La extraña obsesión de las famosas y la moda millennial con las mariposas

Renacimiento y transformación. Estos dos son los conceptos que más se han asociado a las mariposas a lo largo de la historia. También los de ligereza, belleza y libertad. No debe extrañar, por tanto, que los 2000, esa década que estaba abocada al cambio, encontrara en este insecto de cuatro alas con una infinita variedad de patrones y colores su símbolo. Un símbolo que la industria de la moda se ha propuesto recuperar este año para la causa.

Habrá quien lo vea como una alegoría a la metamorfosis, a esa necesidad de renacer palpable en el ambiente después de una época de tanto hastío, pero lo cierto es que el motivo de su regreso no es tan romántico como parece. La responsable de su vuelta no ha sido otra más que la nostalgia, esa misma que nos ha hecho bajar el talle de los pantalones pese a lo bien que estábamos cubriéndonos hasta la cintura, ha querido ahora que este mismo insecto que hace dos décadas sobrevolaba nuestro armario de adolescente haga lo propio en el adulto. Ahora lo hace bajo un prisma algo diferente, un poco kitsch, pero con la esencia juvenil de entonces. De ahí que Dua Lipa y Bella Hadid, dos de las mujeres que mejor encarnan el espíritu YK2, lleven meses rendidas ante esta corriente que está presente incluso en los filtros más populares en Instagram o TikTok. La primera con su afán por llevar partes de arriba aladas y la segunda porque son ya varias las veces en las que le hemos visto con pequeñas pinzas de aspecto lepidóptero repartidas por su cabello como también se hacía a comienzos del milenio como bien demostraron Jennifer Aniston o Tyra Banks en su momento.

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Blumarine es una de las firmas que más ha explorado en torno a esta tendencia. Suyos son los conjuntos de top y pantalón vaquero que bien podría haber formado parte de un videoclip de Britney Spears o Christina Aguilera hace veinte años. También salen de su imaginario los cinturones cuyas hebillas tienen el perfil del animal, los jerséis en los que se incide en el bordado en esta misma línea, las camisas cuyas lazadas siguen esa misma orientación y, por supuesto, las joyas o sandalias en las que aparecen mariposas en versiones brillantes cargadas de pedrería. A la casa italiana no se le ha escapado detalle a la hora de pensar su colección primavera-verano en este sentido. No en vano, su director creativo Nicola Brognano ya confirmó hace tiempo que la mariposa se había confirmado casi en un logo para la marca.

También Alexander McQueen se ha fijado en ellas de cara a la siguiente temporada al plasmarla en camisetas, Badgley Mischka ha decidido crear prints alegres cediéndolas protagonismo, al igual que Chanel, que las ha dibujado sobre sinuosas blusas y capas que le otorgan el aire etéreo en el que mejor se mueven. Otras como Dolce&Gabbana han preferido la sutileza y dejar que sean las mangas con el perfil que las da nombre las que exploten su grandeza.

Símbolo de una generación

Quizá el título del álbum de Mariah Carey publicado el 1997, 'Butterfly', fuera un presagio de lo que vendría después. Tops que recreaban las alas de una mariposa, vestidos y camisetas que las llevaban estampadas en mil colores, tatuajes con ese dibujo que se asomaban por el omoplato, piercings en el ombligo también inspirados en esta especie… Todo llevaba a tener este insecto como motivo recurrente. Y así parece que va a ser de nuevo porque son los conocidos como centennials los que han decidido tomar el relevo al respecto.

¿O acaso te parece casualidad que Olivia Rodrigo, uno de los estandartes de la generación Z, decidiera llenarse la cara de pegatinas de mariposas en la portada de su disco debut hace exactamente un año? La obsesión porque este insecto continúe entre nosotros sigue y no tiene pinta de querer desaparecer. Al fin y al cabo, son muchas las culturas en las que se afirma que si una mariposa revolotea a tu alrededor es garantía de buena suerte, y eso es una oportunidad que no estamos como para desaprovechar…