Guía para comprar, lucir y conservar con éxito un buen vestido de lino

Si hay una prenda que actúa como tabla de salvación cuando suben las temperaturas esa es el vestido de lino. Es elegante y atemporal al tiempo que ligero y cómodo, por lo que no tiene rival verano tras verano. La clave está en su frescura y, sobre todo, en su versatilidad. Funciona igual de bien en una jornada de oficina que en la playa acompañando un bikini o como para de un look nocturno. Se adapta a las mil maravillas a cualquier contexto. De ahí que sea casi imperativo contar con uno en el armario al que poder recurrir siempre que sea necesario. Ahora bien, ¿cómo se puede acertar con la compra?

No es tan fácil como parece hacer una inversión en una pieza confeccionada en este tejido natural. Hay que tener en cuenta una serie de particularidades para evitar que te den gato por liebre cuando se trata de incluirlo en un armario cápsula. “Elige prendas fabricadas con lino de alta calidad. Un lino de buena calidad tendrá fibras más largas y uniformes, lo que contribuye a que la prenda sea más duradera y resistente al desgaste”, aconsejan Susana Espinosa y Saúl Ioffe, creadores de la firma de moda de lujo e inspiración ibicenca Chu Ioffe, quienes también hacen hincapié en que contemplar con detenimiento la densidad del tejido es fundamental para hacer una buena elección. “Un tejido más denso generalmente indica mayor durabilidad y menos transparencia, lo que es especialmente importante en prendas como pantalones o faldas. Un lino demasiado fino puede arrugarse más fácilmente, mientras que un lino demasiado grueso puede ser incómodo para usar en climas cálidos”, explican.

A partir de aquí, lo único a lo que hay que prestar atención antes de decidirte por un vestido u otro es al diseño que más vaya con tu estilo. Puede ser minimalista, apoyarse en los volúmenes, ceñirse más o menos, estar repleto de bordados, acompañarse de encajes, blanco o de colores… las posibilidades que ofrece de declinación este tipo de piezas son prácticamente infinitas. Eso sí, que estéticamente sean diferentes no les exime del carácter del que es su denominador común: "Es un tejido que se arruga con mucha facilidad, pero hay que saber llevarla con esa arruga que sale natural", apuntan Alberto Serra y Jose Marí Schroder de Vintage Ibiza.

Esa apariencia relajada que lleva innata es la que lo convierte en la alternativa de confianza para la época estival sin necesidad de adornos. Así lo recuerdan desde Chu Iofee, donde recomiendan apoyarse en complementos sutiles para resaltar la elegancia natural de la prenda: “Combínalo con prendas ligeras y frescas para mantener un look cómodo y desenfadado. Recuerda que los bordados pueden ser un elemento destacado en la prenda, por lo que es esencial elegir accesorios y complementos que no compitan en exceso con los detalles del lino trabajado”.

Cómo conservar el lino

Dadas sus características especiales, la gran duda que surge en torno a los vestidos o cualquier otra prenda creada en lino es cual es la mejor manera de conseguir que sobreviva con éxito al paso del tiempo. Desde la marca Vintage Ibiza recomiendan en este sentido “lavarlo a 30 grados y no tenderlo al sol, si es blanco para que no amarillee y si es de color para conservar la intensidad del color”.

Susana Espinosa y Saúl Ioffe, por su parte, añaden que hay que evitar “el uso de blanqueadores fuertes, ya que pueden dañar las fibras del lino” así como el exceso de detergente porque “puede dejar residuos en las fibras y afectar a su suavidad”. También insisten en secar al aire en lugar de usar la secadora. “Esto ayuda a prevenir que la prenda se encoja y a mantener la integridad de las fibras”, señalan.

Una vez seco, Alberto Serra y Jose Marí Schroder sugieren “plancharlo y que luego coja su arruga natural al usarlo”, algo a lo que desde la marca Chu Iofee suman el que se haga “mientras las prendas aún estén ligeramente húmedas” o, cuando no pueda ser así, que se utilice un poco de vapor. “Asegúrate de ajustar la plancha a la temperatura adecuada para el lino”, agregan.

Para su mejor conservación tras el planchado, trata de no doblar todo aquello que sea de lino salvo que desees que se multipliquen los pliegues innecesarios y opta en su lugar por conservarlo en perchas como advierten los expertos.