Ré, la isla que ha superado a Saint Tropez en glamour
Ni Biarritz ni Saint Tropez. El 'savoir faire' francés se encuentra ahora en Ré, donde los los famosos abrazan su privacidad
Biarritz o SaintTropez están de luto. Ahora la Francia más chicveranea en Ré y sus maestras de ceremonia han tenido que resignarse a ver cómo en los últimos años esta isla de la costa oeste del país galo se ha convertido en el reclamo de parisinos adinerados y personajes públicos con pocas ganas de aparecer en todas las portadas de revista. La isla de Ré también se conoce como ‘la blanca’ y sus apenas 30 kilómetros de largo se ven sobrepasados en verano por veleros, yates, pareos exquisitos y señores perfectamente acicalados. En contraposición están los ‘dueños’ de la isla, fácilmente diferenciables de los veraneantes. Sus escasos 15.000 habitantes viven de la isla, sí, pero de su naturaleza; viven de sus huertos, de sus granjas, de sus salinas y sus marismas. En cualquier caso, es de justicia reconocer que esta combinación entre pueblo aferrado a su tradición y el lujo de los visitantes en veranohacede Ré un enclave exótico e idílico a partes iguales.
DÓNDE ESTÁ
A Ré se llega por un puente de peaje, lo de pagar supone un plus de glamour para la alta alcurnia -aunque también un quebradero de cabeza para los lugareños-. Desde La Rochelle, un pueblo a unos 190 kilómetros al norte de Burdeos, este puente une la costa oeste de Francia con esta isla. No lejos de Ré se encuentran otras dos islas: Oléron, el paraíso en la tierra para los amantes de las ostras, y Aix, famosa por ser el lugar elegido por Napoleón para pasar sus últimos días antes de su destierro en Santa Elena. Un apunte: el general pasó allí seis días, y dos siglos después sus habitantes siguen rentabilizándolo.
QUÉ VER
Se llenará de yates y bonitos veleros, pero la reina del transporte en toda la isla es la bicicleta. Allí pedaleando se llega a cualquier lugar. Entre los más recomendables están la capital, Saint-Martin-de-Ré, y Les-Portes-en-Ré y Arsen-Ré, dos pequeñas villas al norte de las que enamoran sus paisajes, sus playas y sus amables vecinos, cuyas casas están cuidadas al detalle. Saint-Martin está protegida por una enorme fortaleza en forma de estrella obra de Vauban y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Desde el campanario de la iglesia se tienen las mejores vistas de la ciudad y se palpa el barullo propio del ajetreo de turistas que recorren sus calles empedradas y comen en restaurantes tan chiccomo quienes luego pagan la cuenta. Pero no solo eso; también allí, por las inmediaciones de su faro, pasean los burros con pantalones, famosos a nivel nacional. Esta idea, a priori descabellada, surgió en 1960 para proteger a los animales de las picaduras de los mosquitos y las enfermedades que les podían transmitir durante su trabajo en la marismas acarreando la sal. En Saint-Clement, al norte de la isla, se encuentra el faro de las Ballenas, uno de los más altos de Europa desde donde se puede apreciar la majestuosidad de la isla.
QUÉ HACER
‘La blanca’ no es un lugar de grandes templos. Sus pueblos no destacan por nada en particular, pero sí por todo en general. Pasear, empaparse de la forma de vida de quienes llevan allí desde que nacieron y se resisten a abandonar la isla es el mayor enriquecimiento. Por otra parte, es cierto que el lujo se paga, pero precisamente por ello cada rincón es una obra de arte. Las tiendas, los comercios, los bares… todo está cuidado a conciencia. Para comprar productos típicos de la isla, lo mejor es acudir al mercado medieval de La Flotte -otro pequeño pueblecito donde también se puede aprovechar para pasear por las salinas- o al mercado de Les Bois-Plage.
DÓNDE COMER
La oferta es inmensa y casi cualquier elección es una apuesta segura. En toda Francia se come bien y Ré no iba a ser menos. Todos los restaurantes, tanto los independientes como aquellos que forman parte de los hoteles, apuestan por productos de calidad que suman, a las delicias del paladar, un trato exquisito por parte de todo el servicio. Entre los más destacados, L’Océany Les Gollandières-dentro del hotel del mismo nombre-, enclavados en una de las mejores zonas de Les Bois-Plages.
DÓNDE DORMIR
Ré se ha visto en la necesidad de aumentar su oferta hotelera exponencialmente en los últimos años para poder acoger a los más de 200.000 visitantes que llegan durante el periodo estival a la isla. Lejos de las megaconstrucciones, la apuesta por preservar el encanto se hace latente en cada uno de los alojamientos. Habitaciones amplias decoradas con mimo y un servicio exquisito.
Una buena elección para pasar unos días de completo relax es el hotel Les bois flottais, con buenas ofertas que se unen al trato exquisito de sus dueños, que contribuyen a crear una atmósfera que invita a repetir en este establecimiento con mucho encanto.
Biarritz o SaintTropez están de luto. Ahora la Francia más chicveranea en Ré y sus maestras de ceremonia han tenido que resignarse a ver cómo en los últimos años esta isla de la costa oeste del país galo se ha convertido en el reclamo de parisinos adinerados y personajes públicos con pocas ganas de aparecer en todas las portadas de revista. La isla de Ré también se conoce como ‘la blanca’ y sus apenas 30 kilómetros de largo se ven sobrepasados en verano por veleros, yates, pareos exquisitos y señores perfectamente acicalados. En contraposición están los ‘dueños’ de la isla, fácilmente diferenciables de los veraneantes. Sus escasos 15.000 habitantes viven de la isla, sí, pero de su naturaleza; viven de sus huertos, de sus granjas, de sus salinas y sus marismas. En cualquier caso, es de justicia reconocer que esta combinación entre pueblo aferrado a su tradición y el lujo de los visitantes en veranohacede Ré un enclave exótico e idílico a partes iguales.