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Grace Kelly, un icono del estilo en Londres
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Grace Kelly, un icono del estilo en Londres

El hecho de que fuese una de las mujeres más fotografiadas del siglo XX dice mucho de su capacidad de atraer miradas y admiración. Grace Kelly

Foto: Grace Kelly, un icono del estilo en Londres
Grace Kelly, un icono del estilo en Londres

El hecho de que fuese una de las mujeres más fotografiadas del siglo XX dice mucho de su capacidad de atraer miradas y admiración. Grace Kelly fue esa actriz angelical que llegó a formar parte de la realeza monegasca gracias a su boda con Rainiero y durante todo ese proceso su estilo fue una gran referencia para muchas mujeres. Por todo esto, el Museo Victoria & Albert presenta una muestra en la que analiza su papel como icono de estilo a lo largo de su vida pública. Una cita que abrirá sus puertas el 17 de abril.

 

Belleza y elegancia fueron sus señas de identidad, algo que llenó de glamour sus papeles para Hitchcock, Ford o Zinneman en los años 50, una época de posguerra en que la gran pantalla buscaba mostrar un mundo distinguido y ensoñador con el que hacer olvidar a los espectadores sus problemas del día a día. En esa época había muchos tipos de mujer: de voluptuosas sirenas a ‘chicas dulces’, pasando por la siempre recurrida ‘vecinita de al lado’. Ella conjugó características de todas ellas, si bien en Hollywood se le conocía por apelativos del tipo la “nevera de Philadelphia” o el “volcán cubierto de nieve”

 

Su vida de actriz comenzó en Nueva York, donde se preparó para convertirse en intérprete de teatro. Pero el cine pronto se fijó en su belleza fría, en su sex appeal y en su profesionalidad. Su etapa en Hollywood fue corta, de 1951 a 1956, y con un total de  11 películas entre las que se contaban Solo ante el peligro, al lado de Gary Cooper, La ventana indiscreta, Mogambo o Alta sociedad.

 

Trabajando con los diseñadores

 

Kelly trabajo muy de cerca con los directores, pero también con los diseñadores, sobre todo lo relacionado con el vestuario. Edith Head, diseñadora para cine, dijo de ella que “Nunca había trabajado con nadie que haya tenido más comprensión inteligente sobre lo que estaba haciendo”. Cuando recibió en 1954 el Oscar por La angustia de vivir vistió este, en apariencia sencillo vestido, de Helen Rose.

 

Su vida cambió cuando viajó al sur de Francia durante el Festival de Cannes de 1955. Allí conoció al príncipe Rainiero de Mónaco y un año después la pareja se casaría. La historia se convirtió en un cuento de hadas estupendo con el que llenar revistas, además de atraer la atención de muchísimos turistas hacia el principado de Mónaco. Una vez que se casó, Kelly abandonó su carrera en Hollywood.

 

Durante su matrimonio se convirtió en una gran representante de la alta costura francesa: su papel de Princesa de Mónaco así lo requería. “Nuestra vida nos dicta cierta clase de ropa”, dijo Kelly. Por eso sus fotografías en actos públicos eran de las más solicitadas por lo espectacular de su elegancia. Uno de sus diseñadores estrella fue Christian Dior.

 

Desde que se convirtiera en Princesa de Mónaco, Grace Kelly fue afianzando su estilo clásico y sin riesgos. Fue, además, incorporando una mayor presencia de joyas. Su estilo la convirtió en un icono imborrable al que cantantes como Madonna o Mika han rendido tributo. Un sueño hecho realidad que termino en 1982 con el trágico accidente de coche que sufrió cuando iba con su hija Estefanía por una carretera cercana a Montecarlo.

 

El hecho de que fuese una de las mujeres más fotografiadas del siglo XX dice mucho de su capacidad de atraer miradas y admiración. Grace Kelly fue esa actriz angelical que llegó a formar parte de la realeza monegasca gracias a su boda con Rainiero y durante todo ese proceso su estilo fue una gran referencia para muchas mujeres. Por todo esto, el Museo Victoria & Albert presenta una muestra en la que analiza su papel como icono de estilo a lo largo de su vida pública. Una cita que abrirá sus puertas el 17 de abril.

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