Si vas a seguir llevando pantalón blanco en otoño, que sea así

La transición de una temporada a otra suele hacerse cuesta arriba. Especialmente cuando toca despedir el verano, ya que este lleva indudablemente consigo una connotación nostálgica por el fin de las vacaciones. Pero aunque el cambio de armario dé pereza, no se puede negar que adentrarse en el otoño apetece. Con él se abre todo un abanico de posibilidades que ha estado durante meses limitado. La creatividad se dispara en el momento en el que metes más elementos en la ecuación que no son solo bikinis, tops, shorts y vestidos cortos. Además, incluir nuevos no significa que tengamos que sacar todos los que ya estaban. Hay prendas que merece la pena que permanezcan en la rotación como, por ejemplo, el pantalón blanco.

Hay quien directamente lo tiene vetado en su vestidor por lo fácil que resulta ensuciarlo, pero, dejando esta cuestión práctica a un lado, no podemos negar que ofrece un gran recorrido gracias a su color neutro perfectamente combinable con cualquier tonalidad de la paleta cromática o con el mismo blanco.

Tampoco se puede obviar que su versatilidad es tan amplia como la de cualquier vaquero. Puedes lucirlo con una camiseta, con una camisa, con un top, con un jersey, con una sudadera, con una blusa… Lo soporta absolutamente todo. Lo mismo ocurre con el calzado: que no te dé miedo llevarlo con zapatillas, con botines, con zapato de tacón o con bailarinas porque en cualquier caso funciona.

Ahora bien, si vas a hacerte con un pantalón blanco este otoño, lo suyo es que te fijes en cómo lo llevan las alumnas aventajadas en esto de la moda. Y es que en este caso hay una manera muy concreta de hacerlo, que es no dando tanta importancia al cómo sino al qué porque lo que hay que priorizar por encima de todo es el corte de la pieza.

El pantalón blanco perfecto

Del mismo modo que presumen de una gran capacidad de adaptación a distintos contextos y estaciones, pueden alardear de aparecer con muy diversas formas. Los abrazamos cuando eran omnipresentes en formato pitillo, también cuando aparecieron con los bajos recortados, cuando tenían silueta culotte y hasta cuando se declinaron como los conocidos como cargo con sus múltiples bolsillos. No extraña, por tanto, que ahora estemos dispuestos a incluirlos en nuestros looks siguiendo la fórmula que parece ser la más repetida en el 2023, que no es otra que la de pernera recta y ancha, talle alto, pinzas que nacen a la altura de las caderas y, por supuesto, en impoluto blanco como tonalidad protagonista.

Celebrities como Rosie Huntington-Whiteley o Victoria Beckham ya los han convertido en parte de su uniforme de entretiempo, la primera en clave formal con chaleco tipo sastre a modo de total look y la segunda con un sencillo top negro de tirantes, potenciando así el clásico estilismo minimalista que no deja margen a error.

Este binomio blanco y negro que tanto gusta a mujeres como Victoria Beckham es el más habitual entre las insiders cuando se trata de exprimir al máximo los pantalones blancos porque se sabe que es una de esas referencias rápidas, fáciles y efectivas que conviene tener siempre a mano.

De mayor precisión requiere la apuesta por el monocromatismo –cuidado con el juego entre los tonos marfil, nuclear y roto porque pueden traer desagradables sorpresas– o por neutros como el beis o el gris que también son frecuentes entre quienes dominan la moda –en otoño es el modus operandi que más verás con el apoyo de gabardinas y piezas de punto–.

No cabe duda de que un pantalón blanco de estas características es la opción más inteligente para un buen fondo de armario. Primero porque su diseño amplio que potencia la verticalidad lo convierte en una alternativa cómoda para el día a día capaz de lograr al mismo tiempo un efecto alargador que siempre se agradece, y segundo porque ni se le resiste ninguna época del año, ni genera oposición a ser lucido en situaciones más o menos formales.

Lo mismo te soluciona un estilismo para ir a la oficina que una comida desenfadada entre amigas o un look de invitada a un evento de día. Con él se pueden lograr combinaciones casi mágicas que trascienden en el tiempo y sirven de comodín para esos días en los que vestirse se vuelve cuesta arriba pero la elegancia no se negocia.