Con estos muebles de Ikea puedes conseguir una casa de estilo japonés minimalista

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El estilo japonés minimalista va más allá de lo estético: es una filosofía de vida que abraza la calma, la funcionalidad y el respeto por los materiales naturales. En un momento en que el hogar se ha convertido en el refugio frente al ritmo acelerado del exterior, apostar por esta forma de entender el espacio puede suponer un verdadero cambio de enfoque. Ikea, con su apuesta por el diseño accesible y la pureza de materiales, ofrece piezas clave para trasladar este espíritu a cualquier vivienda.

Uno de los elementos esenciales en un salón de inspiración japonesa es un sofá de líneas limpias y estructura sólida. 'Landskrona' responde a esa premisa: tapizado en tonos neutros, con cojines de espuma de alta resiliencia y reposabrazos móviles que permiten acoplar una chaiselongue, equilibra confort y discreción. A su lado, el taburete 'Kyrre', en abedul y con tres patas curvas, introduce la lógica del diseño funcional: estable, apilable y visualmente ligero.

En el dormitorio, la cama 'Tarva' representa el concepto de honestidad material. Fabricada en pino macizo sin tratar, puede personalizarse con barniz o pintura, respetando la belleza de la veta natural. Su diseño elevado no solo facilita la limpieza, sino que permite incorporar almacenaje invisible, una solución alineada con la estética japonesa del orden visual.

Para el almacenaje, el sistema 'Ivar', con puertas de madera y bambú, permite modular el espacio sin romper la unidad estética. Su personalización es casi infinita, desde el interior hasta la superficie, convirtiéndolo en un mueble que evoluciona con el usuario. En esa misma línea, las cestas de ratán 'Branäs', trenzadas a mano, aportan textura orgánica y funcionalidad. Por su parte, la pantalla de lámpara 'Gullsudare', fabricada en papel de arroz, difumina la luz con suavidad y conecta con la tradición japonesa de los materiales ligeros y naturales.

Con esta selección de muebles, Ikea permite acercarse al estilo japonés minimalista sin grandes complicaciones ni presupuestos desorbitados. La clave está en elegir piezas funcionales, con materiales honestos y líneas limpias, que aporten equilibrio y serenidad al espacio. Más que una estética, se trata de crear un entorno donde reine la calma y cada objeto tenga un propósito. Una forma de habitar que prioriza lo esencial y deja respirar al hogar.