Lola Marceli: "Me asombra que Sarkozy use alzas"

Lola Marceli es una de las actrices más elegantes de nuestro cine y televisión. Sus orígenes como modelo quedan patentes en su saber estar, en su porte y en su indudable belleza. Estudió arte dramático en Málaga y la pequeña pantalla la hizo popular con series como ‘Hospital Central’, ‘Colegio Mayor’, ’24 Horas’, ‘SMS’ o ‘Brigada Central’. Pero el papel que la hizo más famosa fue el del ‘El Super’, que se mantuvo en antena durante varias temporadas. También ha hecho mucho cine. En 2002 llegó su gran oportunidad con una película australiana, La Spagnola, que dio la vuelta al mundo. Por su papel fue nominada a los Oscar australianos. Además, el filme representó a este país en los premios americanos. Actualmente forma parte del reparto de la teleserie 'Amar en tiempos revueltos'. En el plano sentimental, su corazón está ocupado desde hace varios años. La actriz está felizmente unida al actor catalán Juanjo Puigcorbé.

Descríbase en dos o tres adjetivos: Casi mejor con tres nombres. Lola, Mariló, Mª Dolores. Depende…

Qué no le gustaría que dijeran de usted: Mentiras (y sobre todo no saber quién las dice. No estoy “pa’ muchas tonterías”).

Un momento literario memorable: Un gran error. La tozudez de leer con seis años Platero y yo. Y digo memorable, en el sentido de que no se borra de mi memoria.

Un momento deportivo inolvidable: ¡Uff…! Recuerdo con especial cariño varios: Barcelona 92, los años de Indurain, a Sergi Bruguera y sobre todo un partido Sampras-Courier en el que el primero remontó y ganó el partido, llorando todo el último set porque su entrenador estaba en coma. Creo que fue en cuartos de final de un Open de Australia… Y encima, Courier le animaba a seguir jugando… Fue precioso.

Y un momento cinematográfico: Cuando mi padre me contó que en el cine “nadie moría…”

El libro que marcó tu vida: Ninguno en particular ha marcado mi vida, sino que todos y cada uno de los libros leídos me llevan a leer más, a sentir más curiosidad e inquietud por la vida; para mí, es lo maravilloso de la literatura. Pero son otras cosas las que me van marcando, mi gente, y lo que me va ocurriendo minuto a minuto…

Relee los libros: Sí, e incluso voy especialmente a ciertos pasajes. Por la emoción del mismo y por recordar la emoción que me han proporcionado.

Qué le gusta hacer cuando no trabaja: Viajar a través del mundo.

Si le tocara la bonoloto qué es lo que nunca haría: Decirlo.

Y lo que sí: Disfrutarlo. Gastarlo con los míos y sinceramente ayudar a construir un entorno mejor. (Recomiendo que la gente más que en fondos de inversión invierta en árboles).

Suele poner excusas cuando no tiene ganas de ir a un sitio: Cada vez menos. O digo la causa real o simplemente digo que no me apetece.

La bola más increíble –por disparatada- que ha contado: No recuerdo ninguna ni increíble ni disparatada…

La película que nunca olvida: The Dead de John Houston (Dublineses en español).

Un pequeño placer en su profesión: No tomármela muy en serio.

¿Y fuera de él? Escribir, tocar el piano, leer, escuchar música… e incluso, no hacer nada.

De no ser lo que es qué le hubiese gustado ser: ¿Se puede elegir “rica heredera”…?

¿A quién y qué envidia? A mi madre y a mi tío Juan cuando los veo reír y disfrutar. Por lo demás, no envidio nada. Ya sabe: la envidia es el pecado más estúpido de todos, ya que en el pecado está la penitencia.

¿A quién y qué detesta? A los hipócritas y a los falsos. Y hay tantos...

No se quisiera morir sin: Entender, mínimamente, qué hago aquí…

Sueño recurrente: No suelo recordar los sueños, ya me gustaría.

El mejor olor: El de cualquier niño recién nacido, en especial el de mi sobrino.

El mejor sabor: La piel de mi chico.

El mejor sonido: El de las palabras “te quiero”.

El mejor color: El blanco y el del mar.

¿Qué hacía el día que se casaron los Príncipes de Asturias? Ver llover.

¿Dónde estaba el día que cayeron las Torres Gemelas? En Toronto, Canadá.

La noticia que más ilusión le haría ver en un periódico: No una. Todas aquellas en las que se ensalzan los logros humanos, por pequeños que sean… Necesito creer en el ser humano. O como dijo Henry Miller: “Si hay algo divino en Dios, es que se atrevió a imaginarlo todo”.

Y la que más le ha impresionado últimamente: Sinceramente, que Sarkozy usa alzas…

¿Suele llorar con las películas? Mucho… bueno si son de llorar, claro.

¿Cuándo y por qué tuvo un ataque de risa incontrolado? Cuando la fisioterapeuta me hizo el último masaje sacro-craneal.

¿Qué le hace pasar vergüenza? Cualquier forma de ataque a la dignidad humana.