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Cristina, Ayri y Guillem, los hijos de los Maragall Garrigosa, volcados en sus padres
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TRISTE ADIÓS

Cristina, Ayri y Guillem, los hijos de los Maragall Garrigosa, volcados en sus padres

Diana Garrigosa se había convertido en la principal cuidadora de su marido, aquejado de alzhéimer. Sus hijos le daban una semana de 'vacaciones' para recuperar cierta normalidad

Foto: Pasqual Maragall y su hijo Guillem, en una imagen de archivo. (Getty)
Pasqual Maragall y su hijo Guillem, en una imagen de archivo. (Getty)

Hace unos años, una de las hijas dePasqual Maragall y Diana Garrigosa abandonó Argentina, donde se había instalado, para arropar a la familia. La enfermedad que sufre el expresidente de la Generalitat es de aquellas que afecta a todo el entorno y cualquier ayuda es poca. Ayri, pues, dejó Buenos Aires y se instaló en Barcelona, donde arrimó el hombro junto con Cristina y Guillem, sus hermanos, para que la madre no llevara todo el peso del alzhéimer del padre.

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Pero es algo inevitable, son las mujeres quienes suelen encargarse de la enfermedad del marido y Garrigosa lo hizo siempre con una sonrisa. Pocos pensaron que sería ella la primera en decir adiós. Destrozada y perdida, intentaba aprender cada día a tratar de nuevo a su marido. Esta dolencia te borra y cada día eres alguien diferente. Se mantiene tu esencia, y Maragall sigue guardando algo de sí mismo en algún rincón de su mente, como las sonrisas ante quienes siempre le han querido.

placeholder Marc Siscart (i), consejero delegado de Viena, Cristina Maragall, portavoz de la Fundación Pasqual Maragall, y Sergi Figueres, director general de Worldcoo. (EFE)
Marc Siscart (i), consejero delegado de Viena, Cristina Maragall, portavoz de la Fundación Pasqual Maragall, y Sergi Figueres, director general de Worldcoo. (EFE)

Cristina, la hija mayor del matrimonio, suele hablar con la prensa porque es la portavoz de la Fundación Pasqual Maragall, entidad que fundó el también exalcalde de Barcelona cuando conoció su diagnóstico. Sabía que nadie podría ya curarle a él, pero pensó que podría ayudar a curar a otros en un futuro.

"Todo desaparece"

En una entrevista concedida hace unos años a quien esto escribe, Cristina se sinceraba: “Las mujeres deben cambiar su rol cuando su marido enferma y eso es muy difícil, sobre todo para quienes llevan muchos años unidos, han crecido y se han formado juntos, todo da un vuelco de un día para otro. Ya no se puede pensar en envejecer a la par. Lo que tenías previsto, tus planes, todo desaparece. Y además tienes que cambiar la manera de actuar con esa persona. En muchos casos es lo más complicado. Resulta muy duro. Otra cuestión importante es la cantidad de horas: nadie piensa que, de pronto, con la vida ya montada, tendrás en casa a un familiar mayor que se comporta como un niño”.

placeholder Pasqual Maragall, junto a su mujer, Diana Garrigosa, en 2013. (EFE)
Pasqual Maragall, junto a su mujer, Diana Garrigosa, en 2013. (EFE)

Los hijos de Maragall y Garrigosa se volcaron en la labor de la Fundación, aparcando a ratos sus carreras profesionales. La primogénita del matrimonio es arquitecta y compagina su labor en dicho centro con su trabajo en su propio estudio. Se divorció hace unos años y se volvió a casar pasado un tiempo con un conocido periodista cultural barcelonés.

Entre el trabajo y la fundación

Guillem es el pequeño y también está implicado en la entidad familiar. Forma parte del patronato, como Cristina. Ayri, la segunda, se dedica al mundo de la cultura. Durante años combinó su trabajo de guionista freelance con otros empleos, como redactora en los inicios de ‘Salvados’ de Jordi Évole. Ahora es la directora editorial de Memorias Ediciones, una aventura empresarial que consiste en escribir libros por encargo de quien quiera tener su biografía en ese formato.

Todos han intentado mantener sus vidas, y siempre recuerdan que su caso es como el de tantas otras familias en las que aparece el alzhéimer. Con alguna diferencia, porque la falta de recursos puede destrozar hogares cuando una enfermedad grave entra por la puerta.

placeholder Pasqual Maragall, junto a su mujer, Diana Garrigosa, en 2013. (EFE)
Pasqual Maragall, junto a su mujer, Diana Garrigosa, en 2013. (EFE)

Los tres hijos de Diana Garrigosa llevan años pendientes de sus padres, centrados en su padre, ayudando a su madre, la cuidadora silenciosa. Le 'regalaban' una semana al año de ‘vacaciones’ para que pudiera volver a hacer su vida, aunque eso es casi imposible cuando la enfermedad está tan presente. Había hecho algún viaje con amigas, salía a ver exposiciones o al cine, porque los Maragall Garrigosa son una familia de cinéfilos. El padre, hasta hace poco, iba al cine. Y aunque no se acordaba de nada de lo que veía, sus gestos seguían siendo los de siempre. Quisquilloso, como Woody Allen en ‘Annie Hall’, no soportaba las palomitas ni los ruidos durante la proyección del filme, y se quejaba. Y allí estaba siempre Diana, con su eterna sonrisa.

“En el 80% de los casos son familiares y, en su mayoría, mujeres. Es lo de siempre: señoras de cierta de edad que sufren un impacto muy fuerte en su día a día. Y hay que pensar en las hijas. Yo no me considero cuidadora principal, pero también lo soy. En nuestra generación esta enfermedad ha tenido un gran impacto: crees que todo está bajo control, tus hijos, tu trabajo..., y de pronto tu proyecto de vida se va un poco al garete”. Lo decía Cristina Maragall cuando hablaba del vuelco que habían dado sus vidas. Mientras todo sigue, los tres hijos del célebre matrimonio seguirán también: y será en la misma lucha del padre, para que el alzhéimer algún día tenga cura y nadie tenga que pasar por lo que ellos están pasando.

Hace unos años, una de las hijas dePasqual Maragall y Diana Garrigosa abandonó Argentina, donde se había instalado, para arropar a la familia. La enfermedad que sufre el expresidente de la Generalitat es de aquellas que afecta a todo el entorno y cualquier ayuda es poca. Ayri, pues, dejó Buenos Aires y se instaló en Barcelona, donde arrimó el hombro junto con Cristina y Guillem, sus hermanos, para que la madre no llevara todo el peso del alzhéimer del padre.

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