Que no te engañen: viajar solo no es tan idílico, también tiene sus desventajas
Piénsatelo dos veces antes de coger la mochila y lanzarte a recorrer el mundo ‘all by myself’, que diría Celine Dion. Aunque puede ser una experiencia inolvidable en muchos sentidos, no hay que mitificar
Vivimos en la era de la globalización y sin embargo cada vez son más las personas que buscan desconectar de todo en vacaciones. Y cuando decimos 'de todo', nos estamos refiriendo a amigos, pareja, mascota, familia… Las ajetreadas vidas laborales y personales que llevamos en pleno siglo XXI han hecho que estalle una burbuja que solo el tiempo dirá si permanece: la de los viajes en solitario. Los operadores turísticos se frotan las manos con este nuevo tipo de viajero, ya que este perfil se sitúa por encima de las vacaciones en familia o con amigos.
De hecho, un estudio de TripAdvisor ya confirmó lo que era un secreto a voces. El 43,5% de los españoles ya han viajado solos en alguna ocasión. ¿Los motivos que aportan para liarse la manta a la cabeza y presumir de carácter aventurero? Libertad, independencia y demostrarse a uno mismo que es capaz de superar cualquier obstáculo en soledad. Razones de peso en un mundo en el que cada vez pasamos menos tiempo solos (y en esa compañía se incluye, inevitablemente, la tecnología).
Pero cuidado con lo que deseamos porque muchos de estos viajes en solitario están motivados por la pseudorrealidad que vivimos a través de Instagram. Selfies cuyos protagonistas sonríen en mitad de parajes exóticos y nos cuentan las maravillas de disfrutar de un poco de paz y tranquilidad. Sí, sí… Lo que nadie se atreve a confesar son los contras de una experiencia que puede volverse una auténtica pesadilla si no estás preparado (sobre todo psicológicamente).
Así pues, y para que puedas presumir de ‘lonely traveller’ sin tener que mentir demasiado, aquí te dejamos algunos de los obstáculos que tendrás que superar viajando por tu cuenta.
Demasiado tiempo con uno mismo
No es casualidad que la mayoría de las películas y libros nos muestren a viajeros que emprenden aventuras en solitario para reencontrase a nivel espiritual o para huir de algo. No entraremos a valorar la idoneidad de lo anterior, pero lo que sí es cierto es que viajar solo implica la necesidad de poder estar a gusto con quienes somos y con lo que estamos haciendo en ese momento. “Si no encuentro a nadie para irme de vacaciones, me iré solo”, escuchamos a menudo. Una afirmación que no debemos hacer tan a la ligera. Nuestra mente se mantiene ocupada cuando estamos con los demás, pero disfrutar en soledad es algo que solo es apto para determinado tipo de personas. ¿Cuáles? Las que están en paz consigo mismas. Y sí, podrá parecer muy místico, pero nadie quiere viajar solo cuando su mente no para de recordarle que, efectivamente, está solo. Ojito con esto.
Mesa para uno, por favor
Uno nunca sabe lo que es que lo miren con condescendencia e incluso con algo de pena hasta que no desayuna, come o cena totalmente solo en un restaurante. Es curioso darse cuenta de cómo la gente cree que uno lo hace porque no tiene a nadie con quien compartir la mesa y no porque, mira tú que sorpresa, le apetece compartir mesa consigo mismo. Y no solo será el camarero el que ponga cara rara cuando le digamos que no tendremos compañía, las personas del resto de mesas se asegurarán de mirarte de arriba abajo para imaginarse qué horrible historia te ha pasado para que nadie quiera sentarse a tu lado.
Cuidado con los +1
En el circuito de los viajeros solitarios hay un espécimen al que se le conoce como 'parásito' (o por lo menos nosotros vamos a llamarlo así). Es ese ‘lonely traveller’ que está deseando encontrar a otros como él para adherirse a ellos como el papel de celo a las yemas de tus dedos. Muy conveniente si estamos hartos de viajar solos, pero terriblemente irritante si estamos disfrutando de nuestra soledad. Se les suele reconocer porque van mirando de un lado para otro como zarigüeyas en busca de cobijo.
Prepárate para hablar con desconocidos
Hay mucha gente que entabla conversación con gente que viaja sola por simple curiosidad. De dónde eres, a dónde vas… Un banal y superficial intercambio de palabras que en ocasiones te abrirá las puertas de conversaciones maravillosas, pero solo si tienes la actitud adecuada. Exacto. De nuevo, la manera en la que te enfrentes a este momento será clave. Así pues, si no eres de los que comentan el tiempo que hace con su compañero ocasional de ascensor, piénsatelo dos veces.
Todo es más caro
No es por aguarte la fiesta, pero la vida está hecha para vivirla en pareja o en familia. Las ofertas siempre van dirigidas a niños y a enamorados. Estancias más baratas para menores de doce años, cenas románticas que salen a mitad de precio… ¿Y qué pasa con los que viajan solos? Pues que inevitablemente pagan las consecuencias, nunca mejor dicho. De ahí que no te vendría mal tener un +1 al que poder recurrir en este tipo de ocasiones.
En definitiva, no todos somos Julia Roberts en ‘Come, reza, ama’. Asumámoslo.
Vivimos en la era de la globalización y sin embargo cada vez son más las personas que buscan desconectar de todo en vacaciones. Y cuando decimos 'de todo', nos estamos refiriendo a amigos, pareja, mascota, familia… Las ajetreadas vidas laborales y personales que llevamos en pleno siglo XXI han hecho que estalle una burbuja que solo el tiempo dirá si permanece: la de los viajes en solitario. Los operadores turísticos se frotan las manos con este nuevo tipo de viajero, ya que este perfil se sitúa por encima de las vacaciones en familia o con amigos.