, jardines exuberantes y multioferta gastronómica son las camas balinesas, que son los lujosos y grandiosos nidos 'king size' sacados al exterior, a que les dé el aire, rodeados de arena y horizonte cuanto más infinito mejor. Te decimos dónde puedes gozar de este placer tan epicúreo que habría fascinado a los amigos del triclinio, aquel diván de griegos y romanos. La mayoría de las veces es cuestión de hotel. La excelencia veraniega.
1. Entre pinos y en la Costa Brava
El Sallés Hotel & Spa Cala del Pi ya se anuncia como mucho más que un hotel y con razón (desde 410 euros la habitación). Esto parece el paraíso: frente al mar, en Platja d'Aro, y con acceso directo a la cala. En su zona chill out, que es el hábitat natural de las camas balinesas, uno puede practicar eso tan necesario y en boga de la desconexión total. La conexión aquí es con la naturaleza. Además spa, cocina ampurdanesa del restaurante Rosa dels Vent y unos alrededores que no sabe uno por dónde empezar: Pals, Begur, Cadaqués...
2. En la Riviera Balear, con el glamour de los 50
El lujo cuando es formenterano no es lo mismo. Lo sabrás cuando estés en el Gecko Beach Club a tus anchas y te hagas con una de estas camas que suenan a Bali, a exotismo y a vacación. El arquitecto e interiorista Antonio Obrador ya se ha ocupado de darle a este hotel (desde 235 euros) todo el glamour de aquellos años 50, cuando la jet set internacional campaba por aquí. Esta isla es pura magia. Mucho espíritu mediterráneo, yoga, un DJ pinchando bossa nova en la piscina, cócteles clásicos, restaurante en la arena y allá en el frente, la playa de Migjorn.
3. En Mallorca con amor
De la mano de Nikki Beach llegamos a Mallorca para aposentarnos como reyes -es lo que tiene esta isla- en Magaluf, en Calvià, cerquita de la ciudad de Palma. Lo que nos dan es un beach club en toda regla, con restaurante, bar, cabaña, piscina y tienda boutique. Aquí corre el champán y se baila a ritmo de DJ, mientras en la isla sube la temperatura... y no solo por acción del sol. Las vacaciones son así.
4. En plena campiña de Maspalomas
Allí, al sur de Gran Canaria, donde se despliega la campiña de ese territorio tan vacacional que es Maspalomas, hay un reducto dedicado a la desconexión según un concepto particular que han denominado 'step into serenity'. Es el Sheraton Gran Canaria Salobre Golf Resort (desde 175 euros), que practica un nuevo zen que incluye un spa con fuente de hielo, duchas de contrastes, chorros terapéuticos y demás, mucho golf -tiene dos campos de 18 hoyos cada uno-, habitaciones con balcón privado, dos ríos artificiales, siete piscinas, tres restaurantes y tres bares. Y por supuesto nuestras camas balinesas, con vistas a la montaña y solo para adultos (35 euros día completo con botella de cava, previa reserva).
5. Frente al mar de Menorca
Aquí, en este Blue Sky Bar, hasta combinan el té con la ginebra. Estamos en la azotea del hotel Barceló Hamilton (desde 174 euros) de la bella isla de Menorca, en primera línea de la bahía de Mahón. Un lugar privilegiado solo para adultos que se presenta como 'urban beach' y cuenta con seis bañeras de hidromasaje con vistas al mar, dos piscinas exteriores, zona de solárium y un flotárium. No podía faltar, en este orden de cosas, la cama balinesa.
6. Bajo el sol de Ibiza
En el ME Ibiza, que es todo sofisticación junto a la playa de la bahía y con acceso directo en barco. Eso por no hablar de The Rooftop, que ofrece alta cocina, cócteles y piscina privada con vistas alrededor, o de su Nikki Beach, un club diurno con música en directo, champán y gastronomía. Uno no sabe qué elegir: una tumbona, una cama balinesa o una jornada impagable en su spa. En la urbanización S'Argamassa, en Santa Eulalia del Río. Esto es Ibiza.
7. En la Costa del Sol más exclusiva
En el hotel Los Monteros Spa & Golf Resort tenía que ser. Concretamente, en su club La Cabane, a la orillita del Mediterráneo marbellí, que te invita a tumbarte en sus hamacas, sus cabañas o sus camas vips. Eso quiere decir botella de champán, plato de fruta y otros lujos. Durante agosto y septiembre, abre todos los días de 11 a 19 h. Y está en la carretera de Cádiz, que siempre es tierra prometida.
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Ahora lo más no es tumbarse a la bartola en una hamaca colgada entre pino y pino, o quizá sí, según se mire y lo amigo de lo rural y el campo que uno sea. Lo que han impuesto los resorts de piscinas infinitas que juegan a confundirse con el mar, jardines exuberantes y multioferta gastronómica son las camas balinesas, que son los lujosos y grandiosos nidos 'king size' sacados al exterior, a que les dé el aire, rodeados de arena y horizonte cuanto más infinito mejor. Te decimos dónde puedes gozar de este placer tan epicúreo que habría fascinado a los amigos del triclinio, aquel diván de griegos y romanos. La mayoría de las veces es cuestión de hotel. La excelencia veraniega.