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Crónica 8. 11 de agosto de 2013
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SEGUNDO VIAJE AL EXTREMO ESTE DE EUROPA CONTINENTAL

Crónica 8. 11 de agosto de 2013

CRUZANDO FRANCIA, BELGICA Y ALEMANIA He dormido bien. Me he levantado a las 5:30 y he desayunado a las 6:00 horas. He salido a las 7.00 horas,

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CRUZANDO FRANCIA, BELGICA Y ALEMANIA

He dormido bien. Me he levantado a las 5:30 y he desayunado a las 6:00 horas. He salido a las 7.00 horas, después de revisar el coche y las motos.

He hecho algo más de 1.200 kilómetros en unas 11 horas y me he parado a dormir cerca de Hannover, como siempre en un pequeño hotelito de carretera, en el puedo aparcar el coche y el remolque debajo de la ventana de mi habitación. Se llama Montana-Hotel en Lauenau. Por cincuenta euros tengo una magnifica y limpia habitación, con desayuno incluido. Si el desayuno está bien, creo que me quedaré a vivir aquí.

Ya llevo hechos más de 2.000 kilómetros en los dos días de viaje. Para llegar a Moscú el miércoles a recoger a Tarek, todavía he de hacer otros 2.300 en tres días. Voy bien. Visto hoy, la verdad no entiendo que el año pasado fuera capaz de hacer Varsovia-Madrid de un tirón en la moto.

Cruzar tres países en unas horas, por una ruta que debe ser igual de importante para cualquiera de los tres, te permite hacer comparaciones bastante objetivas.

Francia como siempre excelsa, limpia, cuidada, con sus majestuosos ríos, sus paisajes de postal y ese permanente exquisito cuidado por la estética urbana. Todo está colocado para que quede bonito.

Por simple contraste, Bélgica es un corralillo. Las nubes no saben de fronteras en una planicie y llueve lo mismo en uno y otro lado de la frontera, pero los bosques franceses son más bonitos, las carreteras están más limpias y es país está, en general, mucho mejor cuidado. Hasta los tramos de obras de la autopista, indican el distinto nivel de celo profesional, que en cada lado de esta frontera, se pone en hacer las cosas bien.

Alemania sigue siendo wagneriana. Todo es ciclópeo y está perfectamente ordenado, pero no es hermoso. Le falta encanto, ese toque de glamour que solo los franceses saben dar a sus pueblos y ciudades, además de a las corbatas... Es como si los alemanes hubieran agotado su sentido de la estética con la construcción de sus catedrales góticas. Además las autopistas germanas, que dicho sea de paso no son de peaje, estaban mucho menos cuidadas que otros años. Los márgenes están llenos de maleza que no ha sido cortada y da una imagen de descuidado. Supongo que son los recortes de frau Merkel. Me sigue asombrando la confianza con la que se precipitan por el carril de la izquierda los Porsche a más de 250 km/h, adelantando a vehículos que circulan por el carril central a no más de 120 km/h. Esto supongo que contribuye al sostenimiento del sistema de pensiones alemán. Estos conductores deben cotizar a máximos unos años y casi ninguno cobrará la jubilación.

En las gasolineras alemanas he encontrado una novedad. En los inodoros, cuyo acceso cuesta 0,70€, la tapa superior gira automáticamente en redondo sobre sí misma, mientras de la pared sale un brazo articulado, que con unos cepillos y un liquido que limpia, supongo desinfecta y seca, el asiento que vas a utilizar. La operación puede repetirse tantas veces como uno quiera, hasta quedar convencido de la limpieza del dispositivo. Hoy, al igual que ayer frente a la máquina de lavar coches en San Sebastián, todo estaba en un idioma que, para mi desgracia, desconozco y también sin dibujitos de orientación. Además, he de confesar que tengo mucho más interés por la maquinaria del mundo de la automoción, que por las últimas novedades en inodoros, pero conseguí hacer funcionar este cacharrito, porque el aparato estaba adornado con un botoncito de color verde iluminado que parpadeaba y que invitaba, sin importar el cociente intelectual de cada uno, a presionarlo. Luego ya todo se desarrollaba automáticamente.

Me he quedado con la duda de si el sistema tiene un dispositivo de seguridad que lo bloqueé al haber alguien sentado, o si presionando el botón empiezas a dar vueltas sobre ti mismo, hasta que las rodillas dan contra la pared. Lo verificaré a la vuelta. En cualquier caso insisto en lo del botoncito verde.

Durante la noche ha llovido aquí con bastante intensidad y ha refrescado. Esta mañana he vuelto a revisar las temperaturas de nuestra zona de destino y por las noches ya hace solo tres grados en Vorkuta y Sakejard, que ya está en el otro lado de los Urales, en la zona de Siberia y por donde tal vez abordemos el punto más al Este. Espero que se recupere un poco la temperatura. El año pasado las temperaturas nocturnas eran más altas en estas mismas fechas.

Antes de acabar por hoy. Algunas puntualizaciones sobre mis comentarios de días anteriores.

Dije que las baterías del Spot (el mecanismo de localización vía satélite) duraban 24 horas. Error. Eso es con las alcalinas. He repetido la prueba con las de litio, que son las que recomienda el fabricante y han estado funcionando durante más de cinco días y no se han agotado.

Dije también que quería probar cuanto aguantaba una botella de coca-cola con gasolina, como mecanismo de emergencia para transportarla. He tenido una botella así dispuesta al sol, tumbada, para que la gasolina perjudicara también el tapón y después de cinco días he dado la prueba por concluida. Ni una fuga, sometiendo a la botella a presión y dejándola caer al suelo repetidamente. En fin, que es una opción válida. Que no llevará la coca-cola, que hay que embasarla con tanto esmero…Ahora solo cabe suponer que la calidad del plástico ruso de las coca-colas no sea distinta y que la gasolina local no lleve algún aditivo, para el frio por ejemplo, que la haga más corrosiva. Lo probaré entrando en la zona de operaciones.

Hasta mañana.

CRUZANDO FRANCIA, BELGICA Y ALEMANIA

Gasolina Bélgica
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