Ansu Fati, estrella sorpresa de la Roja: esta es la empresa familiar que lidera su padre

Es un patrón que siguen muchos futbolistas y que, pese a repetirse, no deja de ser llamativo. Cuando un joven futbolista ficha por un gran equipo, su familia, en especial su padre, toma las riendas de su carrera y de sus ingresos. Ansu Fati es una de las grandes estrellas sorpresa de la selección española, que debuta este miércoles en el Mundial de Qatar.

Fati era jugador de La Masía hasta que fichó oficialmente por el primer equipo del FC Barcelona en septiembre de 2020. A los pocos meses, su padre registraba la primera empresa de la familia: A.F. Management SL.

Ansu, como le llama la afición, se había convertido en 2019 en el segundo jugador más joven en debutar en el primer equipo del Barça, con tan solo 17 años. Pero tuvo que esperar algo más de un año para ver su sueño cumplido y convertirse en miembro de la plantilla. A partir de entonces, su cláusula de rescisión pasó de 170 millones a 400 y su vida dio un vuelco. Así lo vieron también sus padres, Bori y Lurdes Fati: el padre es quien administra por ahora la fortuna del chaval.

Agencia de publicidad

La sociedad A.F. Management fue creada el 11 de febrero de 2021 y Bori Fati es su administrador y único socio. Al tener poca vida, no ha presentado cuentas todavía. Su actividad principal es la de gestionar los derechos de imagen del joven, así que la empresa está inscrita bajo el epígrafe de agencias de publicidad bajo esta descripción: “Coordinación y explotación de derechos de imagen, publicidad, promoción, negociación, celebración de contratos con fines promocionales y transmisión de los mismos”.

La empresa cuenta con un capital social de 10.000 euros, cifra que supera la cantidad mínima, que es de 3.000 euros. La sede social, mientras, está en Barcelona, en una zona céntrica y comercial. La familia de Ansu Fati es una piña y el futbolista vive con sus padres, hermanos y demás familiares en una casa en Sant Cugat del Vallés, a pocos kilómetros de la capital catalana.

La casa del jugador fue noticia hace poco por ser escenario de un robo. Unos desconocidos aprovecharon la ausencia de Ansu y entraron a robar en su casa, un suceso que se englobó dentro de una oleada de asaltos parecidos que sufrieron otros futbolistas. En la casa de Ansu viven todos, los seis hermanos Fati —alguno de los cuales también despunta con el balón— y otros familiares.

De Guinea a Sevilla

Nacido en Guinea Bissau, Ansu, su madre y sus hermanos se trasladaron a un pueblo de Sevilla cuando su padre se estableció y logró estabilidad. Había emigrado de África para cumplir sus sueños y es su hijo ahora quien lo ha logrado a lo grande. La familia lo es todo para este joven, quien por el momento no tiene pareja conocida.

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Lo contaba en un documental de Barça TV sobre La Masía: “La familia está muy unida y cuando uno sufre, todos sufren. Es mi mayor apoyo, sin ellos no sé qué haría, gracias a ellos soy quien soy hoy en día. Soy de Guinea Bissau y llegué a España con 7 años junto a todos mis hermanos. Mi padre trabajaba aquí y cuando tuvo la oportunidad de traernos, nos vinimos junto a mi madre y mis hermanos. Gracias a él puedo decir que cumplí mi sueño y la verdad es que le debo todo a mi padre y a mi madre”.

El islam en su vida

Los Fati son musulmanes practicantes, algo que el joven futbolista ha dejado claro en muchas ocasiones. La religión es para él algo fundamental y le ayuda a soportar la presión: “Me ayuda la fe, me pongo en la cabeza que he vivido cosas más difíciles que una lesión y al final esto son cosas que pasan. Mi padre sí tuvo que trabajar duro para que yo esté donde estoy, acabo de empezar y quiero ganar muchas cosas en este club. Mi familia es musulmana y creemos, siempre con trabajo y con la ayuda de Dios, todo es posible. En mis lesiones he rezado mucho. Pido salud para mi familia, lo último que pido es para mí”.

Hace pocas semanas, cuando Luis Enrique anunció que convocaba a Ansu para el Mundial, muchos se sorprendieron. Esa lesión de la que habla le ha pasado factura y ha estado un tiempo sin jugar. Cuando el joven supo de su clasificación, lo celebró con su familia, que bailaba al ritmo de música africana en el garaje de casa, abrazándose unos con otros. Y son muchos, muchísimos.

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El joven vive arropado por su familia, quienes le protegen o al menos lo intentan. Y él les responde con amor: “Soy cariñoso con mis padres, con toda la gente que me rodea y conoce. Una persona nunca debe cambiar, independientemente de lo que tenga o no tenga. Saber respetar para mí es lo fundamental, así como tener la humildad de querer trabajar y mejorar”.