Rafa Medina abre su templo del lujo silencioso en Madrid y lo celebra con una cena secreta

En pleno corazón del barrio de Salamanca, donde las esquinas de Lagasca y Jorge Juan se codean con lo más selecto del shopping madrileño, MR.AB —la marca de culto que ha conquistado a los hombres que detestan los logos y aman el detalle— ha abierto su primera tienda física. Pero, como era de esperarse en una firma que hace de la discreción su bandera, la inauguración fue cualquier cosa menos convencional: elegante, privada y con ese halo de sofisticación effortless que es su sello.

Una fiesta íntima con sabor a moda

La noche del 12 de junio, los fundadores de la marca, Rafa Medina y Tomás Laso Argos, reunieron a su tribu para presentar en sociedad este nuevo concepto. No hubo influencers forzados ni alfombra roja: solo amigos, clientes fieles, deportistas, empresarios y nombres del circuito social madrileño que conocen bien el arte de la elegancia relajada.

El dress code de la noche parecía seguir la filosofía MR.AB: tonalidades neutras, tejidos nobles, siluetas depuradas y zapatos cómodos pero impecables. Hubo brindis, música en vivo a cargo de un DJ con sombrero y una atmósfera en la que todos sabían que estaban en un sitio especial.

Pero la noche no terminó ahí. La celebración continuó con una cena exclusiva en Kabuki, el restaurante de autor situado a escasos pasos, en el número 38 de la misma calle Lagasca.

En un comedor a media luz, decorado con la misma sobriedad elegante que la tienda, los comensales disfrutaron de una experiencia gastronómica pensada al milímetro: sushi, sake y conversación de la buena.

Un espacio que es mucho más que una tienda

El nuevo local, bautizado como The Gallery, no es una tienda al uso. Es un lugar que invita a tomarse el tiempo, a mirar con calma y a comprar con criterio. Todo está pensado para que el cliente sienta que forma parte de una comunidad. ¿Qué se puede encontrar? Por supuesto, la exquisita colección de básicos elevados de la enseña de Tomás y Rafa blazers sin forro, pantalones que caen como un guante, camisetas con peso justo, y ese tipo de prendas que gritan calidad sin levantar la voz.

Pero la sorpresa llega con el resto del espacio: tecnología premium como altavoces Bowers & Wilkins, botellas de vino edición especial MR.AB x Marqués de Murrieta, libros de mesa de Assouline, arte contemporáneo curado con mimo, esculturas, IA artística cortesía de ARTAI y hasta su propio café, servido con la misma delicadeza con la que alguien te recomendaría una película que sabes que te va a gustar.

Este universo lifestyle confirma que aquí no se viene solo a vestir, sino a vivir una estética.

El lujo bien hecho

Los socios han tardado tres años en pasar del mundo online a su primer espacio físico, y lo ha hecho a su manera: con una propuesta madura, nada estridente, para hombres que valoran la costura invisible, el tejido que no se arruga y el gesto bien educado. En tiempos de ruido y ostentación digital, esta marca reivindica la sobriedad, la elegancia sin esfuerzo y el arte de vestir sin disfrazarse.

Lagasca 23 se va a convertir en un mundo donde menos es mucho más, y donde lo importante nunca es lo que grita, sino lo que perdura. ¿Lo mejor? Que está abierto para quien sepa mirar.