Paloma Montojo: la fascinante vida de la madre Íñigo Méndez de Vigo
Fue una de las damas de la alta sociedad del franquismo y sobrina de la protagonista real de 'Lo que escondían sus ojos'. Su periplo vital es legendario
Más conocida por el nombre de sus acólitos que por el suyo, Paloma Montojo de Icaza fue una mujer de sorpresas. El pasado viernes 18 de enero, Mariano Rajoy abandonó la Convención Nacional del PP para asistir al funeral de esta dama de la alta sociedad, madre del ex ministro Íñigo Méndez de Vigo y sobrina de la mítica Sonsoles de Icaza, aquella marquesa de Llanzol convertida en heroína de serie y libro en 'Lo que escondían sus ojos'.
Mucho parentesco reseñable para una mujer que también era condesa de Areny y que, ya anciana, seguía siendo un auténtico torbellino. Prueba más que suficiente de que Paloma Montojo no necesitaba nombres colaterales para ser un personaje por sí misma.
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Su historia vital no empieza con la de su célebre tía sino con la hermana de esta, su madre, la novelista Carmen de Icaza. Autora de 'Vestida de tul', una novela que fue elogiada por la mismísima Pasionaria, fue una mujer que pasó más desapercibida que Sonsoles pese a que radiografió de manera precisa a las clases altas de su época. Su hija, la recientemente fallecida Paloma, se salió de los cánones de las señoritas de salones y té. A los 51 años se quedó viuda y un año más tarde empezó a estudiar Periodismo. En una España gris en la que las damas de alta cuna tenían muchas penas que contar, ella decidió resarcirse e irse a la Universidad.
Años antes de casarse, Paloma quiso estudiar Medicina pero el matrimonio con Íñigo Méndez de Vigo y Montojo desvió sus planes. Mujer de su tiempo, trabajó varios años en las Damas de la Cruz Roja y su boda, celebrada en la iglesia de San Jerónimo El Real, fue un pequeño acontecimiento. Aquel enlace mostró su especial vínculo con la familia Franco, ya que entre los invitados se encontraba la mismísima Carmen Polo acompañada del líder falangista Raimundo Fernández Cuesta. Del matrimonio nacieron tres hijos. Además de Íñigo, ambos trajeron al mundo a Beatriz, uno de los miembros más destacados del Centro Nacional de Inteligencia. También a Pedro Alfonso, militar y coronel de caballería del Ejército de Tierra. Vamos, lo que cualquier señora de bien habría calificado como tres hijos 'bien colocados'.
Cuando Méndez de Vigo padre falleció, el hijo mayor de la pareja, el célebre Íñigo Méndez de Vigo que fue ministro del gobierno Rajoy, dejó el nido para irse a Estrasburgo y seguir su propia carrera. En una entrevista para 'XL Semanal', Paloma confesaba que, tras animar a su hijo a marcharse, había actuado como la protagonista de las novelas de su madre. Fue entonces cuando, apartada de los rígidos convencionalismos que la España de cierta época esperaba de una noble como ella, decidió estudiar y darle un empujón a su vida profesional.
En sus últimos años de vida, a Paloma Montojo no le gustaba que le preguntasen por el celebérrimo amor de su tía Sonsóles con el ministro Serrano Suñer. Si a algún periodista se le ocurría pedirle opinión sobre 'Lo que escondían sus ojos' o la interpretación que Blanca Suárez hizo de su tía, respondía con rotundidad. “No hablo con eso ni con mis amigas”. Mujer de grandes contradicciones, conservadora pero a la vez emprendedora asertiva, Paloma ha muerto a los 86 años. Lo ha hecho de la misma forma discreta en la que vivió, sin apenas hacer ruido pese a pertenecer a una de las familias más poderosas de nuestro país. Ya lo decían en 'Tomates Verdes Fritos': una dama siempre sabe cuándo marcharse.
Más conocida por el nombre de sus acólitos que por el suyo, Paloma Montojo de Icaza fue una mujer de sorpresas. El pasado viernes 18 de enero, Mariano Rajoy abandonó la Convención Nacional del PP para asistir al funeral de esta dama de la alta sociedad, madre del ex ministro Íñigo Méndez de Vigo y sobrina de la mítica Sonsoles de Icaza, aquella marquesa de Llanzol convertida en heroína de serie y libro en 'Lo que escondían sus ojos'.