Inés de Ramón en claves beauty, del maquillaje overlip a la melena butterfly

La aparición de Inés de Ramón en el Festival de Cine de Venecia, del brazo de Brad Pitt no solo causó sensación por dejar constancia de su afianzada relación, sino que confirmó que la empresaria (es vicepresidenta de la firma de joyas Anita Ko Jewelry ) puede dar interesantes lecciones de estilo.

Versace, Aquazzura o Christian Louboutin son algunas de las marcas con las que construye sus looks de lujo silencioso, pero ¿qué tiene que decir esta neoyorkina en el plano beauty?

Digamos que el gusto estético de Inés es el mismo en el terreno de la moda y en el de la belleza. Por más que juegue a un efecto cara lavada o un look effortless, lo cierto es que sabe los puntos en los que incidir y su truco está en resaltarlos con buenos productos, pero sin que resulte muy evidente.

Igual que sus salones llevan suela roja, su perfilador nude nos dice que no se ha pasado un bálsamo de labios sin prestar atención, sino que quiere resaltar su nuevo volumen pero de una forma discreta.

Pero comencemos por la melena de Inés de Ramón. La empresaria siempre ha mantenido su tono natural, un castaño oscuro que rezuma salud, con un brillo muy hidratado. Sin embargo, este cabello tan sano es resultado de años de cuidados.

Cuando repasamos fotografías antiguas, muchos años antes de ser pareja de Brad Pitt, cuando estaba casada con Paul Wesley, sus puntas no estaban tan selladas. El cabello de ramón se veía más encrespado y mate, incluso se apreciaba cierta textura rizada. Ahora su melena es compacta y con un tono uniforme, lo que demuestra que no solo ha cambiado el corte de pelo o los tratamientos con los que la cuida, también entra en juego un cambio interior, bien a través de la alimentación, bien a base de nutricosmética.

El otro cambio en su cabello es, indudablemente, su acertado corte de pelo. Ahora Inés de Ramón lleva una melena con capas escalonadas, con un largo a la altura del pecho y un desfilado frontal que le dan un potente toque noventero. Su melena entraría en el terreno de los cortes butterfly o concave. Su turco para ganar volumen es peinar siempre las puntas hacia el interior.

Por supuesto, además de su acertado cambio en el corte y el cuidado de su cabello, su maquillaje sutil, pero efectista es todo un punto a tener en cuenta. Mientas no es demasiado fan de las bases de maquillaje con alta cobertura, siempre lleva la piel impoluta, con un filtro de luz que iguala el tono de su rostro.

Sus mejillas se resaltan con un sutil blush rosa, con la intención de fingir un efecto cara lavada. Llegando a la mirada, el primer detalle es la forma de peinar sus definidas cejas. Su diseño es preciso y no busca grosor, sino simplemente que todo quede en su zona.

A la hora de maquillar los ojos, nunca falta un lápiz de ojos cremoso con el que realiza un delineado que levanta ligeramente el rabillo final, pero sin buscar una línea fina. No es un eyeliner definido. Varias capas de máscara de pestañas son las encargadas de rematar el efecto de cat eye elevado. En el tipo de cobertura y trazo encajan lápices como el CONTOUR G de Guerlain.

La guinda del cintillo look beauty de Inés de Ramón, que recuerda enormemente al de Meghan Markle, son los labios. Resulta bastante evidente que su volumen y proyección -sobre todo en el labio superior- han cambiado en los últimos años, pero la empresaria mantiene la misma forma de maquillarlos.

Primero perfila los labios en un tono nude rosado muy parecido a su color natural, similar al del Lip Cheat de Charlotte Tilbury, en su celebrado color Pillow Talk. Aunque a veces cambie el color con el que rellena sus labios, el perfilado nunca falta, pudiendo incorporar también el uso de un bálsamo, al estilo de los gym lips, para lograr un efecto aún más natural.

En ese plus de jugosidad y destellos sutiles en los labios, también podrían encajar labiales como el Gloss Bomb Stix de Fenty Beauty, de cobertura modulable capa a capa y que permite unificar el tono, pero que los labios parezcan muy maquillados.

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